La venganza de Don Samu
El ariete del Alavés fue rechazado por el Sevilla dos veces: “No me veían calidad”. Esta noche llega con muchas ganas a Nervión como uno de los puntas más prometedores de España.
Hijo de padres nigerianos, Samuel Omorodion Aghehowa nació en Melilla (2004), pero se crió en la capital de Andalucía, a donde emigraron sus progenitores cuando él apenas tenía 8 años. Samu jugó en el Sevilla como benjamín, pero allí decidieron que no siguiera. A la campaña siguiente ingresó en la AD Nervión, un club de cantera que tiene convenios con los dos grandes equipos sevillanos. Y hace dos años y medio, el Granada le firmó para su filial, entre otras cosas porque la entidad del Ramón Sánchez-Pizjuán renunció por segunda vez a hacerse con sus servicios. “El Sevilla decidió no apostar por mí. Decían que tenía potencial, pero no la calidad suficiente para jugar allí”, afirma el propio futbolista.
Ese doble ‘no’ del Sevilla quedó grabado a fuego en la mente del entonces todavía adolescente Samu y, esta noche, el estadio donde pudo triunfar le abre sus puertas ya como delantero de Primera, en el Alavés (sigue el partido en directo en As.com). Un ariete de sólo 19 años pero repleto de futuro al que el Atlético sacó de Los Cármenes por los apenas seis millones de euros de su cláusula y que ahora crece a pasos agigantados en el equipo babazorro. Ya es estrella en la Sub-21 de España, con la que ha logrado dos tantos en cuatro partidos. Marcó un gol (al Atleti, precisamente) con los nazaríes en la primera jornada y suma otros cuatro en los 17 partidos de Liga que acumula como blanquiazul. En Copa, también contra el Betis el pasado sábado, Luis García ha preferido guardarle.
Curiosamente, Samu llegó a Vitoria apenas días después de que el Alavés, todavía sin él, tumbara al Sevilla durante un memorable 4-3 en Mendizorroza en la segunda jornada. Sin tiempo para una venganza que también pudo obtener con el filial granadinista, el Recreativo, en los dos duelos que mantuvo contra Sevilla Atlético el año pasado. En ambos, el espigado ariete jugó apenas media hora, como suplente, y no consiguió marcar. Perdió uno y empató el otro. Hoy, sus goles pueden dejar el Sánchez-Pizjuán más cerca o incluso dentro de los puestos de descenso y hacer respirar al conjunto vitoriano, que casi empató (o ganó) al Real Madrid y sacó una igualada nada menos que de San Sebastián, pero que con sólo un punto más (17) precede en la tabla a los de Quique Flores.
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