“Los entrenadores no envejecemos”

En apenas dos intensos meses, Mendilibar salvó al Sevilla del abismo, ganó la Europa League y luego renovó su contrato un año más en el Sánchez-Pizjuán. Tras unos días de incertidumbre, el técnico vasco estampó su firma y un sevillismo que ya le idolatra respiraba aliviado.

¿Le llegaron muchas ofertas en esas horas/días que seguía libre de contrato?

No, ni quise saber. Normalmente a mi representante pocas veces le meto caña, incluso estando sin entrenar. Tampoco cuando las cosas me salen bien. Si dice que tengo un equipo en EE UU o Arabia, a lo mejor no me iría tan lejos. Soy tranquilo, igual por eso no salen cosas más grandes. Pero sólo hablé con el Sevilla.

Le renovó Monchi y ahora ha vuelto de vacaciones sin él. ¿Le ha disfrutado poco como director deportivo?

No he podido disfrutar a Monchi nada. Desde que llegué ya le veía agobiado, estaba jodido. Yo vine de nuevas, pero a la gente del club la veía mal, y a Monchi también.

¿Tan agobiado vio al Sevilla?

Sí. Pero de vez en cuando pasar momentos malos puede servir. Aquí han vivido 20 años de gloria y había gente que no conocía otra cosa, cuando ya en la historia anterior del Sevilla sí se habían conocido situaciones extremas. A veces es hasta bueno para que la gente valore lo que ha tenido.

¿Con Orta, qué tal?

Me fichó para el Valladolid cuando me echaron del Athletic, aunque es verdad que apenas coincidí con él. Firmé, me fui de vacaciones y durante ese tiempo Víctor se vino precisamente para el Sevilla. Y estando él en el Middlesbrough nos cedió a Kike García al Eibar.

¿Le ha dejado un marrón Monchi a Víctor?

Yo creo que no es ningún marrón. Lo veo igual que cuando llegué yo. Al final ganamos la Europa League en lo que parecía iba a ser una temporada horrible.

Hay gente que dice que hacen falta muchos cambios en el Sevilla. Pero usted dijo que era una gran plantilla, la mejor que había entrenado. ¿Sigue pensando igual?

Sí, sigo pensando que es una gran plantilla. Pero también que hay que arreglar el número de jugadores. Estamos entrenando con 29 tíos y faltan ocho que andan todavía danzando por ahí. Tienen que salir 10 al menos, más incluso si queremos traer fichajes. Pero estoy contento con nuestra calidad.

Overbooking, pues.

Pero esto es algo que ocurre en todos los equipos. No hay un duro en ningún sitio, están todos agobiados. ¿Sabe por qué es eso? Hoy en día no fichan para dos años si te cuesta 10 millones, porque entonces la amortización sería de cinco al año. Le firman por cinco y son dos millones al año. Pero no nos damos cuenta de que si en la tercera temporada no necesitamos a ese jugador, nos lo comemos. En fútbol, por mucho dinero que haya, nunca es suficiente, siempre se necesita más. Es una dinámica destructiva.

Deudas, Inteligencia Artificial, redes sociales... ¿se ha complicado el fútbol demasiado? ¿A usted qué le parecen los que hablan de ‘mediapuntizar’, ‘bloque medio’ o ‘jugadores de buen pie’?

En el fútbol cabe todo, pero que no nos excluyan a los que no hablamos así. Al final el vocabulario es lo de menos. Dentro de una plantilla de 29, como tengo ahora, hay varios jugadores inteligentísimos, otros normales, otros que no han sacado estudios... Y cuando hablas con ellos te tienen que entender todos. Yo tengo una maestría (la antigua FP2) y hay gente a la que escucho hablar de fútbol, pero a la que no entiendo. Me parece bien que la gente se exprese como quiera, pero las palabras no dan la verdad en este deporte.

¿Tiene la opinión de que todo debe ser más simple?

Yo no soy simple. Al jugador le cuesta entender lo que yo le pido porque quiero que piense en el campo. Todos esos que hablan de forma diferente dicen uno contra uno pero yo no quiero unos contra unos: yo quiero anticipar, entrever lo que puede pasar, adivinar la jugada... Ahora dicen jugadores con piernas a los fuertes físicamente y a los que son técnicamente buenos, que tienen buen pie. ¿Y el cojo, no tiene buen pie? Yo quiero gente lo más inteligente posible dentro del terreno de juego. Si encima de ser inteligentes miden 1,87 y le pegan bien con las dos piernas... Esos son los que llegan arriba, los buenos de verdad. Messi no sólo es técnicamente bueno: es el más listo de todos, para empezar.

Y tanto uso del Big Data, ¿qué le parece?

Los datos tienen que estar ahí para que nos ayuden, pero no pueden ser lo principal para firmar a un jugador. ¿Cuánta gente hemos tenido que ceder de esos a los que les han fichado con datos? A mí me gustan las sensaciones con las que me quedo en los partidos. Te dicen: “Este jugador ha hecho ocho sprints o ha saltado veces 10 de cabeza...?” Y yo respondo: ¿Pero ha corrido bien o mal? ¿Le ha dado el balón a su compañero? No me van a cambiar cómo soy.

Y para colmo, las redes sociales. Ya criticó lo que pasó con Nico Willams, que las tuvo que cerrar. ¿Son un problema para el fútbol?

No sólo para el fútbol, sino en general. Das una noticia, entran 50 tíos para hablar de ella y 45 hablan mal y sólo cinco bien. Cuando no eres partícipe de eso te ríes, pero cuando te toca por algún lado lo ve tu familia y sienta muy mal. Casi todo lo que se inventa para bien, lo usamos las personas para mal.

¿Cree que ha sido usted demasiado sincero y por eso le ha faltado Prensa para haber llegado antes a la máxima elite?

No creo. Llevo 20 años entrenando en Primera. Hay gente que va más arriba pero no hay tantos que entrenen cada año durante dos décadas. Ahora hemos ganado la Europa League, pero también sabemos que nos van a volver a juzgar por lo que hagamos a partir de ahora. Si empezamos mal esta temporada va a ocurrir al revés, porque el fútbol es así.

¿Piensa que ahora se mira con recelo a los mayores, a los más veteranos?

Puede ser. Amigos míos que dirigen alguna empresa te lo dicen también, que vienen los chavales jóvenes y dicen que saben más que ellos que llevan 40 años allí currando. Es mentira. Tendrán más estudios o más másters, pero de lo que pasa en esa empresa no saben más. En el fútbol pasa lo mismo.

Más sabe el Diablo por viejo que por Diablo.

Bueno, hace cinco años era el segundo técnico más veterano de Primera. Pero han venido Ancelotti, Aguirre o Quique Setién. Ahora me siento joven, porque ya soy el 5º o 6º más veterano. Aunque pienso que los entrenadores no envejecemos nunca, siempre cogemos la edad de los más jóvenes. Estás seis meses sin entrenar y echas de menos ese día a día junto a los chavales.