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La semana fantástica de Mascherín

El portero del Celta se reivindicó el domingo pasado contra el Betis, fue padre por segunda vez durante la semana y acabó con una exhibición en el Camp Nou.

Agustín Marchesín durante el partido contra el Barcelona.
Alex CaparrosGetty

La primera semana de octubre de 2022 quedará grabada a fuego en la memoria de Agustín Marchesín. Principalmente, por el nacimiento de su hija Bianca, pero también por los dos grandes partidos que realizó antes y después de esta segunda paternidad. El meta argentino llegó este verano como un fichaje de garantías para la portería, pero el inicio de campeonato estaba siendo algo gris. No había cometido ninguna pifia de bulto, pero el Celta no dejaba de encajar goles. Hasta el punto que fue el peor inicio liguero de los últimos 65 años en lo que se refiere a tantos recibidos. Y el cancerbero apenas había realizado parada alguna, únicamente el penalti que le detuvo a Hazard y el posterior rechace de Benzema. Poco bagaje para un internacional argentino en seis jornadas.

Sin llegar a ser cuestionado, pero con el runrún empezando a calentar, Marchesín acalló todas las críticas en el duelo del pasado domingo 2 de octubre frente al Betis. Si el Celta cosechó los tres puntos fue gracias, única y exclusivamente, al acierto del portero argentino, que realizó hasta cuatro paradas de enorme mérito para mantener la portería a cero por tercera vez esta campaña. Un pie salvador ante Borja Iglesias, una palomita para despejar un tiro de Álex Moreno, reflejos para desviar un cabezazo de Willian José y fuerza en las manos para repeler un chut de Aitor Ruibal. Cuatro ocasiones claras del Betis y cuatro respuestas contundentes del Titán de San Cayetano. Cuatro motivos para creer en las cualidades del nuevo portero del Celta.

Y por si alguien se quedó con alguna duda, llegó al Camp Nou dispuesto a disiparlas todas de un plumazo. Con pocas horas de sueño y menos aún de entrenamiento, Agustín Marchesín mostró todo su repertorio en Barcelona, donde fue clave para mantener vivo al Celta en los primeros minutos del encuentro. Raphinha, Ferrán Torres o el mismísimo Lewandowski acabaron desquiciados ante el acierto del argentino. Sólo su compañero Unai Núñez fue capaz de descolocarlo en la jugada del gol, donde no tiene absolutamente ninguna responsabilidad. Marche, como está serigrafiada su camiseta, hizo todo lo posible para que su equipo, al menos, puntuara ante el líder. Pero la falta de puntería en ataque impidió la proeza. Salió visiblemente enojado del Camp Nou, quizás conocedor de que su actuación, y también la de todo el equipo, merecía un mayor premio.