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RAYO VALLECANO

Lola, la “mami” del rayismo

Sus tortillas y sus magdalenas son archiconocidas en Vallecas, tanto por la afición como por la plantilla. En el día del 99 aniversario del club repasa con AS sus mejores historias: “Lo más bonito que me da el Rayo es poder ayudar a quienes lo necesitan”.

Lola posa para AS.
Eduardo Candel ReviejoDIARIO AS

Huevos, patatas, aceite, sal... y cariño. Mucho cariño. Ese es el ingrediente secreto de las tortillas de Lola Barraza (Carcabuey, Córdoba, 26 de marzo de 1955), sin duda, las más famosas de Vallecas. No hay jugador del Rayo que no las haya probado. Ni aficionado que se precie que no haya oído hablar de ellas. Es más, ya han salido en prensa, radio y televisión. Sin embargo, Lola es mucho más. Es la que siempre está, en los entrenamientos, en los partidos, en los días del rayismo, viendo a la cantera o cuando tienes un problema. Ella es la “mami” de todos, como lo fue Prudencia Priego hace 99 años, cuando tal día como hoy, 29 de mayo, nacía la Agrupación Deportiva El Rayo. De ahí que AS haya querido celebrar el aniversario con esta vallecana de adopción, que encarna como nadie los valores del barrio y de la Franja.

Cuando vino a Madrid, primero vivió en la Calle Esparteros, al lado de la Puerta del Sol, y a la hora de elegir nuevo destino le tiró Vallecas. “Los pisos estaban más baratos en Coslada, pero ya sólo con oír el nombre me ponía de mal humor. Yo quería Vallecas. Cuando me casé con Antonio nos lo compramos aquí”, afirma. Y por el barrio se han quedado. Su casa, desde cuyas ventanas se ve el Cerro del Tío Pío, rezuma rayismo por cada rincón. Al paragüero lo abraza una bufanda, entre los imanes de la nevera está un muñeco de futbolín, un cartel de ‘Vallecas nación, Rayo Selección’ y una foto de la exfranjirroja Jade Boho. “Cuando la vio me preguntó si no tenía otra más bonita (risas). Le pedí una y está prometida. No olvido un detalle que tuvo conmigo. Cuando empezó Antonio con la enfermedad nos la encontramos, que estaba jugando en el Madrid CFF, y se ofreció a acompañarnos donde hiciera falta. ‘Lo dejo todo y me voy contigo”. Esas fueron sus palabras, recuerda Lola emocionada.

“En Rusia se pensaron que yo era la presidenta y me dijo Teresa: ‘Si yo no estoy, lo eres tú”

EL FEMENINO POR EUROPA

El Femenino siempre ha sido su debilidad. “Fuimos un día a ver al Rayo B y cuando terminó se marchó todo el mundo. Y dije, qué pasa. Pues las chicas jugaban mejor que los chicos. Ellas son las que más alegrías me han dado”. Lola fue partícipe de su época dorada, la que se construyó con una Copa de la Reina, tres Superligas consecutivas y su participación en Champions. ¿Lo mejor? “Que nos queríamos todas con pasión”, dice sin titubear un instante. Viajó dentro y fuera de nuestras fronteras, se juntaba con la madre de Natalia Pablos, la de Pili, las hermanas de Vanesa Gimbert, los familiares de la Burgos (Sonia Vesga)... De ahí que se agolpen las anécdotas. “Estuvimos en Rusia. Nos enseñaron las instalaciones, nos invitaron a café... ¡Menuda amabilidad! Y cuando voy a poner la pancarta me comentan, ‘No, señora presidenta, usted no, lo hacemos nosotros’. Dije, ‘Uyy, no, yo no soy la presidenta. Ella se ha quedado en Madrid’. Luego se lo conté a Teresa Rivero y me respondió: ‘Lola, si yo no estoy, la presidenta eres tú”, ríe, antes de pedirle a Antonio que se tape los oídos: “En Huelva me ligué a uno que me regaló una caja de fresas (risas), pero no pasó nada, ni me quedé con la caja”.

Con sus niñas mantiene el contacto porque son familia. “¡Willy (Ana Romero) me ha invitado a su boda! Recuerdo que, cuando operaron a mi hija Gema, Pili estaba estudiando Medicina en el Marañón. Pues estuvo en la intervención, así que ahora me voy a las manifestaciones por acompañarla”, explica Lola, que siempre ha luchado por el Rayo Femenino, contra viento y marea. “Vi a Errejón en la Feria de la Cerveza y le dije que tenía que defender a las mujeres, que nadie iba a ver al Femenino y se pasó por la Ciudad Deportiva. Le hice una tortilla y todo”. Ahora, con Santiso en el banquillo, siente que ese vínculo se ha roto. “Me ha costado llorar no ir, pero no puedo hacerlo mientras esté este señor”, zanja Lola con dolor.

