Los meritorios tiran la puerta
El Villa de Leganés sirvió para que los menos habituales demostraran su hambre por gozar de más minutos. Destacaron Raba, Porozo, Franquesa, Miguel y Diego.
El Villa de Leganés cambió de fechas en este 2024 en el que, con el retorno a Primera División, el Leganés reorganizó su pretemporada para dejar fuera su propio torneo del calendario veraniego. A cambio, lo instaló a mitad de curso para, de casualidad, ofrecer a los meritorios y menos habituales de la pizarra de Borja Jiménez una ocasión de demostrar que merecen más minutos.
El típico tópico de los que derriban la puerta para reclamar atención se hizo, esta vez sí, carne en un duelo amistoso ante el Valladolid que ayer no sólo venció el Lega (3-1), sino también de manera individual varios de los que menos juegan en Liga. Porozo, Franquesa, Miguel de la Fuente, Miguel de la Fuente y, especialmente, Dani Raba dejaron sensaciones excelentes que alimentarán el debate de las rotaciones para el calendario inminente que tendrán los pepineros.
Raba todocampista y motivado
El que más agitó la bandera del protagonismo fue el mismo Dani Raba. Fue el mejor de un partido en el que dejó un gol de penalti y dos asistencias. La primera, de córner a Jorge Sáenz. La segunda, un balón filtrado por alto desde unos 20 metros que Diego García remató con habilidad por encima del portero. Pero su aportación ofensiva pudo ser mayor. Raba también estrelló un balón en el palo, obligó a André a dos buenos paradones y malgastó una vaselina sólo delante del arquero. Pudo haber marcado tres goles y haber dado cuatro asistencias.
En el verde y en los gestos se le notaba deseoso de mostrar sus virtudes. Tanto, que incluso tuvo que ser sustituido ya en el tramo final por una evidente fatiga producto de un esfuerzo continuado en todas las facetas. También en las defensivas, como en la presión o en la recuperación de balones en la medular.
Ahí, en la medular, ofreció también destellos de un recurso inesperado que bien podría servirle a él y a su entrenador en el futuro para darle más protagonismo. En la segunda mitad (también en tramos de la primera) el ‘10′ bajó a recibir en la medular para ser casi un medio centro más que, con su talento, repartió juego filtrado en un surtidor infinito de balones al hueco. Acostumbrado a ejercer de extremo, mediapunta o segundo delantero, esa opción casi pegado al doble pivote es una puerta abierta más a tener más oportunidades.
Porozo, el descubrimiento
Entre esos meritorios el otro nombre destacado fue Porozo. Este central ecuatoriano de aspecto infinito (mide 192 centímetros) no había tenido la ocasión todavía de jugar ni un minuto con el Leganés, bien fuera en partidos amistosos u oficiales. Había ganas de descubrirlo y la sensación que dejó fue positiva, con un incesante poder aéreo que, en ocasiones, contrastó con ciertos problemas para sacar la pelota jugada. Aún así, su velocidad y buena posición le permitió lucir con calidad, aunque también es cierto que el Valladolid no le exigió demasiado.
Los otros tres meritorios que destacaron, Franquesa, Diego y Miguel, ejercieron cada uno sus roles habituales ya el curso pasado, cuando fueron clave en el ascenso pepinero a Primera.
Franquesa, con altos vuelos desde el lateral y volcado constantemente en ataque. Diego, como referente ofensivo y buen complemento en ataque. También vio puerta y apoyó como pocos en la presión a la salida del balón rival. Miguel, aunque no mojó, dejó un repertorio de su habitual movilidad, caída a bandas, presión y ahínco que, combinado con el resto de sus compañeros, ayudó en este triunfo que demuestra la riqueza de una plantilla de agitada competencia.
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