El mérito es absoluto si valoramos que desde la primera semana de Campeonato, allá por el mes de agosto, Ancelotti perdió a Courtois (el mejor portero del mundo) y a Militao (uno de los mejores centrales del mercado) por sendas roturas de ligamentos cruzados. Cualquier otro equipo habría acusado semejante contratiempo, pero el staff del italiano probó con Lunin, tras fracasar la prueba de Kepa, hasta consolidarlo como uno de los mejores arqueros de la competición. Y en defensa se ha entronizado Rüdiger, que hasta ahora era el primer relevo del brasileño. Por si fuera poco, Alaba sufrió la misma lesión en diciembre, pero Nacho, siempre al quite, supo suplir la ausencia del austriaco con la eficiencia y eficacia habituales en el capitán. Añadan a eso que Carvajal ha consumado la mejor temporada de su carrera, que Lucas Vázquez se ha salido en su papel de alternativa en la banda derecha y que Mendy, por fin, ha dejado atrás sus problemas físicos y ha recuperado su versión rocosa y fiable en el lateral zurdo.

También ha sido importante que en la sala de máquinas tanto Tchouameni como Camavinga hayan crecido junto a los consolidados e intocables Fede Valverde (el Halcón ha jugador en equipo como nunca) y los Zipi y Zape que siguen dando lecciones magistrales en su posición: Modric y Kroos. El croata y el alemán suman más de 70 años, pero siguen jugando y rindiendo a un nivel top. El único pero ha sido la falta de minutos de Güler y Ceballos. Sobre todo del turco, cuyas expectativas son tan altas que duele no haberlo visto casi hasta el tramo final de la temporada.

Pero la llave de esta Liga blanca-blanquísima ha estado en el quinteto de ataque. Empezando por Bellingham, que sostuvo a su equipo en una primera mitad de temporada alucinante, con goles de todos los colores, muchos de ellos decisivos al llegar en el tramo final de los partidos. Así fue ante el Getafe y en los dos Clásicos, tanto en Montjuïc como en el Bernabéu, ajusticiando al Barça cuando los de Xavi ya miraban el reloj para irse a los vestuarios. A Jude le han seguido en jerarquía Vinicius y Rodrygo, que han mejorado sus prestaciones y han vuelto a ser desequilibrantes y decisivos con sus goles y asistencias. Y no olvidemos a Brahim, el jugador número 12 que ha sabido hacer de Bellingham cuando ha faltado el inglés (por lesión o por sanción), y Joselu, el canterano eficaz que se ha acercado a la veintena de goles con su profesionalidad y oficio.

En consecuencia, esta ha sido una Liga coral, donde los suplentes han aportado mucho para consumar un título que sabe a gloria y que ensancha de nuevo la distancia de títulos con el Barça (36 a 27). Ancelotti puede estar satisfecho con el trabajo realizado. Este campeón ha superado los 90 puntos y ha dejado claro que esta Liga ha sido blanca y justa como pocas. Una más.

Ancelotti, el coleccionista de títulos

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"No soy súper fan de la posesión, soy súper fan de los goles. Soy italiano. Con tres pases vale, no necesitamos 30”. Este discurso, pronunciado por Ancelotti en sus dos etapas al frente del Madrid, la de 2013 a 2015 y la que empezó en 2021, es el ‘abc’ de su librillo. Y la solución futbolística funciona, porque a sus 64 años se ha convertido en el gurú de los banquillos y en el técnico más laureado del planeta.

Si Ancelotti gana la Champions se quedará a sólo un título de los 14 de Miguel Muñoz… Y con contrato hasta 2026.

Con el Madrid también ha hecho historia. Y esta Liga recién conquistada le concede otro honor, el de repetir dos sextetes (todos los títulos en juego) al frente del Real Madrid. Carletto ha duplicado cada uno de los títulos a los que opta, y ya lleva 12, superando los 11 que levantó el también mítico Zidane y ya con los 14 de Miguel Muñoz a tiro. Tanto, que si gana la Champions se quedará a sólo uno… Y con contrato hasta 2026.

Ancelotti se ha convertido en un coleccionista de títulos y récords. Ahí va una ráfaga: Es el único entrenador que ha ganado todas las competiciones en las que ha participado alguna vez con el Madrid (a Zidane le falta el torneo del KO). Sólo Ancelotti ha ganado cuatro Copas de Europa como entrenador: en 2003 y en 2007 con el Milan y en 2014 y 2022 con el Madrid. Y el de Reggiolo es también el único que ha ganado las cinco grandes ligas: la Serie A con el Milan en 2003, la Premier con el Chelsea en 2010, la Ligue 1 con el PSG en 2013, la Bundesliga con el Bayern en 2017 y LaLiga con el Madrid por dos veces. Después de conquistarla en 2022 lo ha vuelto a hacer en 2024 (en la primera ocasión con doblete y en esta, también con doblete a tiro).

Bellingham, delantero por sorpresa

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"Es la primera vez que he jugado como diez y eso fue una decisión suya, algo que debo agradecerle. Me ha convencido de cuál es mi potencial”. Así hablaba en Mánchester, en la previa de la gesta del Etihad, Jude Bellingham de Ancelotti. El impacto del inglés, que ha caído como un enorme meteorito sobre la Liga, pilló a todos por sorpresa. Quizá hasta al propio Jude. Sus primeros partidos como madridista, más cerca del área que cuando estaba en Dortmund, desbarataron los apuntes de los entrenadores rivales. ¿El resultado? Cinco goles y una asistencia en las primeras cuatro jornadas ligueras. Ni le vieron venir.

