La rabia de Sandro Ramírez
El delantero ya es el pichichi destacado de Las Palmas. Su efectividad rematadora está ahora mismo en el 60%. El curso pasado, un gol. Ahora lleva tres.
Resulta que, el pasado domingo, la Unión Deportiva Las Palmas jugó contra el Athletic una primera parte para el olvido. “La peor de la temporada”, dijo sin titubear Luis Carrión, entrenador de la hueste insular, a la conclusión del partido ante la formación comandada por los hermanos Williams y Sancet, que por esas cosas inexplicables del futbol no se fue al descanso con un marcador de escándalo a su favor.
Resulta que, 45 minutos después de iniciarse el duelo, Las Palmas ya capitulaba por 0-2. Tras el descanso, en una jugada aislada en el minuto 56, Sandro Ramírez salió en estampida, solo, tras un delicioso pase de Kirian, otro más, frenándose en seco al ser atropellado por Jauregizar, automáticamente expulsado por Ortiz Arias. Esa acción alimentó con todas las de ley el sueño de una remontada que fue imposible, pues un cañonazo del propio Sandro en el saque de dicha infracción reventó la red de Agirrezabala para de paso poner el 1-2 en el marcador. Aquella acción, su reacción posterior, fue la mecha que prendió la llama de los ánimos tanto de su equipo como de la grada del Estadio de Gran Canaria.
La rabiosa celebración del delantero grancanario, grito desgarrador al vacío y gesto emocionado hacia su familia, siempre presente en la Tribuna del Estadio de Gran Canaria, reveló el proceso de sanación futbolística que vive el delantero de 29 años, que siendo cadete salió de la propia UD para ingresar en La Masía y hartarse de marcar goles con el Barcelona en categorías inferiores y alguno más en el primer equipo azulgrana a la sombra de Messi, Neymar y Luis Suárez.
De momento, tras el que le marcó el domingo al Athletic, Sandro suma ya tres goles en la presente temporada cuando en la pasada apenas marcó uno. Habiendo estado presente en los cinco partidos jugados hasta ahora y estado 312 minutos sobre el césped, de momento es capaz de marcar un gol cada 104 minutos. En cualquier caso, su efectividad ofensiva se ha disparado esta temporada con respecto a las dos anteriores, las tres en total que ha jugado en el primer equipo de su tierra. Así, de los 2,88 tiros que ahora ejecuta cada 90 minutos, 1,31 van directos hacia la portería contraria, marcando así 0,78 goles por duelo.
Indiscutible tanto con García Pimienta, con quien ya trabajara en las categorías inferiores del Barcelona, como con Luis Carrión, el ahora 19 de Las Palmas se ha visto beneficiado por la idea de juego del segundo de ellos, su actual entrenador, empeñado como está en darle la razón. Casi siempre pegado a banda derecha, con Carrión parece más liberado de la construcción y más centrado en la finalización, como se puede ver en la métrica de Besoccer. Si con García Pimienta pasaba, progresaba con el balón y regateaba más, ahora aparece más por las zonas de remate y, por tanto, pierde menos la pelota. “Este año estamos teniendo muchas más ocasiones porque somos un equipo que busca la portería desde el principio”, dijo el propio futbolista el domingo tras el partido.
De momento, parece el clavo ardiendo al que se agarra su equipo cuando las cosas van mal, como así sucede desde que empezó la temporada. Si al alba liguera le hizo el definitivo 2-2 al Sevilla, en Leganés alimentó, como ante el Athletic, las mínimas posibilidades de remontar que tenía Las Palmas. Pero no bastó.
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