Los cinco partidos que marcaron el descenso del Pucela
El Real Valladolid no aprovechó los momentos durante la temporada y fue cavando su tumba hasta el partido ante el Getafe.
El Real Valladolid se quedó a un punto de la permanencia y el empate ante el Getafe le condenó a Segunda División, pero a lo largo de la temporada no estuvo muy afortunado en algunos encuentros, lo que llevó al desenlace final no deseado para los blanquivioletas. Estos son los cinco partidos que marcaron la caída al infierno de los pucelanos.
1. Real Valladolid-Cádiz (0-1). Los blanquivioletas llegaban a la sexta jornada en un buen momento de juego y dominaron el encuentro completamente, originando múltiples ocasiones, ante un Cádiz que hizo un partido muy flojo y no se acercó a la portería de Asenjo hasta que el palentino cometió un error grave en los últimos minutos del que se aprovechó Negredo para darle los tres puntos a los andaluces.
2. Athletic-Real Valladolid (3-0). Los pucelanos llegaban con 17 puntos al partido antes del parón por el Mundial y Pacheta decidió dar minutos a los menos habituales, lo que provocó un fiasco de partido que terminó con goleada pese a que no se pitó un penalti muy claro por mano de De Marcos. La primera crisis importante empezó en este encuentro.
3. Real Madrid-Real Valladolid (6-0). Los blanquivioletas en una segunda crisis de juego y resultados se presentaba en el Bernabéu, con Ronaldo en el palco, e hizo un ridículo espantoso no sólo por el resultado, sino también por el juego y la actitud, lo que terminó en la destitución de Pacheta en la jornada 27 con 28 puntos.
4. Valencia-Real Valladolid (2-1). Los blanquivioletas, con Pezzolano al mando, habían sumado siete puntos de nueve y empezaron ganando en Mestalla, pero entonces Masip cometió un error impropio de un portero de Primera División y ahí empezó la debacle de cinco encuentros consecutivos perdidos que acabó en el descenso. En este encuentro, además, se lesionó Amallah por el resto de la temporada, ausencia clave.
5. Real Valladolid-Getafe (0-0). Los pucelanos llegaban al último partido de liga dependiendo de sí mismo. Si los de Pezzolano ganaban se salvaban, pero pese a dominar el encuentro y disparar 14 veces, ninguno de los disparos fue entre los tres palos, en una clara metáfora de lo que fue la temporada donde marcó 33 goles en 38 encuentros.