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SEVILLA

La paciencia, receta de Quique

El técnico del Sevilla pide tiempo para que su equipo se parezca al que la afición quiere. Víctor Orta se convierte en su mejor aliado en enero.

Quique, en un entrenamiento.
MIGUEL MORENATTIDiarioAS

“Llegarán y se irán jugadores. Cuando estén todos, será un Sevilla diferente”. Hay tintes de promesas en las palabras de Quique Sánchez Flores. Pide tiempo y paciencia a los aficionados sevillistas tras una derrota ante el Athletic que volvió a reproducir errores del pasado y preocupaciones presentes. El técnico trata de poner su sello en el plantel al tiempo que mira de reojo a la dirección deportiva para asegurarse que habrá cambios en el mismo. “Los entrenamientos carecen de esa competencia que deseamos”, afirma mientras cruza los dedos para que algunos lesionados regresen y otros deseos aterricen en Nervión. Pero su mensaje es claro: “Todo proceso requiere de tiempo”.

Los hinchas del Sevilla mostraron su descontento el pasado jueves cuando el equipo nervionense volvió a quedarse sin puntos y, por momentos, sin alma. Quique justifica ese enfado y lo cataloga de “normal”. Llegó para arreglar cosas y por ahora debe emprender esa pequeña revolución con pequeños pasos. “Estamos enfermos, malitos, con dificultades. Hay que estar preparados para el proceso”. El interrogante es si este plantel está listo para ello. Cerró la pasada campaña con un éxito como la séptima Europa League y ahora los desafíos que hay sobre la mesa parecen mínimos tras varios cursos en la pelea constante por la Champions League. El nuevo técnico quiere que su plantel sea consciente de esa realidad.

Mientras, los nombres se suceden alrededor del máximo aliado de Quique, Víctor Orta. Agoumé es una realidad y Fofana puede ser el nueve que dé más electricidad al equipo sevillista. Sabe Quique que la paciencia no es suficiente en el afán por recuperar la sonrisa en Nervión, aunque su intención es no condenar a nadie en el camino. Ante el Athletic volvió a repartir oportunidades. Una de ellas fue para Rafa Mir, que no encontró ni por asomos restos de esa versión que enseñó antes de ser firmado por Monchi por un puñado de millones de euros.

La Copa sirve ahora al Sevilla para soñar con otro reto paralelo al de buscar la salvación liguera. Los focos, eso sí, siguen puestos en la búsqueda de mejoría de un plantel que fue capaz de reinar en las alturas y ahora sufre en las cercanías del infierno. La receta de Quique se apoya en la paciencia, pero el mercado y Orta deben darle otras respuestas que impliquen un salto cualitativo que quizás no haya sido aún suficiente con el simple cambio de banquillo.

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