Jandro: “En mi época era muy difícil jugar en el Valencia”
El entrenador del Villarreal C fue canterano del Valencia, debutando con Ranieri, y militó cinco temporadas en el Girona.
Jandro Castro (Mieres, 1979) es uno de tantos canteranos del Valencia que miran a la época actual con envidia sana. En su tiempo, Jandro llamó a la puerta de un vestuario que en los años en los que permaneció vinculado al club blanquinegro conquistó dos Ligas, una UEFA, una Copa y disputó dos finales de Champions para el Valencia. Y claro, a él y a cualquiera, le costó que se le abrieran.
Jandro, que debutó con Ranieri en Copa y Liga y también disputó un partido a las órdenes de Rafa Benítez, analiza para AS el Girona-Valencia de este sábado. A fin de cuenta, fue canterano blanquinegro, militó durante cinco años en el Girona y conoce a La Quinta del Pipo porque se enfrentó a varios de ellos como entrenador del Acero. Hoy Jandro es entrenador del Villarreal C, así que sabe de lo que habla cuando lo hace de la formación de futbolistas.
¿Cómo le va la vida de entrenador?
Muy contento. La escuela del Villarreal es espectacular, es el mejor lugar donde puedo estar y donde quiero estar. Llegué aquí porque yo estaba entrenando al Acero en Tercera División, jugamos playoff e hicimos buen fútbol. Entonces me llamaron del Villarreal para el ‘C’. Ni me lo pensé. Cuando te llama el Villarreal para entrenar a un equipo de su cantera, pues hombre, es que algo has hecho bien y bueno.
El Villarreal ‘C’ no deja de ser el último escalón hacia el fútbol profesional, porque el ‘B’ está en Segunda División.
Exacto. Yo cojo a los chavales en el paso que dan de juvenil a otro fútbol, que es Tercera División. Ese paso aquí es muy importante porque el siguiente ya es futbol profesional. Mi labor es formar a los chavales para que lleguen lo mejor posible al B y que esa transición desde el juvenil no sea tan grande.
¿Cuándo le nace el gusanillo de ser entrenador?
Eso no lo piensas realmente hasta que ves que tus energías para seguir jugando se acaban. Cuando veía lejos mi retirada, ni lo pensaba. Pero ves que te queda poco y te preguntas, ¿qué voy a hacer luego? Empecé a mirar el trabajo del entrenador de otra forma, a mirar los partidos de otra manera, quería profundizar en por qué hacen esto o lo otro. Hablé con entrenadores, amigos míos, y me empezó a picar la curiosidad.
¿Tiene alguna referencia especial entre los entrenadores que ha tenido?
Bueno, intento tener mi propio estilo, mi propia forma de jugar, pero sí que es verdad que lo que has visto muchas veces te marca. Lo bueno y también lo malo, de cosas que no harías. Hay cosas que yo veía de algunos entrenadores que no me gustaban y no quiero hacerlas. Obviamente hay muchísimas cosas que he aprendido de muchos entrenadores que, moldándolo un poco a mi manera, me han influido.
Por su experiencia como futbolista y como entrenador, ¿ha evolucionado mucho el trabajo de cantera?
Sí, sí. Ha cambiado mucho. La formación es diferente, los entrenadores han ido evolucionando, los entrenamientos están mucho más controlados, el físico se controla con GPS; mucho gimnasio antes y después, sobre todo en prevención. Tienes más vídeos, más referencias del rival. Todas esas herramientas se notan. En mi época dependía un poco más del talento del jugador que de otra cosa. Y ahora, aparte del talento, creo que el entrenador tiene más herramientas para darle.
No sé si alguna vez, echando la vista atrás, se dice así mismo: “Si yo hubiera tenido todo lo que tienen ahora los chavales para mejorar…”
Sí que lo pienso, sí. Y muchas veces se lo digo a los jugadores. En mi época no teníamos tantas herramientas. Había muy buenos entrenadores, pero en aquel momento era lo que era el trabajo del entrenador, que era muy bueno, pero diferente. Y ahora yo creo que entrenador abarca muchas más cosas a todos los niveles. Entonces, hombre, era otra época, pero sí que me hubiese gustado tener todo lo que tienen ahora los chavales.
Usted, como futbolista, sale de la cantera del Valencia. ¿Ve con envidia la época actual? Me refiero, ¿alguna vez piensa en si hubiese tenido usted y otros compañeros el escenario que ahora tienen en el primer equipo?
Sí. Lo pienso y me consta que otros los piensan también. No quiero decir que sea fácil, que no lo es y si tienen las oportunidades que están teniendo es porque se las merecen, pero sí hay más posibilidades. Al menos llegan más rápido que en mi época, aunque luego tienes que valer y ellos valen. Y son Valencia diferentes.
Y tanto que lo son. Usted debuta con Claudio Ranieri el año que el Valencia gana la Copa del Rey y también jugó con Rafa Benítez el año del Doblete…
Claro. En mi época era muy difícil jugar. Yo cogí un Valencia que ganó dos Ligas, una UEFA, una Copa del Rey, que disputó dos finales de Champions… era mucho más difícil generar oportunidades. Debuté con Ranieri, luego salí cedido, volví con Benítez, pero era muy complicado quedarme y jugar. Yo considero que había hecho méritos para poder estar, pero también es verdad que yo tenía delante jugadores espectaculares en mi puesto. Entre ellos Pablo Aimar, pedazo de futbolista. Así que cuando me tocó irme del Valencia, entendí que no era el momento mío. Pero estoy muy agradecido al Valencia, porque allí debuté en Primera y porque me formé como persona y jugador, porque llegué con 15 años y me fui con 22 años.
