LaLiga ficha músculo en África

Aunque todavía esté alejado de los grandes focos, los minutos de Ibrahim Diarra con la camiseta del Fútbol Club Barcelona, en su equipo juvenil, aunque con claros visos a alcanzar el primer equipo algún día, vienen a corroborar una tendencia cada vez más pronunciada: la de la captación de talento en África y con miras al futuro de los equipos españoles. No en vano, no ha sido la azulgrana la única entidad que ha recurrido a este mercado en los últimos tiempos. En lo que va de temporada, las irrupciones de Juma Bah en el Real Valladolid, de Christian Kofane en el Albacete y de Moussa Diakité en el Cádiz, cada uno con sus particularidades, llegaron antes.

La polémica suscitada por la ‘espantada’ de Juma no va en deterioro del acierto de una línea de trabajo implementada en el Real Valladolid a finales de 2023, cuando comenzó el trabajo de scouting de la secretaría técnica, representada por Pachu Martínez, su secretario técnico, que se desplazó a Sierra Leona para ver in situ al defensor. “Entendíamos que podía ser un nicho de jugadores jóvenes que corrigieran ciertas deficiencias a nivel de perfiles y de edad. Planteamos un proyecto para trabajar a medio y largo plazo y el primer jugador que llega es él”, llegó a explicar Domingo Catoira, el director deportivo blanquivioleta.

Con base en esta política, la entidad maneja varios perfiles más de cara al futuro, de los que no sería extraño pensar que alguno acabase recalando en Los Anexos. Aunque no es el Real Valladolid el único equipo que ha trabajado sobre el terreno recientemente, puesto que esta misma semana responsables de cantera y captación de clubes como el Betis, el Alavés o el Real Murcia han estado viendo partidos en África, a fin de seguir con el ejemplo del visionado in situ para acceder a jugadores con un talento diferente.

Sin embargo, no es esta la única fórmula a la que ha recurrido para fichar jugadores en el continente africano, puesto que el mismo Valladolid, recientemente, ha tenido otros dos en su estructura que han llegado de otras dos diferentes maneras. Por un lado, Frimpong, que militó en su filial hasta los últimos días del mercado de invierno, llegó a través de un acuerdo con la African Talent Football Academy, que dirige el técnico español Fran Castaño, y por otro, Ibrahim Alani, juvenil que apunta maneras, lo hizo mediante un proceso de selección de jugadores emergentes oriundos de más de 50 países realizada en ‘The Showcase’, un programa internacional al que acuden varios clubes españoles más que buscan oportunidades de mercado de este tipo.

Vídeos, pruebas, representantes...

De la mencionada academia, sita en Ghana, llegó a Valladolid en 2017 el central Mohamed Salisu. Lo hizo después de que varios equipos rechazasen su contratación a partir de vídeos, una herramienta, no obstante, que sí ha servido para que jugadores africanos llegasen a nuestro país. Es el caso de Moussa Diakité, jugador del Cádiz, adonde llegó siendo juvenil tras un visionado de este tipo. “Nos llegaron vídeos de futbolistas bastante interesantes y vimos las condiciones físicas que tenía”, narró Francisco Sanchís, parte del comisionado de cantera que lo captó, en SER Cádiz. El malí ha irrumpido con fuerza este curso en el primer equipo gaditano, dos años y medio después de arribar a un plantel que compartió con Usse Diao, hermano de Assane y hoy en el Betis, o con Etta Eyong, actual jugador del Villarreal B.

Como alternativa, existe una base de acuerdos de colaboración con escuelas locales, como el alcanzado por el Albacete con la camerunesa As Nylon, que trajo a Kofane, la gran sorpresa del equipo de Alberto González, o como el del Barcelona con la Academie Africa Foot de Mali, de la que llegó en diciembre Ibrahim Diarra, todavía por terminar de explorar. No lo ha hecho aún, por ejemplo, la Real Sociedad, a pesar de su respaldo a la African Talent Football Academy, que juega con sus colores y de la que en un futuro sí se podría incorporar algún joven ghanés.

Hay ocasiones en las que estos futbolistas llegan primero para probarse en el contexto en el que competirían. Así sucede en el caso del Pucela, por donde han pasado varios africanos en los últimos tiempos para testar su nivel real, y así le ocurrió a un pionero Seydouba Cissé, que fichó por el Leganés hace un lustro, previa mediación de un intermediario para que probase como pepinero. La presencia de un representante, esencial para la llegada (y la marcha) de España de Juma Bah, ha jugado papeles importantes para que vinieran otros jugadores... y para que no lo hicieran. Bien lo saben en Butarque, donde, tras acordar una operación con un juvenil senegalés, su agente decidió llevárselo a Portugal y dejarles con el molde.

Qué se busca

Cada vez son más los clubes que buscan estas oportunidades, siendo más de una docena los equipos de LaLiga que tienen jugadores africanos en sus filiales o equipos juveniles. Los hay que llegan directamente desde allí y hay otros, como el racinguista Maguette Gueye o los valencianistas Ali Fadal o Leslie Okai que pasaron previamente por otro país, pero, sea como fuere, cada vez son más quienes recurren a un mercado que ofrece perfiles diferentes de los que suele tener el jugador español.

Sin renunciar a las aptitudes tradicionales de nuestro fútbol, el ‘retrato robot’ en la captación acostumbra a ser el de un futbolista físicamente dotado, dominador de duelos si es defensivo y que maneje las transiciones si su rol es mixto u ofensivo. Lejos de ser un tópico o prototípico, buscan enriquecer sus estructuras con piezas distintas, que puedan resultar competitivas en su contexto inicial y, a poder ser, no estén exentos de técnica. Suena, por un lado, a cliché, y por otro, a un ideal; y sin embargo, lo cierto es que antes de Juma Bah, de Kofane o Diakité, sus equipos no tenían jugadores como estos...

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