Kroos brilla con escolta
El alemán firmó un partido soberbio ante el Nápoles, por encima incluso de su buen nivel esta temporada. La presencia de Valverde, fundamental.
Uno, dos, tres y así hasta 12. Esos fueron los pases largos que Toni Kroos completó de manera exitosa contra el Nápoles. Solamente falló dos, dejando su promedio de acierto en un 85%. Cantidad para nada baladí, teniendo en cuenta que su mejor marca hasta ahora eran los ocho que entregó ante Cádiz y Real Sociedad y que su porcentaje promedio es de 81,4%. Aumentó la frecuencia, pero también la precisión. En envíos de dificultad suprema como son cambios de juego y balones buscando la espalda de la defensa rival. Kroos verticalizó el juego blanco y casi triplicó al siguiente futbolista que más pases dirigió, y ejecutó, al último tercio del campo: 22, por delante de los ocho de Zambo Anguissa y Jude Bellingham. Y también lideró en pases progresivos acertados (13). Jugar con escolta le sentó a las mil maravillas a Toni.
Sin Tchouameni y Camavinga, Ancelotti rediseñó la sala de máquinas para protegerse con un doble pivote compuesto por el de Greifswald y Valverde. El Halcón priorizó las garras por encima de las alas. De esta manera, Kroos podía cocinar con mayor libertad. Apartando las ataduras a las que obligan el sujetar el centro del campo en solitario, el 8 brilló. Medalla de oro, como es habitual, en pases con éxito (97, por delante de los 74 de Fede, los 65 de Bellingham...), con un deslumbrante 97% de acierto, en tareas de intendencia tampoco escatimó esfuerzos. Si bien Valverde, en esa labor oscura para mucho pero reluciente para los entrenadores, recuperó 16 balones, Kroos sesgó hasta ocho (sólo Carvajal y Alaba, con nueve, se cuelan entre ambos), con tres de ellas en campo rival. Estadísticas, todas ellas, superiores a los promedios de una temporada ya de por sí eficiente del alemán.
A sus 33 años, ya sea como interior, pivote o acompañado, Kroos es cada día más indiscutible en este Madrid. E incombustible. El alemán renueva año a año, como todos los treintañeros del equipo blanco acorde a la política del club, pero su caso es especial. Las sensaciones de Toni, y sus inquietudes, son las que deciden. Esas que le hicieron colgar las botas internacionalmente tras la Eurocopa de 2020 (en 2021 a causa de la pandemia). Una decisión fundamental en que su físico, lejos de perder fuste (nunca ha sido una rémora que le haya lastrado), esté en niveles excelentes. Mientras el virus FIFA contagia a muchos de sus compañeros (Vinicius, Camavinga, Rodrygo tímidamente y Modric en diferido), Kroos cuida su cuerpo en Valdebebas sin añadir kilometraje extra.
La constante
No es casualidad que la temporada pasada, sin ir más lejos, apenas se perdiera cuatro partidos y ninguno por lesión al uso (tres por gastroenteritis y uno por gripe). Y ahora, cuando la enfermería adelgaza la sala de máquinas, los minutos y la importancia sigue engordando. El plan inicial de Ancelotti era dibujar un Real Madrid más vertical, con Tchouameni, Camavinga y Valverde como trío de mediocampistas protectores y lanzadores de Bellingham. Pero a medida que la temporada ha quemado cartuchos, Kroos ha ido in crescendo. En tiempo de juego ya es octavo (1.069 minutos) y solamente el uruguayo le supera entre sus ‘rivales’ posicionales. Con todos sanos, el rol es de interior. Y si hay alguno renqueante, Ancelotti ha encontrado en este doble pivote una alternativa para no penalizar las mejores cualidades del alemán a causa de un exceso de obligaciones defensivas. Pero la realidad es que, temporada a temporada, cuando al comienzo de la misma se habla de transiciones, la constante termina siendo Toni Kroos.
*Estadísticas extraídas de BeSoccer Pro.
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