¿Qué edad tenía cuando debutó?
19 años.
Le iba a preguntar si cree que ahora se han adelantado también los plazos, pero usted también fue precoz.
Sí, pero no era lo habitual entonces. Hoy en día hay muchos que piensan que si con 21 años no han debutado en Primera es que no valen para esto. Y no es así ni mucho menos. Pero es verdad que las cosas han cambiado y que está más normalizado que la gente joven suba y juegue. Antes costaba mucho darle una oportunidad a un chaval de 16, 17 años, como estamos viendo ahora, incluso eran pocos con 18 años.
¿Cree que en su época los jóvenes eran más ‘respetuosos’ con los veteranos que ahora o que había más jerarquías que ahora?
Sí, lo creo. Los veteranos con los jóvenes, en mi época, se portaban bien, pero sí es verdad que marcaban más su territorio, cuál era el sitio del veterano y cuál el del joven. En mi última época de futbolista yo ya viví que no era así. Los veteranos intentábamos siempre que los jóvenes se sintieran a gusto y ellos ya suben de otra forma. Pero yo creo que la vida ha cambiado en general. La gente joven ahora tiene más desparpajo, es un poco más echada hacia delante, pero eso es muy bueno para el fútbol.
¿Le pasó alguna vez algo con un veterano que ya se pueda contar?
No, no. Nunca tuve ningún problema. Yo intentaba pasar lo más desapercibido posible (ríe). En el Valencia todos los veteranos se portaron muy bien conmigo.
Empezó en el Valencia y se consolidó en el Girona.
Así es. Allí viví cinco años espectaculares. Me hice mayor allí y empezó a salir gente joven y ya te das cuenta de hasta cuando empiezas a jugar con gente de 18, 19, 20 años y tienes 30, 31, 32, ya ves cerca el final. Ahí es donde empecé a pensar qué haría luego y tuve la fortuna de encontrarme con dos entrenadores que me marcaron mucho: Raúl Agné y Rubi. De ellos me gustaba su manera de entrenar y cómo olían los partidos.
Sus datos en Girona son muy buenos: 175 partidos, 37 goles y 27 asistencias.
La verdad es que estuve muy bien. Estuve muy bien a todos los niveles. Es una ciudad super tranquila para jugar al fútbol. No hay mucha presión, y el futbolista lo nota. Y luego tuve la suerte de encontrar los compañeros espectaculares, entrenadores muy buenos, gente del club espectacular, gente que todavía está, como el delegado, el utillero… Cuando vienen a jugar a Villarreal o Valencia voy a verlos,. Fueron años muy bonitos, que los recuerdo con mucho cariño.
Se fue de Girona en 2015, si me dice que imaginaba que llegaría a ser líder de Primera le pregunto por el número que va a salir en la lotería de Navidad…
Que va, no lo pensaba, era difícil de pensar que el Girona llegaría a ser líder de la Liga tras 14 jornadas. Pero ahora no me sorprende del todo, porque Michel hace un gran trabajo, la secretaría técnica también… es un lujo ver cómo juega el equipo. Yo intento ver casi todos los partidos por lo bien que juegan. Es un equipo muy bien trabajado. No es casualidad que sigan ahí arriba.
¿Qué cree que tiene Girona para que fijara en esa plaza un grupo inversor como el del City? No lo sé, la verdad. Ellos entraron justo el año que yo me voy. Así que me falta información. Pero Girona tiene muchas cosas para consolidar un proyecto y crecer. ¿Cómo ve el partido de este sábado entre el Girona y el Valencia?
Son dos equipos que están bien. El Girona no hace falta decirlo, pero el Valencia lo está habiendo bien, porque con todos los problemas que hubo en la pretemporada de fichajes y demás historias, el equipo está respondiendo, está compitiendo muy bien y va a ser un partido bonito.
Usted coincidió con Rubén Baraja…
Sí, bueno, pero poco. Yo tenía más presencia en los entrenamientos en la época de Ranieri. Él llega después, cuando yo subía y bajaba. Así que tampoco coincidimos mucho.
¿Le ha sorprendido la evolución de los chavales de La Quinta del Pipo?
A ver, no me sorprende su nivel futbolístico, porque yo me enfrenté a ellos cuando era entrenador del Acero y ya te dabas cuenta que eran muy buenos. Pero claro, aquello era en Tercera División. A mí lo que más me ha sorprendido es la madurez con la que el año pasado subieron al primer equipo, en una situación muy complicada, y sacaron las castañas del fuego. Porque fueron ellos lo que lo hicieron y en una plaza tan complicada como es Valencia, donde la gente aprieta. Pero subieron y dieron la sensación que llevaban toda la vida jugando en Primera, marcando goles importantísimos como los de Guerra o Diego López. Eso es lo que me ha sorprendido de ellos.
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