Lamine habló más fuera que dentro del campo
El 10 del Barcelona fue el blanco de las iras de la afición madridista y pasó desapercibido deportivamente en el Clásico.


Lamine Yamal se había puesto él mismo bajo el foco en la previa del Clásico cuando, entre risas, dio a entender que el Madrid “roba” y se “queja” como el equipo Porcinos, de la Kings League. Una provocación innecesaria antes de un partido de alto voltaje y que algunos incluso entendían que podía fomentar la violencia. Unas palabras que provocaron que la afición del Santiago Bernabéu lo recibiera con una sonora pitada cuando se le citó por megafonía y que los jugadores del Madrid se la guardaran por si el resultado final les era favorable.
Como así pasó. Al final del encuentro, Carvajal y Vinicius lo fueron a buscar recordándole con gestos que habló demasiado y con Lamine invitándoles a seguir la discusión en la caseta. Y entonces se montó una pequeña tangana con jugadores, técnicos y Policía intentando poner paz y otros meter más leña al fuego.
Al margen de la polémica, no fue el Clásico de Lamine a nivel deportivo. La realidad es que el partido le llegó sin estar todavía al cien por cien físicamente, pese a estar los 90 minutos sobre el campo. La pubalgia le sigue pesando. El 10 tenía ganas de liarla en el césped, pero acabo liándola fuera de él. Habló más fuera que dentro. Y el Barcelona lo notó. El VAR lo salvó de cargar con un penalti en el 2’ y en ataque estuvo escaso de confianza para encarar a Álvaro Carreras. “Solo das pases atrás”, lo provocó Vinicius.
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Su calidad apareció de forma muy intermitente. No remató, regateó poco, no asistió, perdió balones y apenas ganó duelos.
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