Las razones de Morata para irse del Atleti
“Cuando estás en un sitio que, por varios motivos no puedes dar el cien, es mejor irse”, decía a AS tras despedirse del plantel. Unos motivos deportivos y psicológicos.
“Cuando estás en un sitio que, por varios motivos, no puedes dar el cien por cien, la mejor opción es irse”. Así, con estas palabras, resumía Álvaro Morata ante AS y la Cope, este martes por la tarde en Los Ángeles de San Rafael, el por qué de su decisión de poner fin a su etapa como rojiblanco y poner rumbo al Milan. Lo hacía aún afónico, tras la celebración con España del título de campeones de Europa, y el corazón encogido tras las últimas charlas que había tenido en el hotel de concentración del Atlético en su semana de estadía en la urbanización segoviana.
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Habían sido con el Cholo, con quien tuvo una charla particular, y con Koke, el capitán, al que le une una profunda amistad. Hubo muchos agradecimientos mutuos, cariño y respeto para la decisión de un compañero que siempre ha mostrado nobleza y compromiso. Pero ya no podía más. Morata necesitaba volver a empezar y hacerlo fuera de España. Esos motivos que aducía tienen doble raíz: por un lado lo deportivo, por otro, lo psicológico.
En lo deportivo, el delantero, que finalizó la temporada 23-24 con 21 tantos, la mejor marca de su carrera, lo hacía sin embargo desde el banquillo. El reparto de los goles había sido desigual: de agosto a diciembre casi todos (19) y de enero a mayo, casi ninguno (dos). Algo que le costó la titularidad. Correa, que había estado a punto de irse a Arabia en verano y en enero y esa posibilidad le mantuvo con la cabeza fuera gran parte de la temporada, acabaría siendo el titular, como en la 22-23 que Memphis, a pesar de su irregularidad y no aguantar sin romperse más de tres partidos, parecía siempre por delante de Morata en los planes del Cholo.
El error en un mano a mano en el inicio de la vuelta de los cuartos de la Champions, en los que el Atleti acabaría siendo eliminado, en Dortmund influyó. El delantero se hundió. El cambio al descanso del Cholo hizo un cloc en su cabeza. Algo se había roto. Y esta vez para siempre.
En Italia, además, Morata siempre se ha sentido respetado por un estamento, el arbitral, que en España no: fueron numerosas las veces que cayó en el área con la rojiblanca en claro penalti para escuchar un fútbol, sigan, sigan. Algo que le ofuscaba y minaba. La desesperación. Y gotita a gotita se iba llenando el vaso. El ánimo. La necesidad de cambiar y volver a empezar.
La importancia de la cabeza
Y es que lo psicológico también ha influido mucho en la decisión que ha tomado. Las críticas en redes sociales. Las mofas constantes cuando erraba. La sensación de que, hiciera lo que hiciera, se lo tomaban como un meme. Y, lo peor, cuando esos insultos saltaban de las redes sociales a la vida real, acompañado de sus hijos. Como si al mundo se le hubiera olvidado que Álvaro Morata juega a fútbol pero sobre todo es persona. Una persona que siente, a la que le duelen las cosas.
Cosas en las antípodas de su propia personalidad: el delantero es uno de los tipos más humanos y cercanos que jamás ha pisado un vestuario. Siempre pendiente de los jóvenes, siempre dispuesto a ayudar, a sumar. La lluvia se hacía insoportable. Día a día, partido a partido, hasta ahogar la cabeza e impedirle, como dijo, dar lo mejor de sí, su “cien por cien”. Sentía, además, que el título de la Eurocopa era como cumplir, en parte, ese sueño que le faltaba y le ataba a Madrid: ganar con el Atleti. Lo hizo en Alemania con el escudo del club en las espinilleras y el rojiblanco en el contrato y el corazón.
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