Kepa es una fórmula inédita
El Madrid ha recurrido en el pasado a las cesiones para reforzarse, pero no para un puesto estratégico como la titularidad en la portería.
Las cesiones son una operación común del Madrid en el mercado. Pero lo hace mayoritariamente como club cedente, no como receptor. Aunque la fórmula de un traspaso de la mitad de los derechos se está haciendo cada vez más habitual, verano tras verano salen cedidos de Valdebebas multitud de perlas de La Fábrica para dar sus primeros pasos en categorías superiores o hacer méritos para alcanzar un día el sueño del primer equipo blanco. Pese a esa condición de cedente, el Madrid no ha rehusado la carta de recurrir a una cesión cuando se presentó una oportunidad de mercado para reforzar la plantilla. Esta misma temporada ha llegado a préstamo Joselu. Lo que convierte ahora a Kepa en un caso singular es que viene a reforzar una posición estratégica en el equipo como es la titularidad en la portería.
No es la primera vez que el Madrid tiene una necesidad repentina en la portería. Tampoco la primera vez que recurre a una cesión para cubrirla. Así llegó hace cuatro años Areola. Después de que Keylor Navas pidiera su salida ante la suplencia que se le avecinaba en su pulso con Courtois, el club blanco encontró una doble solución en el PSG, con el que aún mantenía una entente cordiale. El costarricense encontró acomodo en el Parque de los Príncipes y el Madrid encontró en el francés un portero experimentado para reemplazar a Keylor. Pero el rol de Areola fue, sin discusión, el de suplente de Courtois. Alphonse apenas jugó nueve partidos, tres de ellos en las tres rondas de Copa que jugó el Madrid.
Unos años antes, en una situación similar a la de ahora pero ya en mitad de la temporada cuando Adán se lesionó en la 2012-13 en plena guerra de Mourinho con Casillas, el Madrid había optado por la opción del traspaso (pagó 3,5 millones de euros al Sevilla) para hacerse con Diego López.
La nómina de jugadores que han llegado cedidos al Madrid en los últimos años no es demasiado amplia. Pero tienen en común que fueron refuerzos más de complemento que del núcleo duro del once. Chicharito, cedido por el Manchester United, heredó en la 2014-15 el rol de Morata como suplente de Benzema. El mexicano intervino en 33 partidos, pero apenas fue titular en 12. Aportó nueve goles, entre ellos el que sirvió para apear al Atlético en los cuartos de la Champions.
Una diana menos hizo Adebayor en la 2011-12, en la que llegó a mitad de temporada ante la lesión de Higuaín. Cedido por el Manchester City, disputó 22 partidos, de los que nueve partidos fueron de titular.
Entre los dos, en la 2012-13 llegó Essien. Su llegada, prestado por el Chelsea, sirvió para reemplazar a Lass Diarra, que se marchó al Anzhi ruso. La competencia en el centro del campo era feroz (Xabi Alonso, Özil, Modric, Khedira), pero el ghanés sí tuvo un papel relevante, sobre todo en Champions y Copa. Jugó 35 partidos de los que fue titular en 31.
Todo lo contrario que Faubert, llegado desde el West Ham en el mercado de invierno de la 2008-09. Apenas jugó 54 minutos con la camiseta blanca y su principal highlight fue la siesta que se echó en el banquillo del Estadio de la Cerámica (entonces El Madrigal) en el transcurso de un partido contra el Villarreal.
Tuvieron diferente suerte, pero ninguno llegó con la misión de llenar el vacío de todo un Guante de Oro. Un gran reto para Kepa.