Día Mundial de la Salud Mental

La otra cara del fútbol: “La mente puede ser un lugar ruidoso...”

Daniel Miskiewicz, coach deportivo, detalla en AS esa “batalla silenciosa” que cobra especial relevancia hoy, el Día Mundial de la Salud Mental. “Una mala racha no define quién eres”.

La otra cara del fútbol: "La menta puede ser un lugar ruidoso..."
Diario AS
Fernando S. Tavero
Extremeño nacido en 1989. Graduado mientras servía mesas en Mánchester, su aventura terminó cuando AS le abrió la puerta en 2019. Tras formar parte del equipo de AS.com, en marzo de 2022, se incorporó a la sección del Real Madrid. Nunca olvidará su primer 'Buenas míster, Fernando Sánchez para el Diario AS'. ¿El receptor? Zinédine Zidane.
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Antes de que ruede el balón, al fútbol se juega en silencio. A caballo entre la adrenalina y el miedo. Una batalla invisible que todos luchan, que no todos ganan. “Ansiedad, tensión, necesidad de validación”. Sensaciones que muchos tienen, que no todos exteriorizan ni verbalizan. Lo hace Daniel Miskiewicz (Mérida, Venezuela, 38 años) en AS. Un coach deportivo con experiencia en baloncesto, tenis, golf, béisbol, artes marciales, atletismo de fondo o buceo, amén del deporte rey.

Daniel nos enseña cómo transformar la ansiedad en concentración, la tensión en foco. “Porque una mala racha no define quién eres”. Con ejemplos, con experiencias. Pequeñas claves que hoy, 10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental, cobran especial relevancia. “La mente puede ser un lugar ruidoso”. Sin personalizar, pero dirigido a cualquier persona.

La otra cara del fútbol: “La mente puede ser un lugar ruidoso...”
Daniel Miskiewicz, coach deportivo.Cedida

¿Cuáles son los pensamientos o emociones más comunes que bloquean a un futbolista antes de salir al campo?

Antes de saltar al campo, la mente puede volverse un lugar ruidoso. Lo he visto muchas veces y también lo viví. Justo antes del pitido inicial, el jugador libra una batalla silenciosa entre lo que sabe hacer y lo que teme que salga mal. Aparecen pensamientos como “¿y si fallo?”, “¿y si decepciono?”, “¿y si no estoy a la altura?”. En el fondo, todo se reduce al miedo: al error, al juicio o a perder el control. Las emociones más comunes son ansiedad, tensión y necesidad de validación, que se reflejan en el cuerpo: respiración alterada, rigidez muscular o sensación de parálisis. Como dice Daniel Goleman, la emoción no es el enemigo del rendimiento; lo es la falta de gestión sobre ella. Cuando el jugador aprende a observar lo que siente, la emoción se convierte en aliada.

“Antes de saltar al campo aparecen pensamientos como ‘¿y si fallo?’, ‘¿y si decepciono?’, ‘¿y si no estoy a la altura?’"

Daniel Miskiewicz

¿Hay estrategias para ayudar a gestionar esa ansiedad o ese miedo escénico?

Cada futbolista tiene su propio lenguaje emocional. Primero, lo ayudo a reconocer qué siente y cómo se manifiesta en su cuerpo. Luego, aplico la técnica de labeling: identificar y nombrar con precisión la emoción. Ponerle nombre reduce su intensidad y permite gestionarla con claridad. Después, trabajo con tres herramientas clave: respiración consciente, visualización y diálogo interno. La respiración trae al presente, la visualización prepara la mente para escenarios positivos y el diálogo interno reprograma el modo en que el jugador se habla. El objetivo no es eliminar la ansiedad, sino transformarla en concentración. El jugador que domina estas técnicas compite desde la calma, no desde la urgencia.

“El objetivo no es eliminar la ansiedad, sino transformarla en concentración”

Daniel Miskiewicz

¿Cómo se transforma esa presión, esa ansiedad, en motivación positiva?

La presión es parte natural del fútbol. El problema no es sentirla, sino interpretarla. Cuando el jugador entiende que no es una amenaza, sino una señal de importancia, cambia su relación con ella. Reencuadrar la presión permite convertirla en energía útil. Trabajamos en enfocar el proceso, no el resultado: pasar del “tengo que hacerlo perfecto” al “voy a hacer lo que entrené”. Así, el jugador recupera control, reduce carga emocional y empieza a competir desde el propósito, no desde el miedo.

“L presión no es una amenaza, sino una señal de importancia”

Daniel Miskiewicz

Entiendo que la rutina prepartido puede ser importante en la estabilidad mental.

La rutina prepartido es un ancla mental: da sensación de control en medio del caos competitivo. Cada jugador tiene su forma: silencio, música, risas, concentración… lo importante es que tenga sentido. Ayudo a crear rituales propios, como una breve respiración, una visualización o un diálogo interno de confianza. Phil Jackson decía que el ritual conecta cuerpo, mente y espíritu en un mismo propósito. Esa coherencia interior marca la diferencia entre salir a reaccionar o salir a competir con intención.

Pero las malas rachas son inevitables... ¿Cómo se reconstruye la confianza?

Cuando un jugador pierde confianza, lo primero que pierde no es la técnica, sino la conexión consigo mismo. Cuanto más se esfuerza por “recuperarla”, más se aleja. El primer paso es parar y reconectar: quién es, qué lo trajo hasta aquí y qué controla realmente. Luego trabajamos con pequeños objetivos que generen buenas sensaciones: una jugada acertada, una buena lectura, una acción sencilla que le devuelva dominio. La confianza no se impone, se construye con evidencias. Cuando el jugador entiende que una mala racha no define quién es, deja de buscar aprobación externa y empieza a generar confianza desde dentro.

