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SEVILLA

La caída al infierno del Sevilla

Estadísticas preocupantes, más propias de alturas de competición mucho más avanzadas

Toni Rodríguez/Diario As.
TONI RODRIGUEZDiarioAS

El Sevilla se ha metido en un túnel oscuro con alguna tenue luz en el horizonte, la determinación de Isco a asumir galones ya. En realidad, del gran bloque de Julen Lopetegui sólo sigue ofreciendo garantías plenas Bono, la cara opuesta a En-Nesyri. Las estadísticas son para temblar y, con taras en la planificación que no se pueden enmascarar, los giros bruscos de guión del entrenador guipuzcoano desconciertan en solo cuatro partidos de Liga.

Un punto en los cuatro primeros partidos no lo sumaba desde la inquietante temporada 81-82 y más atrás ocuriño en tres ocasiones, el caso más reciente en 1958... Tres derrotas en cuatro partidos chirrían en los planes de Lopetegui. Hasta la jornada 30 del curso pasado no se arrodilló el Sevilla tantas veces. Precisamente, en el Camp Nou, debido a un solitario gol de Pedro. Bono encajó ante el cuadro blaugrana su octavo gol. Dos de media. Tremendo. Hasta la jornada 14 del ejercicio pasado (disputados 13 por el aplazamiento de otro Sevilla-Barça por acumulación de bajas de compromisos de selecciones sudamericanas), el marroquí no recibió su gol número nueve.

Hasta la tercera jornada no le batió a Bono el Elche (1-1), sin Koundé por rebeldía. Dos partidos más tarde le marcó el Valencia (3-1). Y hasta el séptimo encuentro, con la solitaria diana de Rochina en Granada, no sufrió el Sevilla su primera derrota. El Levante se desmelena en un encuentro extraño que finaliza 5-3 y el gol de Sánchez en Mallorca (1-1) abre un paréntesis inmaculado con un doble 2-0, ante Osasuna y en el Villamarín. Será el Alavés, en una tarde de aguaceros, el adversario que logre el gol octavo y noveno en contra del Sevilla.

El segundo batacazo sería el 2-1 ante el Madrid y el tercero el referido 1-0 en el Camp Nou. Esta caída a plomo, sin freno, que sigue padeciendo el Sevilla de Lopetegui va acompañada de vaivenes en sus decisiones. El esplendor de los veinte minutos iniciales se computan también al técnico vasco, pero Gudelj pasó de su salida de la convocatoria ante el Valladolid y su ostracismo en Almería a titular, medio tiempo, contra el Barcelona; Óliver Torres, el damnificado sin Champions, alternó la titularidad y gol en los Juegos del Mediterráneo con su desaparición en la última jornada.

Sin clarividencia, pero es el mismo caso que Rafa Mir en los dos compromisos recientes. Entradas y salidas, como están protagonizando Montiel y Jesús Navas. No se justifican por rotaciones. La competición avanza, pero no da con la tecla. Son sólo unos ejemplos que avivan el resquemor entre los aficionados sevillistas, que no le pusieron en la diana de las críticas en la cita ante Koundé, Lewandoski y compañía. La ceguera ante portería, con reiteración de culpas de Lamela, ni con la iluminación que ofrece ya Isco, y el bajón anímico, al primer golpe, más el combustible escaso para llegar al final con energía aumentaron la incertidumbre. El cambio de chip con el Manchester City podría constituir, más que un punto y aparte, un punto final.