La lucha titánica que le espera a Casadó y compañía

Es innegable que muchos partidos se deciden por lo que pasa en las áreas y que, a veces, basta con tener un buen portero y un gran delantero para solventar un duelo. Muy posiblemente el desenlace de la final de la Supercopa entre el Barcelona y el Real Madrid dependerá del grado de inspiración de Lewandowski, Lamine Yamal y Raphinha o de Mbappé, Vinicius y Rodrygo. Dos tridentes temibles.

Pero también será muy importante, y más en una final, el que logre hacerse con el control del juego. Y esa tarea corresponde a los centrocampistas, los encargados de mantener la organización y el equilibrio en un equipo. En ese sentido, el Barcelona siempre le ha dado mucha más importancia a esa línea del campo que los otros equipos. Ya desde la base se buscan perfiles de jugadores técnicos e inteligentes, que prioricen el entendimiento del juego a otras cosas. Casadó, Pedri y Gavi responden a ese perfil.

En el Madrid, ya es otra cosa. Ni necesitan ni buscan que la pelota está mucho tiempo en sus pies. Su tarea consiste en lanzar a los tres puñales que tienen arriba y entorpecer lo máximo que puedan el juego del rival. Por eso, y si no hay sorpresas, Ancelotti saldrá con Valverde, Camavinga y Bellingham, de marcado perfil físico.

Será una lucha, una más, entre el fútbol más técnico del Barcelona contra el físico del Madrid y el que logre imponerse tendrá mucho ganado. Tendrá mucha importancia el papel de Marc Casadó, que en el equipo de Flick sería el principal encargado de interceptar pases, recuperar balones y repartirlos con criterio y con el menor riesgo posible. Su temporada está siendo espectacular, hasta el punto que ha llegado a la Selección absoluta. En el otro Clásico oficial de la temporada, en el Santiago Bernabéu, se lució. Estuvo brillante en la construcción y la contención y le dio la asistencia de gol a Lewandowski en el primer gol. “Fue el mejor día de mi vida en un campo”, reconoció. Hoy podría superarlo si levanta un título.

Y como escuderos, se espera que jueguen Pedri, que también está de dulce, y Gavi, que ya fue MVP en la final del 2003 en Madrid y que poco a poco está recuperando su mejor nivel. Y en la recámara estará Dani Olmo, con unas ganas locas de volver a jugar a fútbol después de perderse los partidos ante el Barbastro y el Athletic Club por sus problemas con la inscripción.