“Cuando el jugador entiende que una mala racha no define quién es, deja de buscar aprobación externa y empieza a generar confianza desde dentro”

Daniel Miskiewicz

Aunque no tiene que ser una racha extendida en el tiempo, un simple error en un momento puntual ya debe requerir mucho diálogo interno.

Tras fallar, surgen rabia y vergüenza. El impulso es quedarse en el “¿por qué fallé?”, pero eso desconecta del presente. Lo esencial es volver al juego. Uso una secuencia simple: respira, acepta, reengancha. Respirar para calmar el cuerpo, aceptar el error y reenganchar la atención en la siguiente jugada. El jugador que aprende a recomponerse rápido no solo mejora su rendimiento, también fortalece su carácter. La resiliencia es lo que distingue a los grandes.

El futbolista también convive con las provocaciones, con decisiones arbitrales que considera injustas... Dígame, ¿cómo se mantiene la calma?

Cuando un futbolista tiene clara su identidad, es difícil que lo desestabilicen. La seguridad interna se entrena: no con frases vacías, sino con autoconocimiento real. También es clave entender el juego dentro del juego. La provocación no es personal, es táctica. Cuando el jugador lo comprende, deja de reaccionar por impulso y responde con inteligencia. Mantener la calma no es frialdad, es consciencia y lectura del juego: el que se conoce, no entra en guerras ajenas; juega su partido, en su terreno mental.

“La provocación no es personal, es táctica. Cuando el jugador lo comprende, deja de reaccionar por impulso y responde con inteligencia”

Daniel Miskiewicz

¿Qué impacto tiene todo ese diálogo interno en el rendimiento?

La voz interna puede ser aliada o enemiga. En momentos críticos muchos jugadores se hablan desde el miedo o la culpa, lo que afecta la concentración y la confianza. Entrenamos el autodiálogo desde la precisión, no el positivismo vacío: pasar de “no puedo fallar” a “voy a ejecutar lo entrenado”. Es un cambio sutil, pero poderoso. Cuando el jugador transforma su diálogo interno en guía, la mente deja de ser un obstáculo y se convierte en su mejor compañera de juego.

Y después del partido, toca ‘desconectar’...

Tras un partido fuerte, la cabeza sigue jugando. No se trata de desconectar de golpe, sino de cerrar conscientemente. Recomiendo respiración consciente y rituales de cierre: una ducha en silencio, escribir lo que sintió o escuchar música. El objetivo no es olvidar, sino dejar cada cosa en su lugar. Así aprende a separar su identidad del resultado: no es lo que salió mal ni bien, es alguien que aprende cada vez que compite.

¿Qué aporta el coaching al desarrollo integral del futbolista?

Durante años el fútbol se enfocó en lo físico y técnico, pero el rendimiento depende de la mente que dirige al cuerpo. El coaching no corrige, acompaña: ayuda al jugador a descubrir quién es en su mejor versión. Trabajamos autoconfianza, gestión emocional, liderazgo y propósito. Como decía John Whitmore, el coaching no enseña, libera el potencial. Cuando un jugador entrena también su mente, compite desde la coherencia y el crecimiento personal. El coaching no forma solo futbolistas, forma personas más conscientes y equilibradas.

“Si se entrena también la mente, se compite desde la coherencia y el crecimiento personal”

Daniel Miskiewicz

Ayuda a prevenir problemas de salud mental.

En el fútbol se espera que el jugador lo soporte todo, pero detrás del rendimiento hay una persona. El coaching crea un espacio seguro donde puede expresarse sin juicio, y eso ya es prevención. No sustituye la terapia psicológica, pero la complementa desde la gestión emocional y el autoconocimiento. El jugador aprende a reconocer límites, regular energía e identificar señales de sobrecarga. Así evita que el desgaste mental se acumule.

¿La salud mental tiene hoy la importancia que merece en el fútbol?

Se ha avanzado, pero aún falta. Durante años se habló de fuerza y táctica, pero poco de emociones. La mente también se fatiga, y cuando no se le da espacio, el cuerpo lo paga. Por suerte, cada vez más entrenadores y jugadores normalizan hablar del tema. Entrenar la mente no es debilidad, es profesionalismo. El verdadero cambio llegará cuando psicólogos y coaches sean parte habitual del cuerpo técnico. Entonces, la salud mental dejará de ser un tema pendiente y será una ventaja competitiva.

“La mente también se fatiga, y cuando no se le da espacio, el cuerpo lo paga”

Daniel Miskiewicz

¿Qué señales indican que un jugador necesita apoyo psicológico o coaching?

A menudo no es lo que dice, sino lo que deja de hacer. Cambios en la energía, la actitud o la concentración son señales. No siempre es falta de compromiso; puede ser un peso interno que no sabe expresar. El entorno debe ofrecer escucha, no juicios. Preguntar con empatía y abrir espacio al diálogo. Cuando el jugador puede poner palabras a lo que siente, ya ha iniciado su proceso de mejora.

“El entorno debe ofrecer escucha, no juicios. Preguntar con empatía y abrir espacio al diálogo”

Daniel Miskiewicz

¿Cómo imaginas el futuro del fútbol si la salud mental tuviera el mismo peso que el entrenamiento físico?

Imagino un fútbol más humano, donde el jugador sea visto no solo como un cuerpo que rinde, sino como una persona que siente y aprende. Cuando mente y cuerpo se entrenan por igual, surgen deportistas más libres, equilibrados y conscientes. El día que hablar de emociones sea signo de madurez profesional, el fútbol no solo tendrá mejores jugadores, sino mejores personas. Ese será el mayor triunfo del deporte.

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