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Eduardo Candel ReviejoDIARIO AS

De hecho, entre sus bienes más preciados está la camiseta con la que Natalia, su Nata, disputó su último partido. “Esa no la doy ni por todo el oro del mundo”, advierte Lola, que tiene más de 50 en total. “La primera me la dio Javi Muñoz en Segunda B, tengo otra de Falcón...”, muestra en la habitación de uno de sus hijos. Gema, Jose y Ángel fueron los primeros rayistas de la casa, iban desde bien pequeños con un vecino. Después se enganchó Antonio y luego, Lola. De eso hace más de veinte años. “Cuando trabajaba en Danone éramos un grupo de amigos. Unos eran del Madrid y otros del Atleti, así que íbamos una semana a cada uno. Cuando tuve hijos me dijeron: ‘Mamá, que somos de Vallecas, al Rayo’. Pues al Rayo. Pasé de no conocerlo a amarlo”, desvela. Por ellos, por sus hijos, se cambió al Fondo y allí todos la conocen. Reparte caramelos, consejos y rayismo. No deja que nadie insulte al árbitro ni al rival. “Yo soy vallecana y eso no nos representa”.

Lola es divertida, generosa, cariñosa, luchadora... y se hace querer. De ahí que muchos de los objetos franjirrojos que posee sean regalos, algunos muy especiales. “Este broche con el escudo me lo hizo Adrián y me dio también un poema en el que me agradecía haberle enseñado a andar en la vida y el rayismo. Cuando lo conocí de niño le daba miedo caminar porque se había caído, le até con una bufanda y en cuanto dio cuatro pasos se le pasó. El balón antiguo del salón me lo dio Nacho. Esta taza es de Rubén, un chico que falleció en un accidente”, esgrime mientras los acaricia con especial mimo. Ella lo tiene claro. “Lo más bonito que me ha dado el Rayo es poder ayudar a personas que lo necesitaban”, advierte Lola, que es patrimonio de la Franja. Ella ha estado en la Peña Atocha, la 20 de abril, Planeta Rayista y ahora en la Peña Piti.

“El ‘Trío La La La’ éramos Manucho, Bebé y yo. Nos queremos mucho. Me llaman mami”

COMPLICIDAD

Lo que diferencia al Rayo de otros clubes es la relación entre los jugadores y la afición. “Somos familia”, puntualiza. Por eso, todos han probado sus tortillas. “Las hacía ya cuando el Femenino jugaba en La Torre. El año pasado tuvimos una mala racha y le dije a Iraola que si nos salvábamos hacíamos un piscolabis con tortilla y embutido. Así fue. Aunque la más grande creo que se la hice a Clavería, el capitán de aquel juvenil del doblete. En un partido contra el Madrid, en el que estaba sancionado, ejerció de recogepelotas y cuando se acercó uno del Madrid la tiró para otro lado. Le llamó hijo de puta y respondió ‘Ya lo sabía’ (risas). Fue un puntazo”, incide Lola, que este miércoles tiene un encargo, el de Saveljich. Marchando una sin cebolla para él. El central le ha prometido un mensaje de su hijo dándole las gracias y eso la prende de orgullo los ojos.

Las magdalenas llegaron bajo demanda. Se las pidieron Manucho y Bebé. “Éramos el Trío La La La. Nos queremos mucho. Me llaman mami”, relata. Es más, este domingo tras el triunfo contra el Villarreal, quedó con el angoleño para grabar un vídeo muy especial. “Es el cumpleaños de Jose, un niño muy fan de Manucho. Tanto que sus padres tuvieron que llamar Manu a su hermano”, apunta Lola, cuyos dulces también han encandilado al hijo de Álvaro García. Ella tiene varios ojitos derechos: Amaya, Llorens, Movilla... “¿Sabes quién es el jugador que dice ‘Amor’ de la forma más bonita? ¡El de la AFE! ¡Aganzo! Te echaba el brazo y te soltaba: ‘Hola, amor’. Yo le decía al Antonio, ‘¡Aprende!’”. Ambos se ríen cómplices antes de recordar míticos desplazamientos como los de Talavera, Benidorm... Mujeres como Prudencia Priego y Lola Barraza han hecho del Rayo un hogar casi centenario...