La hora de la plantilla
El Barça, tras la renuncia de Xavi, recibe a Osasuna con el foco puesto sobre los jugadores. Joan Laporta afronta una etapa clave sin el paraguas del banquillo.
Empieza la cuenta atrás en un Barcelona que detonó el sábado pasado en Montjuïc con la derrota ante el Villarreal por 3-5 y que comportó el anuncio del técnico, Xavi Hernández, que contra la voluntad del presidente Laporta adelantó que el 30 de junio dejaba de ser entrenador del conjunto blaugrana.
Con este escenario regresa el equipo cuatro días después a la escena del crimen (19:00 horas) para enfrentarse a Osasuna (sigue el partido en directo en AS.com) en un duelo que servirá para recuperar el encuentro de la Liga que a ambos equipos les quedó colgado a causa de haber disputado la semifinal de la Supercopa en Arabia, en un encuentro que ganaron los catalanes por 0-2. Desde ese día (parece que fue hace un siglo), sólo han pasado tres semanas. Pero todo ha cambiado en el lado culé.
Tormenta. La apuesta de Xavi por anunciar su salida ha dejado a los jugadores y al presidente sin escondite posible. Expuestos a la tormenta sin paraguas.
Los jugadores hicieron eso tan adocenado de reunirse el pasado lunes en lo que se llaman comidas de conjura. Fue en casa de Lewandowski, después de lamentar que una gran parte de culpa en la decisión del técnico se debe a su nefasto rendimiento sobre el campo. Y lo quieren solventar. Falta que les queden piernas, argumentos y coraje para hacerlo. Según Xavi, su anuncio libera de presión al equipo, pero ya se sabe que el técnico, incluso en estas horas, es el campeón del optimismo.
El otro personaje que va a quedar expuesto en el palco del Estadi Olímpic es el presidente, Joan Laporta. El máximo responsable del club ha perdido a su parapeto más firme. Laporta le pidió a Xavi que no anunciara su renuncia, pero el técnico no le hizo caso y al día siguiente de un silencio ominoso no tuvo más remedio que salir a la palestra para reconocer que únicamente había aceptado esta fórmula de seguir hasta final de temporada porque “Xavi es Xavi y es una leyenda”.
Una declaración que no elimina de la fórmula que esta cohabitación de cuatro meses, con el equipo jugándose entrar en la próxima Liga de Campeones y afrontando una eliminatoria contra el Nápoles tan importante a nivel económico como deportivo o social, puede romperse ante cualquier resultado negativo.
En el Barcelona, Xavi es consciente de que si pierde dos partidos (especialmente el de esta tarde) Laporta no va a tener más remedio que despedirle, pero en su manera de pensar y de ver la vida está seguro de que ganará porque ha restado presión a los jugadores. Es la hora de la plantilla, que hasta ahora no se ha lucido.