El impacto del inglés, que ha caído como un enorme meteorito sobre la Liga, pilló a todos por sorpresa

Una importantísima porción de esta Liga 36 se generó en ese comienzo como un tsunami de un futbolista que había costado 103 millones y rápidamente parecieron una ganga. Su celebración icónica, brazos abiertos como el Cristo Redendor de Río, bendijeron el impulso inicial del equipo. Sin Vinicius por la lesión del brasileño a inicios de septiembre, el Madrid se recostó en las amplias espaldas de un chico de 20 años de Birmingham. Y no le fue mal. Su primer Clásico, otra exhibición: doblete en Montjuïc. Lo de Bellingham quedaba demostrado que no era una moda.

La mejor prueba es que el gol que puso el sello de ‘hecha’ a esta Liga fue suyo, precisamente en el Clásico del Bernabéu. Ese 3-2 rompía una cierta sequía liguera del británico, así que fiel a su línea, no podía recuperar su olfato un día cualquiera. Bellingham levanta su primera Liga y parece que no será la última...

Vinicius y Rodrygo, samba para la Liga

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Y cuando se fue Benzema, dieron un paso al frente. Vinicius y Rodrygo, pólvora de un equipo que, por momentos, lloró la marcha del gol. Temió un abismo que nunca llegó a ser tal. Ancelotti demostró que la vida consiste en reinventarse y ellos, en homenaje a Celia Cruz, que las penas no sólo se van cantando, también bailando. Y el Madrid, huérfano de su nueve y de nueve, pasó a jugar en un sistema con dos atacantes -que no delanteros- totalmente liberados. La punta, para ellos. Vini-Rodry, sin cadenas. Con permiso para moverse, inventar y jugar. Funcionó.

La samba no sólo cosió los rotos, sino que los dejó de pasarela

Y lo hizo pese a todo, porque ambos atravesaron momentos delicados. En el caso de Vinicius, a comienzos de curso: sufrió dos roturas en los bíceps femorales. En la jornada 3, contra el Celta, fue el de la pierna derecha (cuatro partidos fuera) y en un Colombia-Brasil, víspera de la jornada 14, el de la izquierda (más dura, porque esta le afectó el tendón distal: siete partidos fuera). Pero llegó el 2024 y todo quedó atrás. Recuperó su fútbol y, poco a poco, sus goles. Hasta la doble decena, otro año más. El rival al que más goles ha hecho es el Valencia (doblete en Bernabéu y Mestalla), también al que más ha marcado en su carrera (8, superando al Barcelona, con 7).

En cuanto a Rodrygo, ni rastro de lesiones, pero sí de sequías. Llegó a vivir una fase verdaderamente complicada: entre Arabia y abril, un gol, al Girona. Ancelotti salía en su defensa de manera semanal, remarcando que es un jugador al que pide mucho más que goles, pero sin poder ocultar que el asunto se estaba alargando. Y en cuanto reencontró la pólvora, el ritmo se volvió maratoniano. Guinda a una nueva temporada de polivalencia en la que empezó escorado a la derecha y acabó pegado a la izquierda, coordinándose con Vinicius en un ataque imprevisible. Un nuevo invento de Carletto en un año de reinvenciones. Donde la samba no sólo cosió los rotos, sino que los dejó de pasarela.

Rüdiger aprovecha su momento

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Todo comenzó con una carta. En la misiva, firmada por Florentino Pérez, el Real Madrid lamentaba la lesión que Antonio Rüdiger había sufrido (se rompió el ligamento cruzado de su pierna derecha), y que le iba a mantener alejado de los terrenos de juego varios meses, incluida la Eurocopa de 2016. Como él mismo señaló, veía y leía esa carta todos los días. Ahí empezó a pensar y a figurarse jugando con la camiseta blanca. Años después, en 2021, fue el segundo impacto: ganó la Champions del Coronavirus con el Chelsea. Y ahí se dio cuenta que quería estar en el lado ganador de la historia… y sobre todo, que estaba capacitado para ello. El punto tercero llegó en una eliminatoria precisamente con el Real Madrid. El central cuajó sendas buenas actuaciones. Acababa contrato… y el Madrid le llamó. No se lo pensó.

Siempre repite una palabra: ‘Humble’ (‘humilde’), pero es un futbolista que siempre se vacía por y para los suyos

Desde entonces Antonio Rüdiger vive en un paraíso. Un paraíso que descubrió el día antes de su presentación. Era domingo, se acababa de mudar con su familia a Madrid, se disponía a comer cuando llamaron a la puerta. Ante su asombro, Carlo Ancelotti, su futuro entrenador, esperaba a cruzar el umbral de su domicilio. El italiano, tras plantarle dos abrazos, le dijo lo que esperaba de él. Y lo que esperaba el equipo de él. Le explicó el funcionamiento del club, los compañeros… Ya sabía todo lo que necesitaba saber…

Y el paso del tiempo es el que le ha colocado en donde está ahora mismo. Eso, y una maldita lesión de Militao. Pero a veces, no hay mal que por bien no venga: en la primera jornada de la Liga 2023-24, Eder Militao sufría una dura lesión que le ha mantenido alejado de los terrenos de juego hasta finales de marzo y comienzos de abril. En esos largos siete meses, Rüdiger se ha convertido en uno de los jugadores más queridos por sus compañeros, el staff técnico (hay días que comparte viaje desde su domicilio con Ancelotti hasta Valdebebas, donde van hablando de todo), el club, y la afición. Su esfuerzo, su trabajo, su labor oscura pero a la vez efectiva, le han convertido en uno de los pilares de este Madrid campeón. Siempre repite una palabra: ‘Humble’ (‘humilde’), pero es un futbolista que siempre se vacía por y para los suyos. Antonio Rüdiger ha sabido aprovechar su momento… Y no parece haber rival que le mande al banquillo.