La dura vida de los segundos de Ter Stegen
El gran nivel del germano evita la participación y desarrollo de sus sustitutos, los cuales han participado en 56 partidos en las siete últimas temporadas.
Ser segundón no es agradable, y, si eres la sombra de un protagonista poco puedes hacer. Las suplencias en el mundo del fútbol no son plato de buen gusto, y quizás, las más injustas son las de los porteros. El resto de posiciones del campo son reemplazables a lo largo de los encuentros, pero la meta, salvo excepción, tiene dueño de principio a fin. Eso es lo que ha sucedido en el Barça las últimas siete temporadas, que un alemán con perfecto acento español, ha echado el cerrojo y se ha apropiado de las porterías del Camp Nou.
La vida de los guardametas suplentes en el conjunto catalán es más que dura. Por más que lo intenten y sus actuaciones en entrenamientos y partidos sean más que notables, apenas cuentan con oportunidades. La realidad y los datos dicen que con el paso de las temporadas sus aportaciones disminuyen y solo actúan en encuentros residuales o por lesión de Ter Stegen, y es que cada vez tienen menos presencia, incluso en la copa, competición que desde años atrás les pertenecía. Esta mínima intervención les lleva a salir en busca de oportunidades que no llegan en el conjunto culè. Esta situación le ha explotado a un Iñaki Peña que con tres partidos en sus guantes comienza a imaginar un futuro lejos de Barcelona.
Desde que Marc André Ter Stegen se aferró a la titularidad, nadie ha discutido el puesto al germano. Impresionantes actuaciones y muestras de gran liderazgo le respaldan, y es que en unos años muy duros para la entidad azulgrana Marc siempre estuvo ahí. Pero el buen hacer de Ter Stegen no ha sido positivo para todos. Jasper Cillessen, Neto Murara y, ahora, Iñaki Peña han sido los grandes damnificados. De 373 partidos posibles, entre los 3, han jugado 56, lo que representa un 15%, en otras palabras, las migajas.
Tras la salida de Claudio Bravo en verano de 2016, el Barça fue al mercado en busca de competencia para Ter Stegen, hasta el momento suplente del chileno. Fue entonces cuando entró en escena Jasper Cillessen, proveniente del Ajax por 13 millones de euros. El holandés estuvo en Can Barça tres temporadas donde disputó 32 partidos, siempre jugando la Copa del Rey y partidos residuales de liga y fase de grupos de Champions. En total jugó 32 de 175 encuentros, cerca de un 20%, pero al no ceder nada el meta alemán, Cillessen, decidió probar suerte en el Valencia. La salida del neerlandés supuso un intercambio de porteros entre ambos clubes, por lo que aterrizó de Valencia Neto Murara. Al portero brasileño, con el mismo número de temporadas que el holandés, le fue peor. Disputó 21 partidos de 158 posibles, un 13%. Desde el primer año de Neto se instauró una nueva tendencia en el conjunto culè, y es que, hasta el momento, el meta suplente siempre participaba en Copa del Rey, sin embargo, Setién rompió esta ley no escrita dándole los partidos de dificultad a Ter Stegen. A partir de este momento, tanto Xavi como Koeman, siguientes técnicos del Barça, repetirían esta fórmula con tal de ofrecer seguridad en los encuentros coperos. Este gesto supuso un duro golpe para los porteros suplentes azulgranas.
El último de esta lista es Iñaki Peña, el más perjudicado de todos. El canterano regresó esta temporada tras un “erasmus” en el Galatasaray en busca de oportunidades. Su participación, hasta el momento, ha sido prácticamente nula con 3 partidos de 37 posibles, es decir, un 8%. Sus actuaciones han tenido lugar en las dos primeras rondas coperas ante conjuntos de segunda RFEF y un partido de Champions con el equipo ya eliminado de la competición. Esta situación parece que puede traer más dolores de cabeza de los esperados. La poca confianza depositada en el canterano le ha hecho replantearse una renovación, que a priori, se antojaba más que sencilla. El Barcelona deberá encontrar soluciones para una situación que no cambiará a corto plazo debido al gran nivel del alemán.