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Las charlas privadas de Corberán

El trabajo individual del nuevo cuerpo técnico del Valencia cala entre los jugadores: “Estamos cogiendo muchas ideas y muy rápido”.

Carlos Corberán.
David GonzálezDiarioAS

Carlos Corberán es consciente desde que fichó que tiene mucho por hacer y nada de tiempo para ponerlo en funcionamiento. De ahí sus maratonianas jornadas de trabajo en la Ciudad Deportiva y la condición sine qua non que puso para aterrizar en Valencia. Con él llegarían varios nombres al cuerpo técnico: Jorge Alarcón, Josep Alcácer, Ángel De las Heras, Martin Drury y Marcos Abad. Ellos, junto a otros miembros del staff que pertenecen al club, son su prolongación en el césped, sus ojos en cada rincón de los campos de entrenamiento, piezas claves para encajar el engranaje del equipo y sacar el máximo rendimiento a sus jugadores.

Corberán ha llegado a Mestalla a la edad de Rafa Benítez (41 años), aunque a los empleados longevos del club les recuerda más por su manera de ser a Unai Emery. Quizás por el énfasis que le pone a cada cosa que hace, su intensidad y gesticulación en cada ejercicio, pero sobre todo por sus charlas individualizadas con cada uno de los futbolistas. Ese modus operandi es uno de los principales cambios que han notado en el vestuario respecto a los últimos entrenadores que han pasado por Paterna, que velaban más por el trabajo táctico colectivo en las sesiones que por el individual.

Corberán llega de los primeros a la Ciudad Deportiva de Paterna y se va de los últimos. No tiene prisa por irse ni dedica su tiempo a otras cosas. Él mismo desveló que a pesar de que la casa familiar la tiene en Cheste, a unos 30 minutos en coche de la Ciudad Deportiva, decidió alojarse en un hotel próximo a las instalaciones del club. Así le gana a cada jornada laboral algo más de una hora, evitándose los viajes de ida y vuelta hasta su Cheste natal. Y allí, en Paterna, desayuna y almuerza con sus jugadores, unos hábitos que todo sea dicho tampoco son nuevos para ellos.

Al nuevo entrenador del Valencia le califican quienes le han tratado de cerca como un obsesivo del fútbol y comparte con la mayoría de sus jugadores una virtud: son una esponja. Él lo ha sido de todos los entrenadores con los que ha compartido experiencias y los futbolistas lo son por una mera cuestión de edad. “Estáis viendo que estamos cogiendo muchas ideas y muy rápido”, dijo Sergi Canós tras el partido en Elda.

El uso limitado de los teléfonos móviles

Corberán les transmite orden, disciplina. Por ejemplo en el uso limitado, que no prohibido, de los teléfonos móviles en Paterna y en los hoteles de concentración. Todo ello suma exigencia en el día a día. “Nuestro deseo debe ser el de competir este partido, sin pensar en el resultado, hay que competir cada segundo”, fue su proclama en el vestuario antes de su debut contra el Real Madrid. “Para mí la clave como equipo es qué queremos ser en el campo, cómo queremos jugar y cómo queremos competir. Quiero un equipo valiente, entregado, resiliente...”, fue su definición de identidad.

Corberán prepara los partidos al milímetro, de ahí la importancia de quienes le rodean para su ejecución, y así quiere que los vivan también sus jugadores. De ahí que haga una charla colectiva y luego una individual con cada jugador. O él directamente o alguno de su cuerpo técnico. Esas conversaciones privadas, con imágenes cuando se realizan dentro del vestuario y con trabajo táctico individualizado por demarcaciones cuando se dan en el césped, son una de los aspectos que más está calando entre los blanquinegros. En ellas les da directrices, soluciones y respuestas sobre cómo marcar a este o aquel, aquí o allá; en centros laterales, faltas o córners; en acciones de posesión o contragolpe...

De Corberán también destacan la franqueza con la que les habla. No se va por las ramas ni les dice frases para quedar bien. Los que estaban antes de su llegada y tienen ahora abierta la ventana de enero ya lo saben y a los que han venido o el club quiere que venga les está llamando personalmente para darles el último empujón. Pero sin falsas promesas. A Sadiq, por ejemplo, de las primeras preguntas que le hizo fue cuál sería su actitud si empieza jugando menos de lo que esperaba cuando llegó, aunque dejándole a su vez claro las virtudes que le ve y lo mucho que confía en que las explote en el Valencia.

La urgencia de resultados marca el desembarco en el Valencia de quien era prácticamente un desconocido para muchos. Los 12 puntos que lleva el Valencia a solo un partido de llegar al ecuador de la Liga dejan poco margen para pensar en proyectos y prácticamente ninguno al error. Lo de Corberán es una ‘pretemporada’ en mitad de una competición en la que se va a contracorriente. De ahí que como dijera el propio Canós lo importante ahora sea recuperar un hábito perdido: el de ganar. Pero el método Corberán ha caído de pie en un vestuario cuya actitud y compromiso (en términos generales) nunca fue el problema.

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