Koke lo cambia todo
El capitán fue el jugador con más robos en 35 minutos. Libera a Barrios y Gallagher y organiza al equipo. Sin estar en esplendor, el Atlético ganó tres partidos de nueve sin él.
Vuelve el capi, vuelve el orden. El reloj tiene cuerda, todo se organiza, fluye de forma más natural. Es indudable que Koke ya no está en su esplendor físico. En enero cumplió 33 años, lleva 16 temporadas en la élite y 673 partidos defendiendo la camiseta rojiblanca. El que más en la historia, números de leyenda. Un one club man de los que no quedan.
Y al que Simeone mantiene un papel reservado pese a que ha perdido el sitio como titular en favor de Pablo Barrios y De Paul. No es novedad, pero cuando Koke no está es cuando más se nota su influencia en el equipo. Y la lesión muscular le cayó en el peor momento al Cholo. Sin jugar desde el 15 de febrero, cuando entró a los diez minutos tras la expulsión de Barrios ante el Celta hasta regresar a los terrenos de juego el pasado domingo en Sevilla. Nueve partidos sin participar, aunque contra el Barcelona en la vuelta de las semifinales de Copa entró en la lista sin llegar a tener minutos.
El Atlético ganó tres, uno de ellos contra el Real Madrid (1-0) a la postre insuficiente para avanzar de fase en la Champions. Se impuso a Valencia (0-3) y Athletic (1-0). Y empató en la ida de las semifinales de Copa En Montjuïc (4-4). Un inicio sin resentirse por la baja de su capitán. Pero lo peor estaba por llegar. Derrotas en el Santiago Bernabéu (2-1), Getafe (2-1), ante el Barcelona en Liga (2-4), también en Copa (0-1) y el empate en la Ciudad Condal frente al Espanyol (1-1). Eliminaciones en Champions y Copa y la Liga casi imposible.
Hasta reengancharse contra el Sevilla. El empate del Barça unido a la derrota del Real Madrid y la victoria colchonera invitan a por lo menos poder soñar con pelear en el final de Liga. Koke regresó al verde a los 55 minutos de un partido que marchaba empate y donde el Atlético no conseguía encontrarse en el Sánchez Pizjuán. Con la lesión de De Paul, el centro del campo ha perdido luz. El capitán sustituyó a Azpilicueta, trasladando a Llorente al lateral, y se situó a los mandos del juego colchonero junto a Barrios. Liberando al de Moratalaz y a Gallagher.
En sus 35 minutos, Koke fue el jugador con más recuperaciones del equipo (siete). Completó 38 pases, el quinto que más, con un 90,5% de acierto, y su presencia permitió desplegarse a Barrios y Gallagher más cerca del área rival. Es más, el 8 consiguió su primer gol en Liga, contra el mismo rival que se estrenó Koke (el 26 de febrero de 2011) y celebrándolo en brazos del capitán, que siempre le ha incitado a buscar más portería.
Una invitación a un relevo generacional... con tiempo todavía juntos por delante. Barrios aprende el oficio de Koke. Los dos jugadores se criaron más cerca del área rival, con la capacidad de último pase menos recurrente cuando participan como pivote. Pero el Cholo les ha adaptado al ancla. Por su salida de pelota, rigor táctico y trabajo. Con Koke volvieron los automatismos. La jerarquía y la armonía. El barco navega mejor con su capitán al timón.
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