Getafe CF

La ley del área de Bordalás

El gol de Arambarri es una muestra de una de las mayores premisas del técnico alicantino.

28/11/25  PARTIDO PRIMERA DIVISION JORNADA 14 
GETAFE - ELCHE 
PRIMER GOL MAURO ARAMBARRI 1-0 ALEGRIA
PEPE ANDRES
Álvaro Ramos
Nació en Madrid en el año 2000. Desde pequeño, pegado al teletexto para estar siempre informado con lo que ocurría en LaLiga y concretamente, en su Getafe. Estudió periodismo en la URJC y pasó por El Chiringuito o Movistar Plus antes de llegar al Diario AS con sólo 23 años. Enamorado del fútbol, de los viajes y de los estadios.
Actualizado a

En el fútbol moderno, donde a menudo se confunde la posesión estéril con el dominio, el Getafe de José Bordalás sigue siendo un verso suelto que recita su poesía a base de intensidad, verticalidad y, sobre todo, presencia. Ayer, en la ajustada victoria por 1-0 ante el Elche en el Coliseum, el conjunto azulón volvió a demostrar que su peligro no nace de la improvisación, sino de la repetición obsesiva de patrones trabajados bajo el sol de la Ciudad Deportiva.

El marcador se desatascó gracias a Mauro Arambarri, pero reducir el gol a la acción individual del uruguayo sería injusto con la pizarra. La jugada no fue una obra de arte estética: un balón mordido, defectuoso, que se paseó con incertidumbre hacia el área pequeña. Sin embargo, terminó en la red porque el Getafe compró todos los boletos de la rifa.

La fotografía de los cinco hombres

Si se congela la imagen justo en el momento en que el balón sale despedido hacia el corazón del área ilicitana, se descubre el secreto del éxito. No había un delantero aislado peleando contra una defensa poblada. Había una avalancha. En la “zona de la verdad” convivían hasta cinco jugadores del Getafe dispuestos a empujar el balón.

Esta superioridad numérica, o al menos igualdad, en zona de remate es una de las premisas innegociables de Bordalás. El técnico exige que, ante cualquier situación de centro lateral o balón colgado, los volantes lleguen, los carrileros cierren y los delanteros fijen. “Llegar, no estar” es el mantra. Y ayer, esa densidad de efectivos fue la que generó el caos en la zaga del

Elche, impidiendo un despeje limpio y permitiendo que el balón quedara vivo.

Fe ciega en el sistema

El remate final fue el epítome de la entrega que exige el entrenador. Arambarri, llegando desde segunda línea —otra marca de la casa—, no esperó a que el balón le llegara a los pies. Se tiró en plancha, con todo, arriesgando el físico para conectar un cabezazo a ras de suelo que valió el partido.

Ese remate no es casualidad; es causalidad. Bordalás trabaja incansablemente la ocupación de espacios. Sabe que sus equipos, a menudo etiquetados erróneamente solo como defensivos, deben ser letales cuando pisan territorio hostil. Y para ser letal, se necesita gente. Cuantos más efectivos pisen el área, mayor es la probabilidad de que un rebote, un mal despeje o un “balón mordido”, como el de ayer, acabe besando la red.

Noticias relacionadas

El 1-0 ante el Elche sirve para reafirmar la idea. El Getafe puede sufrir en tramos del juego, puede no tener el balón el 70% del tiempo, pero cuando decide cargar el área, lo hace con la fuerza de un ejército. Ayer fueron cinco hombres en la foto del gol; la prueba irrefutable de que, en el manual de Bordalás, la soledad del delantero está prohibida.

¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí

Etiquetado en:
Comentarios
Normas

Rellene su nombre y apellidos para comentar

Te recomendamos en LaLiga EA Sports

Productos recomendados