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VALENCIA

Llueve sobre mojado en un Valencia que es colista

La crisis deportiva del Valencia, último con 6 puntos de 30, es consecuencia de un problema estructural y no coyuntural.

Llueve sobre mojado en un Valencia que es colista
David González

Rubén Baraja mantiene su crédito en Valencia. La leyenda continúa, al menos una semana más y se fijan los tres próximos partidos (Getafe, Real Madrid y Espanyol) como límite para espabilar. Ser colista en la jornada 10 tras firmar el peor inicio de Liga de la historia del club (6 puntos de 30) sigue sin verse como causa de despido. Ni en Singapur (Peter Lim o Kiat Lim) se bajó ayer el pulgar ni en las oficinas de Valencia tienen intención de llamar para proponerlo. El técnico mantiene la confianza de los gestores del club, es decir, lo que transmiten Javier Solís, director corporativo, y Miguel Ángel Corona, director deportivo, a la presidenta Layhoon Chan es que Baraja ni es el único culpable del descalabro deportivo ni es el problema del mismo sino la solución. Su finiquito (algo más de 5 millones) y su condición de ‘escudo’ también influyen. Aún así, sienten que mantiene la confianza del vestuario y la realidad es que son otros factores los que han llevado al Valencia a ser un aspirante al descenso, un club que transita por los peores años de su vida, más convulsos incluso que cuando descendió en 1986.

Mestalla es un polvorín

La fidelidad de la afición está fuera de dudas (42.800 espectadores de media en casa; agotadas sus localidades en sus cinco desplazamientos), pero también lo está su hastío y su frustración. Las protestas de “Lim Go Home” no cesan, aunque nadie con posibles en Valencia pone el dinero necesario para convencerle de que venda. Al aficionado mundano solo le interesa saber cuándo se va a ir Lim, sin importarle hoy quién vendría después. Hay hartazgo con todo lo relativo al Nuevo Mestalla y el Viejo cada vez da más pena; los políticos hacen populismo a la sombra del fútbol y hay lobbies que solo marean. El Valencia CF es un saco de boxeo al que todos le pegan, los de dentro y los de fuera. Y la crisis de resultados, nada casual sino consecuencia de muchos factores, hace que la ira haya empezado también a caer sobre los jugadores. La sintieron en Leganés, donde les increparon en el autobús, y más aún tras Las Palmas, con cargas policiales, un contendor quemado y un detenido. Baraja se lo reprochó al respetable, entiende que ese no es el camino. Sus palabras no han sentado bien en la afición, al menos aquella activa en redes, que no es toda pero sí ruidosa. Su frase de “lo más importante es apoyar al equipo” la entienden como que se alinea con la propiedad. Nada más lejos de su intención. Baraja ve que a sus chavales no sienten las piernas cuando Mestalla les abronca y que son ellos los únicos que hoy pueden sacar al Valencia de dónde está.

Aficionados del Valencia, el pasado lunes, protestan tras la derrota ante Las Palmas.
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Aficionados del Valencia, el pasado lunes, protestan tras la derrota ante Las Palmas.David González

El ‘caso Rafa Mir’

El vestuario rompió su armonía por la noche de farra de Rafa Mir. Proceso judicial al margen por un presunto delito sexual, su conducta provocó que se mirada hacia las salidas nocturnas del resto, generando malestar entre ellos. Sin embargo, no todos los jugadores compartieron la crítica pública de Pepelu al delantero (“Es una falta de respeto al club y a la afición”, dijo). El caso Mir, a su vez, mermó el hasta ese instante intacto crédito de Baraja, que se sentía defraudado por un Mir por el que tanto había apostado durante tres mercados.

Rafa Mir observa desde el palco de Mestalla un partido del Valencia.
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Rafa Mir observa desde el palco de Mestalla un partido del Valencia.David González

Planificación

Llueve sobre mojado con Peter Lim, que no pisa Valencia desde 2019, y cada ventana de fichajes es una mirada al abismo. Su política es un baremo de su mediocridad: 1,35 millones ha gastado este año (solo supera al Rayo) y la forma de trabajar es incoherente con el pulso del negocio del fútbol, con fiascos como el de Carlos Vicente, un fichaje que se diluyó por 600.000 euros, o los que se quedan por el camino, como el de Bryan Zaragoza, por esa eterna espera hasta recibir el OK de Singapur tras el mínimo cambio de condiciones. Y así, cuando el verano es época de generar ilusión, lo que se potencia en Valencia es hastío. Baraja, todo sea dicho, pidió cuando renovó hasta 2026 que no le desmantelaran el equipo y en eso le han cumplido. Hasta Mamardashvili (traspasado al Liverpool) sigue cedido. Pero el Valencia, que estaba en disposición de dar un pasito al frente con ponerle azúcar al pastel de La Quinta del Pipo, se reforzó con tres jugadores de Segunda (Dani Gómez, Caufriez y Valera), un portero que es suplente (Dimitrievski), un Enzo Barrenechea que tuvieron a bien prestarle Monchi y Damià Vidagany (Aston Villa), un Rafa Mir que la ha liado y no se le espera en rato y Luis Rioja, el único que está sumando entre tanto jovenzuelo.

Rendimiento

No todo son problemas exclusivos de Peter Lim, que suele ser la sempiterna coartada de muchos y de la que siempre ha renunciado Baraja. También hay problemas futbolísticos, de rendimiento. Thierry, Mosquera, Pepelu, Guerra, Diego López, Almeida... están lejos del nivel que han dado. Otros como Canós o Guillamón hace tiempo que no están, mientras que pilares como Hugo Duro, Gayà o Fran Pérez han estado más tiempo en la enfermería que en el césped (sin contar a Diakhaby). Y de los fichajes ya se ha hablado. Al Valencia le falta talento ofensivo (7 goles en 70 disparos a portería, solo Espanyol y Leganés han rematado menos) y contundencia en defensa (16 encajados). Baraja está teniendo y de ahí que cambiara de sistema. Pero, más allá de dibujos, el Valencia solo tiene un plan de juego: presionar y correr, sin apenas pasar el balón por sus centrocampistas. Uno de los debes de Baraja es no sacarle rendimiento a Javi Guerra. El equipo, en general, es un mar de dudas al mínimo traspiés y con las piernas atenazadas. “No sabemos cerrar los partidos”, criticó Gayà. El Valencia se ha adelantado en el marcador en cinco partidos y solo ganó uno (Girona), siendo el equipo de la Liga que menos minutos ha ido con ventaja (97 de 900), encajando 5 de los 16 goles al filo del descanso.

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