Lino: “Empecé muy tarde en el fútbol, tenía que trabajar más”
El brasileño atiende a AS tras regresar de su lesión con dos goles. Si la salida de Carrasco se presentaba como un drama, entre Lino y Riquelme la han solventado.
Firmado en el verano de 2022 por el Atlético, Samuel Lino (23-12-1999, Santo André, Brasil) salió cedido al Valencia sin llegar a debutar. Este curso, sin embargo, es todo distinto: Simeone imploró que no le vendieran. Y el brasileño ha respondido incendiando la hierba, con regates, goles y asistencias. Dos meses y ya se le adora. El vestuario, la grada, su entrenador. Es tremendamente maduro. Quizá, porque desde niño supo lo que valen las cosas. Se lo enseñaron sus padres. Vania y Euvaldo. Se emociona profundo cuando salen sus nombres en su entrevista con AS. Es su momento y no piensa dejarlo escapar.
Su historia comienza en São Bernardo, una favela de Brasil.
Sí. Aunque la casa de mi madre estaba en la primera calle fuera de la comunidad de favelas, yo vivía ahí. Mi tía, mis primos son de ahí. Mi padre vivía ahí. Mi vida toda fue ahí. En las calles de São Bernardo es donde crecí, hice muchos amigos y de donde salí.
¿Cómo fue su primer balón?
Era de esos muy flojos. Que le dabas un tiro y el balón estaba roto (ríe). Pero de eso hace mucho tiempo. Desde pequeño tuve mucha relación con el balón. De calcetines y todo.
¿Sí?
Sí, sí. Muchos eran así.
¿Su regate es ADN del fútbol que jugaba en la calle?
Sí, creo que sí. Como del fútbol sala, donde aprendí mucho.
Se le nota lo del fútbol sala. A la hora de pisar el balón y de jugar con la izquierda.
Sí, sí (sonríe). Estuve un año jugando y me ayudó mucho cuando salté al campo (fútbol 11). Había pocos espacios y tenía que lograr lo imprevisto a base de regates. Muchos de los regates de ahora me salen de cuando jugaba al fútbol sala.
¿Cuántos años tenía?
Desde los 15 o 16 años jugaba en los campos de mi ciudad, con chicos mayores, de 25 y 27. A mí no me importaba.
Se aprende más…
(Sonríe) Sí, van más fuerte y duro, así se gana más fuerza.
Llegó al São Bernardo tarde.
Mucho. A los 16 jugaba a fútbol sala pero también en los campos de mi ciudad, en amateurs. El fútbol sala era como más profesional, importante, con chicos de mi edad, 16 y 17 años. Me quedé aquel año y fue después cuando surgió jugar en el equipo de mi ciudad, el São Bernardo.
Y tuvo que elegir...
O fútbol sala o seguir en el campo. Y yo elegí lo segundo, era mi sueño. Había crecido viendo a todos los futbolista en la tele. Me motivaba más.
Usted tenía tres años cuando Brasil ganó el último Mundial, el de Corea y Japón en 2002.
Sí. Iba a hacer tres. Mi cumpleaños es el 23 de diciembre.
¿Sus ídolos?
Ronaldo. El Fenómeno, es imposible de comparar con otro. Es mi ídolo desde pequeño. Siempre he admirado sus regates, su estilo de juego, todo.
“Ronaldo, el Fenómeno, es mi ídolo desde pequeño, es imposible de comparar con otro”
¿Recuerda verle en la tele?
Muy poco… Cuando Ronaldo triunfaba, yo era muy joven y estaba en la calle, jugando con mis amigos (sonríe)… Pero cuando iba a casa, veía mucho Youtube. Sus partidos, regates. Y de Ronaldinho. Me encantaban. Me gusta mirar para inspirarme. Absorberlo para mi futbol, mi juego.
¿De qué jugaba usted?
Ahí no tenía posición (ríe). Jugaba de todo. Pero siempre en ataque. De delantero, extremo, medio. De todo. Pero sin nociones tácticas. Hoy es mucha táctica, pero yo estaba ahí por amor al fútbol, por jugarlo.
Parece que los pocos regateadores que quedan se concentran en Brasil.
Sí, Brasil tiene muchos regateadores buenos, de mucha calidad. La selección brasileña está bien servida con Vinicius, Rodrygo, Antony, Pepé, del Oporto, aquí está haciendo una gran temporada Savinho. Yo veo partidos de Vinicius, de Rodrygo... también los del Oporto para ver a Pepé, que yo he jugado en Portugal. También veo de Antony en el United, que me gusta ver la Premier League y es una inspiración que trato de absorber para mi fútbol y mi juego.
Tras el São Bernardo tuvo una prueba con el Flamengo…
Sí, estuve en la cantera un año, en el Sub-20. Pero las cosas no fueron bien. Son cosas de fútbol y ya se pasó. Fue un año de mucho aprendizaje.
¿Ahí le pusieron de extremo?
