ATLÉTICO
Las palabras de Gil Marín pueden tener sanción
El departamento de Integridad deberá decidir si denuncia las declaraciones del CEO del Atlético a Competición. Se expone a una multa.
Miguel Ángel Gil Marín, consejero delegado del Atlético de Madrid, publicó ayer una carta en la que cargó duramente contra las decisiones arbitrales del derbi del pasado jueves ante el Real Madrid y lo que supone jugar contra su máximo rival. Unas declaraciones que el Comité Técnico de Árbitros no denunciará, pero que sí podría hacerlo el departamento de Integridad de la Federación. Si se diera ese paso, como ya ha sucedido con otros presidentes, el Comité de Competición deberá decidir si le sanciona con una multa.
Desde hace un par de temporadas, el fútbol español cuenta con un artículo que posibilita sancionar a cualquier jugador, entrenador o directivo si pone en duda la honorabilidad del colectivo arbitral. Se trata del artículo 106 del Código Disciplinario el cual relata que se aplicará en caso de “la realización de declaraciones a través de cualquier medio mediante las que se cuestione la honradez e imparcialidad de cualquier miembro del colectivo arbitral o de los órganos de la RFEF; así como las declaraciones que supongan una desaprobación de la actividad de cualquier miembro de los colectivos mencionados cuando se efectúen con menosprecio o cuando se emplee un lenguaje ofensivo, insultante, humillante o malsonante, serán sancionados”.
Ahora, la pelota está en el tejado del departamento de Integridad de la Federación Española de Fútbol. El Comité Técnico de Árbitros nunca denuncia las declaraciones en contra de su gremio y en este caso tampoco apunta a que vaya hacerlo. Dejarán que sea Integridad, como viene sucediendo en las últimas temporadas, la que entre de oficio y, tras estudiar las declaraciones, decidan si denuncian o no ante el Comité de Competición. Como ha sucedido recientemente con Manuel Vizcaíno, presidente del Cádiz, o con Lewandowski, Pellegrini, Álvaro Cervera, Gayà…. Algunos acabaron en sanción y otros se libraron.
Integridad deberá estudiar si la carta de Gil Marín pone en duda la honorabilidad de los árbitros y de los órganos de la RFEF. El CEO rojiblanco habla en su misiva, donde afirma que tiene “un respeto máximo por el colectivo arbitral”, que “cualquiera que lo observe desde fuera pueda ver que desde hace décadas casi siempre ocurre lo mismo”. También apunta a que “el Madrid es un club con un entorno muy fuerte, con muchos intereses a su alrededor. Crean tal presión que es normal que afecte a las personas que deben tomar decisiones. Son conscientes de lo que les espera si les perjudican con algún error o incluso con algún acierto. Es habitual la campaña contra quien consideran que les perjudica”. Y habla de un sistema en el que dependiendo el color de la camiseta se condiciona la toma de decisiones: “El sistema es así y desde el Atleti no podemos cambiarlo solos. Debemos competir hasta donde podamos y seguir trabajando para tener un sector más fuerte y más justo con todos los clubes. Ese estadio y el color de esa camiseta no deberían pesar a la hora de tomar decisiones justas. Nuestros jugadores sufrieron ayer en el campo las consecuencias de toda esta presión y eso me indigna como a cualquier aficionado, sea del equipo que sea, que lo que espera es que haya una única vara de medir”.
Si con todos estos ingredientes Integridad considera que hay un caso para denunciar lo trasladará al Comité de Competición, previsiblemente a principios de la próxima semana, para que estos den el siguiente paso y decidir si sancionan o no a Gil Marín. Según el artículo 106 del Código Disciplinario, el directivo rojiblanco solo se expone a una multa cuya cuantía oscila entre los 601 euros y los 3.005,06.