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La Real mereció más

La Real Sociedad mereció ganar al Atlético de Madrid en el Reale Arena. Por fútbol, ocasiones, intención y dominio. Lo hizo todo para conseguir tres puntos que necesitaba como el comer. Todo menos el gol, que está siendo el gran debe del equipo de Imanol en este inicio de temporada. Y eso le está penalizando a vagar por tierra de nadie en la tabla, con el corazón encogido porque lo de abajo lo tiene demasiado cerca. Es una pena porque con esa eficacia que otras temporadas sí ha tenido, estaría mejor colocado en la clasificación. Y probablemente estaríamos hablando de una remontada inolvidable contra el Atlético. Porque la mereció, porque la buscó. Pero no la encontró.

Y no lo hizo porque tuvo otro debe en el partido. No puede ser que te metan un gol sin haber pasado ni el primer minuto de partido. No puede ser. Esté enfrente Griezmann, Julián Álvarez o el mismísimo Diego Armando Maradona. Es que me da igual. Refleja una falta de concentración al salir de vestuarios que me parece grave. En casa, ante todo un Atlético de Madrid, en un partido grande en el que tu afición está en ebullición con un mosaico precioso incluido, y con una necesidad imperiosa de puntos en la clasificación… lo primero que tienes que hacer es salir a comerte la hierba, al rival y al árbitro si hace falta. Pero te encuentras a las primeras de cambio por detrás en el marcador contra el peor rival para que te pase eso, el que mejor sabe jugar con el marcador. Y lógicamente eso te condiciona de manera clara. Jugar con el marcador en contra cuando juegas contra el Atlético no es precisamente el mejor de los planes.

Menos mal que esta Real no es la de principio de temporada, que su versión es mucho mejor y que se nota que tiene alma, corazón, casta… y fútbol. Sí, también fútbol. Lo tiene a raudales. Tiene mimbres para hacernos soñar, para jugar como los ángeles y para ser capaz de encerrar a todo un Atlético de Madrid. Pero, al menos por ahora, le falta gol. Tiene jugadores con gol, pero ahora la pólvora está mojada. Imanol decidió no sacar a Oskarsson en pleno toque de corneta a por el gol, y decidió morir con su capitán, Oyarzabal, en el campo. Estoy convencido de que con un delantero centro de los de la vieja usanza (no se si el islandés lo será) que ya hemos tenido en este club (Kodro, Kovacevic, Aldridge, Agirretxe…) se le remonta al Atlético de Madrid. Hay que dar el punto por muy bueno, pero no puedo evitar pensar al mismo tiempo que podía, y debía, haber sido mejor.

PD: No puede ser que después de lo que vivimos y sufrimos el pasado jueves con los radicales del Anderlecht, se hayan escuchado esos gritos tan lamentables diciendo a Griezmann que se muera. Lo siento, pero eso lo tenemos que erradicar en un sitio con tanta sensibilidad en la pelea contra la violencia en el deporte. El capitán Oyarzabal, siempre de diez, lo fue a recriminar a la grada Aitor Zabaleta de buenas maneras, para hacerles ver que ese no es el camino para animar a la Real. Bien por Oyarzabal. Mal por los que gritaron eso a Griezmann, que no lo merece. Sean cuatro, veinte o solo uno.

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