Las Palmas aplana su cuesta de enero
A pesar de lo complicado del inicio del año, los amarillos acrecientan su distancia con el descenso.
Arrancaba Las Palmas el mes de enero con el regusto todavía que dejaba dos amargores finales encadenados, ante el Cádiz y el Athletic Club. Partidos en los que a los amarillos se le escapaban de su cuenta corriente cuatro puntos que hubiera llenado más si cabe la cartera antes de afrontar un enero que se antojaba tan exigente como desafiante.
El propio capitán de facto, Kirian Rodríguez, avisaba de lo que estaba por llegar en la previa contra los cadistas. Además, el entrenador de la Unión Deportiva ahonda siempre que puede en el mensaje de exprimir los momentos dulces. Así que dentro del presupuesto anual de la Unión Deportiva este enero no era época de grandes ingresos. Recibía al Barcelona y al Madrid, además de un Villarreal que parecía enderezar el rumbo con Marcelino. Además debía visitar Vallecas. Un lugar inhóspito, la Comunidad de Madrid, en la que no ganaba en Primera desde la época de Tonono y Guedes, más de cincuenta años.
Todo ello aderezado con la perturbaciones de al menos un encuentro copero —contra el máximo rival con el desgaste emocional que conlleva— y que a saber hasta dónde podían haber llegado en la competición del KO los grancanarios. Aunque al final, no fueron más allá del minuto 20.
Así pues comenzaba el año. Cerca estuvo de dar la sorpresa ante el Barcelona porque se adelantaron en el marcador, porque aguantaron a los de Xavi casi noventa minutos, y porque hasta ese momento los de García Pimienta habían puntuado siempre que habían marcado. Pero llegó el penalti de Sinkgraven y el punto con el que no se contaba, finalmente no pasó al inventario insular.
En ese momento, eran tres los partidos sin sumar una victoria. Nada dramático. Pero un punto sobre nueve y recién empezaba enero. Así que se daba espacio para el incremento cierta incertidumbre, con las resonancias de aquellos recordatorios preventivos que podían sonar a profecía autocumplida. Bien es cierto que la posición clasificatoria dejaba margen a la derrota, pero ese pequeño, entrecomillas, bache ponía las orejas tiesas en la U.D. por el riesgo de una reducción del gran colchón que hasta este momento tenía con respecto a la zona de descenso.
De esta forma, se presentaba el encuentro ante el Villarreal y el del Rayo Vallecano. Dos partidos que probablemente pudieran marcar las próximas semanas insulares. De salir cruz se podría recibir al Real Madrid con una tendencia bajista, de salir cara se llegaba a la treintena de puntos y con el cacareado, y poco científico, listón de los 40 puntos a tres partidos en la jornada 21.
Y salió cara, y además no sólo eso, sino que no vivió en el alambre los últimos minutos, que sería lo habitual, como ocurrió ante el Alavés, Cádiz, Athletic Club o Barcelona. Y es que el 3-0 frente al Villarreal permitió el lujo asiático de que el Gran Canaria viviera el debut de Joaquín y el 0-2 en Vallecas dio espacio al enfriamiento final de un equipo, el franjirrojo, que rondaba el área de Valles con peligrosa insistencia para los intereses insulares.
Por tanto, esas dos victorias consecutivas aplanaron de forma drástica la famosa cuesta de enero. No en vano, estos seis puntos, mantienen a Las Palmas en posiciones cercanas al último puesto europeo y a 16 puntos del descenso, más del doble de los que ha conseguido quien lo marca en estos momentos, el Cádiz, de los cuales seis se consiguieron en las dos últimas jornadas. Por ello, recibirá al Real Madrid en un ambiente alejado de la presión por la bolsa o la vida habitual de los recién ascendidos. Y es que de tener otro pasado reciente abriría la ilusión a pelear por la zanahoria europea, pero que en el caso amarillos se trata como si fuera esa persona que no hay que mencionar en la cenas de navidad hasta que no esté bien amarrada la permanencia.
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