La malaria, la última superación de Ali Fadal
El centrocampista de Ghana, que sueña con construir un orfanato en su país, tiene una historia de superación tras cada uno de los pasos que ha dado hasta llegar al Valencia.
“Recuerdo ver llorar a mi madre casi cada día, ninguno de mis dos hermanos ni yo podíamos ir al colegio y apenas teníamos dinero para comida”. Lo cuenta Ali Fadal (Kumasi, Ghana, 2004) en un documental publicado en Youtube por la Montverde Academy, la escuela que le cambió la vida a él y a otros 56 chavales que hoy son profesionales en diferentes clubes del mundo. Ali Fadal es hoy futbolista del Valencia, a cuyo juvenil llegó en junio de 2022 y con el que firmó hasta 2025. Su historia es un ejemplo de contratiempos y superación. Sin ir más lejos, este verano, pocos días después de disputar un amistoso contra el Nottingham Forest a las órdenes de Rubén Baraja, al centrocampista se le diagnosticó la malaria, enfermedad que ya superó.
Fadal se contagió en uno de los pocos viajes que ha podido realizar a Ghana para ver a su familia desde que se fuera a Estados Unidos con 15 años. Por suerte, a su vuelta a España, se le diagnosticó rápido el contagio y se recuperó bajo la supervisión de los servicios médicos del Valencia sin mayores contratiempos, como en su día Samuel Eto’o, que enfermó de niño en Camerún; Pierre Emerick Aubameyang, que se contagió durante una concentración con Gabón; o más recientemente el jugador de Las Palmas Nuke Mfulu, que contrajó la malaria en la República del Congo, una enfermedad de la que fallecieron 619.000 personas de los 247 millones de contagios en 2021.
La malaria le impidió a Ali Fadal continuar en dinámica de entrenamientos del primer equipo, también con el filial, aunque en septiembre comenzó a competir en Segunda RFEF (acumula cinco partidos con Angulo, todos de titular) y esta semana ha vuelto a ser llamado por Rubén Baraja para ejercitarse con los mayores, un jugador con el que ya contó en alguna que otra ocasión Gennaro Gattuso. Ali Fadal ha saltado así otra piedra en su camino hacia la élite del fútbol, el sueño que tiene desde que vivía en Kumasi, donde comenzó a jugar a los cuatro años entre calles sin asfaltar ni iluminación eléctrica.
“Por la noche podíamos ver la luna”, confesaba en el documental el ghanés, una reflexión que evidencia su talante optimista. Ali Fadal estuvo varios años sin poder ir al colegio, aunque acudía a la salida del resto de los niños para colarse entre ellos y así poder participar en las pachangas que se montaban con un balón y cuatro palos. “Yo soñaba con ganar algún día dinero jugando al fútbol y poder ir al supermercado para comprar comida para mi madre”. La vida de Ali Fadal y la de su familia cambió radicalmente gracias a Mike Potempa, fundador y director de SIMA, un proyecto académico que recluta a chavales por todo el mundo a los que forma como personas y deportistas.
Potempa, que detectó potencial en Ali Fadal, le propuso a su madre que se fuera con él a Estados Unidos. Allí le abría las puertas de la Montverde Academy, una escuela internacional ubicada en Orlando. Ali Fadal perfeccionó su técnica a la par que adquiría conocimientos académicos. Potempa le decía cada día: “Si quieres jugar en Europa -porque ese era el deseo del chaval- primero tienes que estudiar, porque sin educación y sin estudios no puedes ir a ningún sitio”. Y entonces apareció el Valencia Club de Fútbol.
La relación entre el club de Mestalla y la Montverde Academy viene de tiempo atrás. “Nos conocemos gracias a nuestros socios de la escuela internacional de Canadá”, apunta el director de la Academia del Valencia Luis Martínez. De hecho, en Orlando trabajaron técnicos que fueron del Valencia como Toni Hernández y José Bargues. Esa estrecha relación, además de la presencia de un equipo blanquinegro en un torneo internacional organizado en la academia estadounidense, se traduce en que “cada año técnicos del departamento de captación van una semana a ver a los equipos de Montverde entrenar y competir”.
En uno de esos viajes a Orlando, José Jiménez, coordinador del departamento de scouting del Valencia, apuntó el nombre de Ali Fadal. Jiménez se desplazó a Estados Unidos junto a Juanma Barbero, de la agencia ETURE Sports, que colabora con Montverde en la promoción del proyecto. Fue entonces cuando se comenzó a gestar la incorporación del joven centrocampista a la Academia blanquinegra. Ali Fadal no se lo pensó y dijo “sí”, aunque tuvo que esperar unos meses hasta cumplir los 18 años. “Llamé a mi madre para decirle que había firmado por el Valencia. Ese día mi madre volvió a llorar, pero esta vez de alegría”, recuerda un futbolista que tiene otro objetivo de vida: ayudar a construir un orfanato y un hospital en su país.