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BARCELONA

La alienación de Lewandowski

El polaco combina su mal estado físico y técnico (firmó un 60% de acierto en pases contra el Oporto) con una desconexión con sus compañeros. No recibió un solo pase de Pedri y Gündogan ante el Oporto y apenas tocó cuatro balones en el área.

Lewandowski, en un entrenamiento con el Barça.
JOSE JORDANAFP

Salta la vista que algo pasa con Robert Lewandowski. Aún tiene apariciones angelicales; y esta temporada ya le ha dado más puntos al Barça (10) que el curso pasado gracias a sus goles contra Celta, Alavés, Villarreal y Osasuna. Pero son chispazos. A sus 35 años, hay momentos en los que parece peligrosamente cerca del final. En el minuto 70 del partido contra el Oporto hubo una acción muy simbólica. Cancelo se inventó un pase fabuloso con el exterior de la pierna derecha a João Félix, que burló con sencillez a su rival y le regaló el balón al ex jugador del Bayern. El polaco se entretuvo y el murmullo en el Lluís Companys estuvo justificado. Lento, torpe, Lewandowski firmó un pésimo 60% de acierto en el pase contra los portugueses; y eso que apenas tocó cuatro balones en el área, donde tendría más justificación ese porcentaje por las dificultades que tiene el juego cerca del gol.

La crisis del polaco, que no ha marcado en los tres últimos partidos de Champions, algo que no le pasaba en la competición desde 2012, es seria, porque además da la sensación de estar desconectado del resto de sus compañeros. Como alienado. Lejos de la felicidad en su trabajo. Xavi admitió que está frustrado. “Al final, el futbolista es egoísta por naturaleza y más el goleador, que quiere marcar”. Los números del partido hablan de un jugador fuera de onda. Los centrocampistas no conectaron, literalmente, con él. Pedri y Gündogan no le pasaron el balón en todo el partido y de Frenkie de Jong apenas recibió dos balones. De los extremos, João Félix y Raphinha, le llegaron tres y cuatro respectivamente. Muy poco alimento para un delantero. Sin centros laterales (perjudicado por el bajón como Balde), pero también con la sensación de que en ocasiones no está en las zonas calientes del juego y de estar algo fuera de los automatismos de equipo.

Nadie puede obviar la tremenda jerarquía de un futbolista como Lewandowski. Tiene aura y solo hace falta ver su porte en el campo para saber que sigue siendo uno de los grandes. Pero a sus 35 años, empieza a sobrarle ese medio segundo clave en el área. Xavi todavía no se ha atrevido con él, porque lo más lógico habría sido sustituirle por Ferran el pasado martes en lugar de por João Félix, que estaba con las luces encendidas. Es un estatus que se ha ganado pero que no es eterno. El fichaje de Vitor Roque es la medida de presión definitiva para un jugador que todavía tiene dos años y medio más de contrato, pero de quien ya se especula con un futuro en Arabia o Estados Unidos. Feliz a nivel personal en Barcelona, no hay dudas de que acabará la temporada 2023-24. Pero en el verano puede ponerse encima de la mesa su salida.

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