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SEVILLA

José Ángel, un trébol para Lopetegui

El técnico vasco se libera gracias al prodigioso canterano que reclutó el Sevilla como prebenjamín de 7 años

José Ángel Carmona celebra el segundo gol del Sevilla ante el Espanyol. EFE/ Alejandro García
Alejandro GarciaEFE

La exhibición de José Ángel Carmona en Cornellá-El Prat dio aire al Sevilla y alejó un poco del precipicio a Julen Lopetegui, la viva estampa del sufrimiento y la agonía en los estertores del decisivo encuentro ante el Espanyol. En su segunda titularidad confirmó un futuro esplendoroso que ya intuían los reclutadores del club, cuando apenas tenía 7 años, en categoría prebenjamín.

Existía certezas de su despliegue físico, precisamente una de las lacras que maniatan al Sevilla desde el tramo final del pasado curso. Sí deslumbró su aportación ofensiva desde el primer minuto con su preciso pase a Lamela. El argentino, por fin, destapó el champán después de innumerables tiros errados en el arranque de temporada. Después, dio muestras de su intuición en el segundo gol y de picaresca en el tercero ante un veterano como Cabrera. Hasta que le aguantó el combustible, José Ángel fue un martirio para el Espanyol.

El dorsal 30 delata su condición de canterano. Compartió generación con el barcelonista Ansu Fati. Juntos deslumbraron en Portugal en 2010 en el Mundialito, que reúne anualmente a equipos de 30 países. En uno de aquellos partidos de fútbol 7 con 5-0 al descanso, José Ángel, un prodigio por su disparo y sus arrancadas ofensivas, provocó los recelos del entrenador del Sporting de Brasil. Sospechaba de tales condiciones a tan corta edad. Intuía trampas con un intruso de una categoría superior.

Captado en El Viso, regresó a su pueblo en busca de continuidad antes de las Navidades de 2016 porque durante un año y medio sufrió los rigores del crecimiento y había perdido coordinación. Nada extraño en innumerables casos en los escalafones inferiores de cualquier equipo. En el verano de 2017 retomó la prometedora senda del Sevilla como cadete. Y de juvenil ya le rondaban los grandes.

Debutó en Liga en Almería con 20 años, volvió a pedir a gritos un sitio con su segunda parte contra el Barcelona y ante el Espanyol vivió su consagración. Esta misma semana ya había dejado muestras de sus virtudes ante el City en la Champions. Siempre compitió como defensa, si bien a las órdenes de Lopetegui está alternando el puesto de central y lateral derecho.

Las comparaciones con Sergio Ramos son inevitables. Estatura similar, agresivos, rápidos, con personalidad e instinto goleador. El visueño sí es mucho más tímido. Del camero, ahora en el PSG, poco hay que añadir a su currículum, pero contaba con una gran ventaja cuando Joaquín Caparrós le abrió las puertas del primer equipo en 2004: se fogueó con dos expertos especialistas como Pablo Alfaro y Javi Navarro. José Ángel, de momento, comparte línea con otro novato, Nianzou, otro proyecto de gran jugador porque el resto de habituales guardianes de Bono son remiendos puntuales, Gudelj o Fernando.

Una lesión muscular, con recaía añadida, le apartó de los planes de Lopetegui durante más de tres meses la pasada temporada. Participó en la concentración de pretemporada en 2021, con el regalo adicional de la renovación hasta 2025. Su irrupción estaba clara, por eso repitió este verano en el retiro de Corea del Sur. Las malas sensaciones de Jesús Navas y Montiel le quitaron las cadenas definitivamente en Cornellá-El Prat. Su prodigioso partido lo agradeció el Sevilla para ganar y alejar fantasmas y, por supuesto, el técnico guipuzcoano, que celebró con rabia su liberación, tras una semana intensa de reuniones con la destitución revoloteando el ambiente enrarecido. Julen persiguió a sus jugadores para agradecerles el esfuerzo y el compromiso. Fue inevitable que se fundiera en un abrazo con su salvador.