Ahí empecé. Cuando fui a São Bernardo, ya entendía que jugaba de extremo, que me gustaba jugar por la izquierda. Y, luego, cuando fui al Flamengo ya tenía una posición fija y jugaba ahí de extremo.
“Yo jugaba de todo, no tenía nociones tácticas, estaba ahí por amor al fútbol”
También probó con el Corinthians pero tampoco salió…
Sí. Después del Flamengo yo volví al São Bernardo porque estaba cedido. Ya fue un año de profesional y después no tenía más partidos, porque estábamos en divisiones bajas. Entonces tuve una propuesta de Corinthias que acabó por no salir porque no fuimos recibidos con la forma que queríamos del todo. No me sentí bien. Ni yo ni mi representante. Sentí en mi corazón que no debía seguir este camino, que este debía ser otro. Cuando las cosas no empiezan bien no van a acabar bien. Entonces pensé: ‘No vamos a fichar aquí. Vamos a volver a casa y esperamos’.
Y llegó la oferta de Portugal.
Mi representante me dijo: ‘Espera cuatro meses que voy a traerte una propuesta de Portugal y te vas a ir allí’. Y dejé pasar la propuesta de Corinthians, que era el club del que soy aficionado, que fue muy difícil, pero yo dije: ‘Vale’. Yo creo en Dios. Volví a la cantera de São Bernardo para un campeonato y luego llegó la propuesta del Gil Vicente. Mi representante me dijo: ‘Mira, tengo este equipo. Van a montarlo nuevo, totalmente’. Y yo: ‘Vale, vamos y cuando llegue allí vamos a ver lo que ocurre, espero que lo pasemos bien’.
“Dejé pasar la propuesta de Corinthians, del que soy aficionado. No fuimos recibidos de la forma que queríamos”
Fue la primera vez que cogió un vuelo interoceánico…
Sí, la primera. ¡La tercera vez que me subía a un avión!
¿Y qué importante fue en ese camino su madre, Vania?
Ella siempre fue muy dura conmigo y mi hermano. Mi padre y mi madre no están juntos. Cuando yo tenía nueve años cada uno siguió un camino diferente pero ella fue muy importante en mi crianza. Como mi padre, Euvaldo. Él era quien me llevaba a jugar a fútbol sala. Los partidos eran muy lejos de mi casa y era el único que tenía coche. Hacía un esfuerzo muy grande.
¿De qué trabajaba él?
Mi padre era motorista. Llegaba de su trabajo tarde y me llevaba a entrenar. Como yo tenía 15 o 16 años, mis padres tenían miedo y siempre me llevaban.
¿Y su madre?
Mi madre doblaba turnos en el hospital para darnos una vida buena a mi hermano y a mí. Todo lo que necesitábamos y pedíamos. Eso me emociona mucho (silencio, ojos acuosos), me ha hecho pelear mucho para llegar. Es un ejemplo de cómo trabajar para conseguir las cosas. Gracias a ella supe que no sería fácil para mí. Como empecé muy tarde a jugar al fútbol, sentí que tuve que trabajar mucho más que los demás para llegar. Y la educación de mi madre para mí y mi hermano fue crucial para estar aquí hoy. Me decía: ‘No vas a salir a jugar al fútbol hasta que no acabes de estudiar’.
Y le hacía caso.
Fue muy importante escuchar siempre a mi madre. Recuerdo una vez que no tenía forma de ir a hacer una prueba de fútbol en un equipo y ella consiguió juntar las monedas para pagarme a mí y mis amigos para ir, porque mis amigos tampoco tenían dinero. Fue muy emocionante y demuestra todo lo que me apoyaron para que yo pudiera estar aquí.
¿Qué pensó cuando le llamó el Atlético?
¡No me creí que fuese verdad! Era mi tercer año en el Gil Vicente, que fue de explosión máxima. Todo el equipo estaba jugando muy bien, fue todo perfecto, un año brutal para mí.
¿Cómo se lo dijeron?
Tenía propuestas de varios equipos, pero mis representantes me pidieron calma y no elegimos ninguna. Recuerdo una semana muy intensa. Con ofertas, equipos, posibilidades de salir… Y luego otra sin nada. Ni una noticia. Ni una propuesta. Nada. Y en los últimos días me dice mi representante: ‘El Atlético de Madrid ha llamado’. Yo no me lo creía. Es un gran club, estoy muy contento de estar aquí. Cuando se lo conté a mi novia, ella tampoco. ‘Te estás quedando conmigo’, me dijo. Y yo: ‘Que te estoy diciendo la verdad’ (risas) Fue muy ilusionante cuando vi que todo era verdad.
Simeone dice que ya en el Gil Vicente se le veían cualidades para ser carrilero.
Sí, en el último año había jugado alguna vez en la línea de cinco. Me generaba un poquito de dificultad, pero con tiempo puedo ir mejorando, ya sabía de antes.
Cuando este verano volvió se encontró con Carrasco y Riquelme. ¿Pensó en salir?
