Las últimas horas del mercado de invierno del Valencia

En el despacho de la dirección deportiva del Valencia se vivieron ayer horas más tensas de lo que en principio parecía. Desde primer hora de la mañana, el club trataba de cerrar dos operaciones. La de Iván Jaime ya apalabrada, con el jugador volando hacia Valencia; y la de Dani Gómez, que en principio era la más complicada ya que estaban en liza tres clubes: Valencia, Levante y Zaragoza.

Sin la salida de Dani Gómez, ni de ningún otro jugador, no había espacio (ni ok de Lim) para más incorporaciones. Y el pacto para el traspaso del delantero al club aragonés se demoró hasta las 22:00 horas aproximadamente, lo que imposibilitó cualquier tipo de negociación para la llegada de cualquier otro futbolista al Valencia. Desde la dirección deportiva, además, según ha comentado Corona en rueda de prensa, “no había nada en el mercado que nos pudiera mejorar la plantilla”.

Pero sí que hubo llamadas del exterior interesándose por futbolistas del Valencia. El Oporto había vendido por 60 millones al exvalencianista Nico González al Manchester City y tenía dinero fresco para reforzarse. En el primer que se fijó fue en Javi Guerra. Pero pronto tanto el Valencia como el propio jugador no dieron lugar a la especulación. Ni el Valencia quería vender en enero a uno de sus futbolistas franquicias ni el jugador quería irse del Valencia a mitad de temporada al Oporto.

Entonces, a media tarde, llegó otra llamada al móvil de Corona. Los agentes de Almeida le trasladaban la posibilidad de vender al futbolista al Oporto e incluso le comentaron la cantidad que estaría dispuesto a ofrecer el conjunto portista al Valencia: unos 10 millones de euros. La cosa no se zanjó tan fácilmente como con Guerra. Almeida sí estaba interesado en la operación. Para un portugués que le llame el Oporto no es cualquier cosa. El Valencia, con Lim ya casi cerrando el día en Singapur, tampoco dio opción. Pese al interés del Oporto, de los agentes y del futbolista, se decidió que no se contemplaba la oferta. El Oporto ni llegó a llamar porque los agentes del futbolistas le trasladaron al club portugués la negativa del Valencia a negociar.

Pasaban las horas y parecía que todo iba a quedar ahí. Pero sobre las 22:30 horas le entró una nueva llamada a Corona. La Fiorentina quería llevarse, en calidad de cedido, a Rafa Mir. Ahí, el club valencianista le podría interesar la operación para liberar hueco salarial pero la operación, por tiempo material, era imposible de cuadrarse. Se trataba de dar la baja en el Valencia, dar de alta al jugador en el Sevilla y de ahí formalizar la cesión a la Fiorentina. Y ninguno de los contendientes en la operación quería quedarse colgado si no llegaba a llevarse a cabo. Así se decidió que Rafa Mir seguiría en el Valencia hasta final de temporada. Sobre las 23:15 horas se apagaron las luces en los despachos de Paterna y Corona y sus ayudantes salían en sus coches hacia sus domicilios con el mercado ya cerrado.

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