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BETIS

Isco vuelve a ser Isco

El malagueño brilla en su debut oficial con el Betis y Pellegrini le entrega liderazgo en su proyecto. Peleó, pausó y mandó sobre el césped nueve meses después.

Cuando el Betis anunciaba pasadas las seis de la tarde la alineación titular de su equipo para el estreno de Liga todos los focos se colocaron sobre un jugador. Isco y su dorsal 22. Pellegrini le entregaba un liderazgo que para algunos podía sonar a prematuro y para otros a lógico. Su último partido como titular fue el 9 de noviembre de 2022. Pasaron nueve meses y sobre el césped tendría a Parejo y Comesaña como dueños de la adversidad. No tembló. Aceptó el desafío, tal vez uno de los mayores en su carrera deportiva, para imponer su sello y demostrar al mundo que ha vuelto. Peleó cada balón, arriesgó en algunos, aseguró la posesión en otros, pausó cuando debía hacerlo y aceleró cuando quizás más falta hacía. Sus compañeros lo buscaban y él se ofrecía. A los 19 minutos, lanzó un servicio magistral al espacio para que Luiz Henrique estirara su carrera y diera un regalo a Ayoze. Fue el malagueño el que recibió entonces más abrazos. Sin siquiera marcar. Sin siquiera asistir. Pero ese gol, el primero del Betis 4.0 de Pellegrini, tenía su huella. Había más que un pase en esa acción. Pellegrini respiró. Isco volvía a ser Isco.

Había mucha expectación en el reestreno de Isco en la Liga y él justificó el aplauso. Lo hizo con pinceladas de un fútbol que sueña con tenerlo de vuelta por todo lo que le regala. Al Betis le dio aire y también profundidad en varios instantes del primer tiempo en el que los verdiblancos supieron que hacer cosquillas al Villarreal era la mejor carta para hacer daño de verdad. Isco reinó entre líneas, tratando de pasar desapercibido. Acudiendo a la base de la jugada cuando Guido y Marc Roca lo miraban. Acudiendo a tierra de nadie en tres cuartos cuando pretendía romper líneas o imaginar. Dejó otra acción de talento puro en el segundo tiempo con una conducción diabólica que no supo concluir. 71 minutos que despertaron la ilusión en el Betis y la esperanza en el fútbol. A sus 31 años, le queda talento por mostrar.

Pellegrini celebró el tanto del descuento con euforia. En ese impetuoso gesto de victoria también había mucho de Isco. De saber que su apuesta tenía, de momento, carácter ganador. “Para mí no es ninguna sorpresa. Es un jugador de otro nivel”, expresó el técnico tras el encuentro. Él admite que su llegada se debió en parte a que Nabil Fekir no estará listo en estos primeros meses de competición. Y el malagueño puede responderle con ese fútbol de salón que últimamente parecía caerse en el olvido en Heliópolis. Isco se divierte jugando. Se aisló de prioridades económicas y agarró la mano de Pellegrini para tratar de protagonizar tardes como las que días atrás había fabricado en Málaga o en Madrid. Y ahora todos, o casi todos, creen que es posible. Quizás él no tenía ninguna duda.