La vida con y sin Marcelino
El Villarreal se ilusiona de nuevo con el técnico asturiano, al que el titubeante Sevilla intentó rescatar por enésima vez la pasada campaña.
Marcelino García Toral regresa a Nervión, cuyo banquillo local se le atravesó hace unos 13 años, en la 2011-12. Monchi le fichó durante un periodo de entreguerras, como guía deportivo para una transición a la que le costaba arrancar. Y Marcelino no fue capaz de lidiar con los egos de mitos veteranos como Frederic Kanouté o Andrés Palop, que se resistían a un papel secundario. A comienzos de aquella segunda vuelta, con el equipo blanquirrojo en medio de la tabla (y bien que lo firmaría esta temporada), el presidente Del Nido Benavente y el propio Monchi decidían prescindir del técnico asturiano. El Rey Midas del fútbol mundial siempre recuerda ese fracaso como uno de los que más han marcado su exitosa carrera de director deportivo. “Que Marcelino no triunfara en el Sánchez-Pizjuán es una gran espina que tengo clavada. No supe hacerle la plantilla que necesitaba”, afirma Monchi sin titubear.
La mala digestión de los éxitos ha amenazado con devorar al Sevilla, capaz de renacer de sus cenizas en varias ocasiones durante esta etapa de gloria y 7 Europa Leagues. Pero nunca en este siglo pareció tocar tanto fondo como ahora, después de dos campañas flirteando con los puestos menos nobles de la tabla. Una caída libre sólo disimulada por el título continental que, con José Luis Mendilibar a los mandos, levantó hace muy poco, en mayo de 2023. Cinco meses después, tras destituir al de Zaldibar, el Sevilla intentó por enésima vez rescatar a Marcelino para su dirección técnica. Pero el de Careñes volvió a hacerse el remolón: en este caso se había comprometido ya con el Villarreal, cuyo rumbo enderezaría a partir de noviembre.
Aquel Villarreal deprimido se levantó hasta casi engancharse a los puestos europeos, lo que hubiera supuesto un milagro. Y ahora los amarillos sonríen en el amanecer de una nueva temporada que se propone ilusionante, sobre todo después del esperanzador empate de la primera jornada contra el Atlético de Simeone y Julián Álvarez. No ceja Fernando Roig en el empeño de hacerle a Marce un equipo a su medida, con el objetivo de volver a luchar por clasificarse para Champions. Todo lo contrario que en Nervión, un lugar repleto de sospechas, donde esta noche amenaza de nuevo protesta multitudinaria ante la peligrosa deriva institucional y económica de club. Por primera vez, el Sevilla ha tenido problemas hasta para inscribir a sus futbolistas (Iheanacho no pudo jugar en Las Palmas, sí lo hará hoy), y eso que la inversión de Víctor Orta ha sido mínima mientras se iba desprendiendo de un montón de futbolistas a coste cero. Como Marcos Acuña, un campeón del Mundo que se ha marchado gratis a River Plate.
García Pimienta, el nuevo piloto del equipo, prefiere no quejarse. “Tenemos la plantilla que esperábamos”, afirmó para sorpresa de extraños (y de algunos propios) en la previa de este duelo del viernes. Marcelino, como siempre, espera más. Ayer no tuvo problemas en arrearle de manera velada hasta a Danjuma, goleador ante el Atleti. Quizá sea ese carácter hiperexigente y ambicioso, incómodo para los que mandan en los clubes, el que ha provocado que el asturiano nunca más volviera a darse a sí mismo la revancha como técnico del Sevilla.
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