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ATHLETIC

La encrucijada de Moncayola

Barkala estaba dispuesto a pagar su cláusula ya, Bielsa también lo había pedido a Arechabaleta. Uriarte, el ganador, lo va a tratar con Valverde.

Moncayola en un entrenamiento en Tajonar
OSKAR MONTERO

El ciclón Moncayola apareció en el tablero de la campaña electoral hace unos días como petición expresa de Marcelo Bielsa a su candidato Iñaki Arechabaleta junto a otros nombres imposibles como Griezmann o más factible como Hugo Guillamón, pero sobre todo se acentuó con la declaración directa de Ricardo Barkala y su lugarteniente, Javier Aldazabal, sobre el hecho que esta misma semana depositarían su cláusula de Osasuna, 22 millones, ante la Liga de Fútbol Profesional. El centrocampistra navarro, por tanto, era deseado tanto por el técnico argentino como por Ernesto Valverde, a la postre vencedor de las elecciones este viernes por la noche en las entrañas de San Mamés bajo la batuta de Jon Uriarte.

El técnico de Viandar de la Vera iba en consenso con dos aspitantes a la presidencia, Uriarte y Barkala. El director del Puerto de Bilbao iba directo a por el fichaje de navarro y Jon Uriarte recela más del mismo por su elevada cuantía y por entender que se trataba de una baza electoral sobre la bocina de la campaña. El propio Arechabaleta, que deseaba acometer el fichaje, apostillaba que este anuncio de campanillas en el Hotel Carlton de Bilbao significaba “una imprudencia por los votos. Todavía hay que negociar”, señalaba el ejecutivo deustoarra, que llevaba el tema con mucho más sigilo.

Barkala desvelaba los “contactos” con el agente de Mocayola. “Puedo ser muchas cosas, pero no soy ni imprudente ni irresponsable, sabemos lo que hemos dicho, hemos tenido contacto y si lo hemos dicho es porque lo tenemos atado y lo haremos cuando ganemos. No lo hemos dicho por decirlo”, respondía a las acusaciones de sus contrincantes, aunque ya con el nombre de Moncayola a los pies de los caballos. Uriarte, ya presidente, el 33 de la historia del club de Ibaigane, era claro en sus alocuciones el jueves y el mismo viernes a pie de urna: “Somos personas de largo plazo. No es un club de hacer locuras ni de pagar cláusulas elevadas. La primera palabra que me viene a la cabeza es irresponsabilidad y la segunda, egoísmo, poner los intereses propios frente a los del club. El fichaje me encanta, pero no pagando lo que sea”, lanzaba sobre Moncayola. Ayer mismo, tras vencer de manera aplastante en los comicios del Athletic desvelaba que, de momento, sólo se había mensajeado con Valverde, que no había ninguna prisa para encarar operaciones y que del extécnico del Barça “no” había recibido “ninguna petición” de refuerzos, aseguraba Uriarte al respecto. No obstante, desde esta próxima semana se encararán los temas deportivos de Iñigo Martínez y su renovación, el asunto de Capa y la repesca de Guruzeta.

A Valverde le encanta Moncayola y lo quiere en su proyecto, pero deben medir los tiempos. En Osasuna lo daban por perdido hace unas horas pese a atar al internacional Sub-21 el verano pasado hasta 2031 como abanderado del club rojillo aumentando su cláusula de 12 a 22 millones a sabiendas que el verano pasado ya se planteó por parte de Marcelino y el cúpula saliente acometer el fichaje por esos diez millones menos. Ahora el club pamplonica espera acontecimientos. Moncayola, por tanto, se encuentra en una encrucijada, con su nombre en la palestra y el entorno del Viejo Reino alertado por una operación que se puede cristalizar a tres bandas.