La última de la sede del Clásico: jugarlo en el Johan Cruyff…

Según informó Catalunya Ràdio, el Barça planteó en su Junta directiva de este martes, a vueltas con la sede del Clásico, la posibilidad de jugar el Barça-Madrid del 10-11 de mayo en el Estadi Johan Cruyff, joya de la Ciutat Esportiva de Sant Joan Despí. Sin embargo, esta opción presenta inconvenientes desde el principio. Con un aforo muy reducido, de apenas 6.000 espectadores, el Barça debería colocar gradas supletorias para llegar a las 16.000. El estadio, inaugurado en 2019, permite la colocación de asientos extra. Sin embargo, y aquí viene el primer gran problema, la UEFA prohíbe la instalación de gradas supletorias, por lo que una hipotética semifinal de Champions no podría jugarse allí; y el club no quiere andar cambiando de sede si finalmente no puede jugar en el Spotify ni en Montjuïc.

Aunque desde el Barça insisten de puertas hacia afuera en que el Spotify Camp Nou estará listo para la primera semana de mayo, opciones encima de la mesa como la del Johan Cruyff demuestran la incertidumbre que existe en las oficinas de Arístides Maillol. Joan Laporta es consciente de que la obra del Estadi van a contrarreloj y que el alquiler de Montjuïc se acaba a final de abril. La tormenta de ideas dentro del club ha dado para mucho: jugar en un estadio de gran aforo en España donde no haya ningún equipo jugando (La Cartuja), en Cataluña (Montilivi), o en una localidad cercana (Villarreal). La opción de irse al extranjero (Londres, París, Marsella) también fue desvelada la semana pasada por SER Catalunya.

En las últimas horas, parece perder fuerza por el deseo de Laporta de que se juegue lo más cerca posible de casa si el Barça se está jugando la Liga con el Madrid (y el Atlético). El partido, para el que aún quedan cuatro meses, parece lejano, pero en este escenario sí que no se puede improvisar. De momento, el Barça no ha hecho ninguna petición especial y mantiene su fe en que Limak acabe la primera parte de la obra (las dos primeras graderías, con un aforo de 62.000 personas), acondicionamiento de exteriores, colocación del césped y permiso de Ayuntamiento y bomberos incluido. Si ve que no llega a tiempo, intentará convencer a BSM (Barcelona Serveis Municipals) de que renuncie a los conciertos de los Rolling Stones y se los lleven, por ejemplo, a Sevilla. Si no, se abrirá un abismo en el que el club tendrá que ir con pies de plomo para tomar una decisión correcta. El tiempo avanza.

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