Lamine 2030 no es pan comido
Primer no. Llegan inputs sobre un no de Lamine a la primera oferta formal de renovación del Barça. Aunque todas las partes, desde el club al jugador, pasando por el superagente Mendes, aseguran que el Golden Boy seguirá “cien por cien” en el Barça, su ampliación de contrato no es pan comido. Sin cumplir todavía los 18 años, Lamine ya es uno de los mejores jugadores del mundo y un retrato-robot casi perfecto para la industria del fútbol. Cada semana, un festival de marcas aporrean su puerta buscando asociarse con él; y, por su proyección, la cosa amenaza con ir a más. Por eso han cambiado las condiciones que se pactaron cuando firmó su primer contrato profesional en octubre de 2023. Entonces, las partes llegaron a un acuerdo para extenderlo hasta 2030 cuando cumpliese 18 años. Pero las condiciones han cambiado. Mendes sabe que tiene entre manos a la joya de la corona, que la temporada que viene puede explotar en el mercado americano durante el Mundial de 2026.
Fairplay. Se hace imposible pensar en un Barça sin Lamine. Es un escenario, además, inviable para Laporta, que ya vio despedirse a Messi en un atril después de decir que lo renovaría en un asado. Pero, para entonces, el argentino había cumplido 34 años. Lamine tiene la mitad y toda la carrera por delante. En todo caso, la renovación del 19 no va a ser pan comido para el presidente que, además, tiene otra vez a LaLiga fiscalizando sus movimientos después de la venta de un 5% de los palcos Vips. Un movimiento que también ha despertado incógnitas en un grupo de socios, que ha pedido explicaciones a Sergi Atienza, responsable de transparencia del Barça, sobre la contratación de New Era como operador de telecomunicaciones; y su vinculación con la explotación de esos palcos.
Una telaraña compleja solo comprensible en el universo Laporta, que es consciente de que necesita continuar en la famosa regla 1:1 de LaLiga para generar el fairplay suficiente que le permita renovar a Lamine. La operación retorno a Brasil de Vitor Roque ha sido un movimiento estratégico con vistas a lo mismo. El Barça se ha apresurado a cerrar en los últimos meses renovaciones estratégicas (Gavi, Pedri, Cubarsí) por si su escenario económico experimenta algún retroceso. Y todavía tiene colgado el caso Olmo, un rara avis más del fútbol español sobre el cual debe decidir el CSD el 7 de abril. Un ejemplo de los grises en los que se maneja el Barça de Laporta, siempre en el alambre. Pero sin margen de error en la renovación de Lamine.