No, yo solo pensé en estar aquí. En disfrutar del momento, sin pensar en qué podía pasar después. Sabía que estaba Yannick, que volvía Roro, pero solo pensé en trabajar y hacer mi función. Con la cabeza tranquila y sin presionarme sobre si iba a salir o quedarme. Lo que tenga que pasar será lo que dictamine el destino.
Simeone dijo que le pidió a Miguel Ángel Gil que no les dejase salir ni a Roro ni a usted.
Me ha dado una confianza muy grande. Cree en nuestro trabajo. En el mío y el de Roro. Esa confianza es buena, nos sentimos bien y eso nos da un plus en todos los partidos.
“Simeone cree en nuestro trabajo, en el mío y en el de Riquelme”
El vestuario muestra mucha ambición.
Al jugar en un gran equipo como el Atlético se piensa en grande. Pero partido a partido. No podemos dar un paso largo y precipitarnos. La Liga es muy difícil, el otro día contra Las Palmas tuvimos mucha dificultad.
Pero De Paul le escribió a Griezmann: “Tenemos un plan”.
(Risas) Eso lo dejo para final de temporada (risas).
Son un equipo muy ofensivo.
Sí, el míster cambió un poco la forma de jugar para favorecer las cualidades de los futbolistas. Queremos tener el balón, atacar, pero también tenemos que defender. Trabajamos para definir bien las jugadas. Los rivales nos lo ponen difícil, pero tenemos un sistema muy fuerte y buenas sensaciones.
En su gol contra el Celtic se besó el escudo.
Me siento un colchonero ya. Estoy muy contento y feliz aquí, es un gran club y una gran afición. Es increíble.
“Me siento un colchonero ya, es un gran club y una gran afición”
¿Cree que en premios individuales como el Balón de Oro se valora como se merece a Griezmann?
Merecía más (sonríe). Antoine es increíble, una gran persona, un chico grandioso. Siempre se lleva bien con todos, con los nuevos como Galán, Riquelme o yo siempre habla bien y se acerca para darnos confianza. Es una gran persona y está demostrando su calidad y desempeño. Es un gran ejemplo para todos.
Usted tenía gran relación con João Félix.
Sí, pero él sintió que necesitaba cambiar. Está en el Barcelona, quiso seguir un camino distinto, y le deseo toda la suerte del mundo. Me llevaba muy bien con él, me gusta mucho su persona, es increíble.
“João Félix sintió que necesitaba cambiar, seguir un camino distinto”
Baraja y Simeone decían que tenía que mejorar la definición.
Es verdad, yo también me hago cargo mucho en eso. Es un detalle que necesitaba mejorar y necesito continuar trabajando para mejorarlo en cada partido.
Ha vuelto de su lesión de la rodilla marcando y asistiendo.
(Risas) Con la lesión estuve tranquilo, con la cabeza bien, son cosas que pasan en el fútbol, pero pensé en no comerme la cabeza, estar tranquilo y volver lo más rápido posible. Las cosas me están saliendo bien, como estaban saliendo antes de la lesión y tengo que continuar trabajando, porque las cosas están saliendo, el equipo está funcionando y esto ayuda mucho. Hay que trabajar en esta semana de parón, tengo que trabajar en la definición y seguir.
¿Espera recibir la llamada de Brasil próximamente?
Es un sueño. Trabajo mucho para estar ahí. Continuaré esforzándome, porque mi momento va a llegar. Me siento con confianza en lo que estoy haciendo y quiero seguir así para poder llegar a ese sueño. Solo así, jugando, haciendo goles, sumando cosas buenas en el campo...
Simeone dice que le ve jugando de interno en el medio para alinearle junto a Riquelme.
No sé, yo he jugado ahí alguna vez en el Valencia. Pero eso lo dejo para el míster, que decida él. Creo que nosotros podemos jugar bien ahí y estaremos contentos y felices si vemos que podemos aportar también en otras posiciones.
¿Tomó nota de Carrasco antes de que se marchase?
Sí. Cuando estuve con él me fijaba mucho en cómo defendía, porque se esforzaba mucho, lo hacía muy bien y trabajaba en los dos lados. También en los detalles, los perfiles y eso me ayudó mucho. También cuando hacíamos los ejercicios juntos, me aconsejaba, ‘Perfílate así, ponte así’, para no tener dificultad. Son cosas que sumé.
“Carrasco me aconsejaba: ‘Perfílate así, ponte así', lo sumé a mi juego”
Usted vivió el momento en el que hubo gestos racistas hacia Vinicius en Mestalla.
Fue un momento muy difícil, porque no apoyamos a nada que tenga que ver con el racismo. Fue algo que nos deja muy triste, el racismo no deja a nadie contento. Pero es un caso que ya pasó, creo que se solucionaron las cosas y espero que no ocurra más eso en el fútbol, porque todos somos iguales. No tenemos que diferenciarnos por el color de piel ni por nada, tenemos que sentirnos iguales, somos personas iguales, eso no nos lleva a nada, solo a peleas y enfrentamientos. El fútbol no necesita eso, necesita amor, alegría, felicidad y el balón dentro de la portería.
Y regates.
Sí, y regates, claro. Siempre.
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