La situación con las lesiones se vuelve insoportable

Cunado Danjuma, en el minuto 10′ contra el Extremadura, se echó la mano detrás del muslo de la pierna izquierda y se sentó en el césped la cara de Míchel en el banquillo fue un poema. Es el enésimo lesionado del equipo, que se una a una extensísima lista de jugadores de baja que están complicando, y mucho, las cosas al técnico madrileño. Ahora mismo mantiene a once jugadores lesionados, más tres tocados, que complican no ya elaborar convocatorias (lógico) sino intervenir en los partidos y repartir cargas de minutos. La situación es límite.

La plantilla está ahora mismo en cuadro. En el primer grupo están los lesionados. Jugadores de baja, sin la posibilidad de jugar. Un grupo de once futbolistas: Oriol Romeu, Tsygankov, Pau López, Portu, Solís, Iván Martín, Asprilla, Francés, Abel Ruiz y Danjuma. Pese a que ninguno sufre una lesión muy grave (son casi todas musculares a la espera del diagnóstico definitivo de Danjuma) la mayoría seguirán de baja una semana más. Abel Ruiz es quien tiene, de hecho, más papeletas para recuperarse antes. Luego están los tocados: Yangel Herrera, Stuani y Misehouy. Los dos primeros no viajaron a Extremadura por precaución y el tercero acabó dicho partido sin molestias. Y un tercer grupo, el resto, de jugadores al límite: son los David López, Van de Beek, Miguel o Arnau, que lo están jugando todo cada tres días, ya sea Liga, Champions o Copa. Jugadores que en condiciones normales no jugarían, como Arnau, que el fin de semana recibió un fuertísimo golpe que le abrió una brecha en la cabeza.

Vista la situación, el gran problema es que hasta el próximo parón el equipo sigue teniendo un calendario endiablado. El miércoles jugador Copa, el sábado reciben al Leganés y el martes disputan un partido de Champions contra el PSV. Sin tiempo para nada, a Míchel se la acaban los recursos.

Es evidente que el Girona ha tenido un punto de mala suerte, pero todas estas lesiones (más las de Blind y Bryan Gil, ya recuperados) no pueden achacarse solo a la mala suerte. El calendario aprieta y está pasando factura a un club y unos jugadores que no están acostumbrados a jugar cada tres días, pero también ha habido una parte, grande, de culpa perfectamente asumible. Primero porque la pretemporada fue muy deficiente, ya que varios de los futbolistas del primer equipo apenas descansaron entre Eurocpoa, Juegos y Copa América. Después porque el cuerpo técnico lo podría haber gestionado mejor. Las exigencias de un equipo profesional obligan evidentemente a competir e intentar ganar todos los partidos, pero unas rotaciones más intensas seguramente hubiesen reducido el número de lesionados. En ese sentido Míchel ya explicó que se acabó el “partido a partido” y que a partir de ahora tendrá más en cuenta el calendario para elaborar sus alineaciones.

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