Indignación y temor en el Coliseum
El club azulón espera la resolución del Comité para conocer la sanción de Luis Milla.


La calma no ha llegado al Coliseum tras la tormenta. Lejos de apaciguarse los ánimos con el paso de las horas, la ‘resaca’ del choque de ayer ante el Villarreal ha dejado un poso de profunda indignación en el Getafe CF. El cuadro azulón se ha levantado hoy con la mirada fija en los despachos, expectante y temeroso ante la sanción que le puede caer a Luis Milla, pero también con la firme convicción de que el equipo está pagando un peaje injusto por su reputación.
El punto de inflexión ocurrió en el minuto 48. El acta arbitral no deja lugar a dudas en su redacción: “el jugador Luis Milla Manzanares fue expulsado por el siguiente motivo: dirigirse a un adversario diciéndole: “Hijo de Puta’”. Una decisión drástica que cambió el guion del partido y que ahora abre un abanico sancionador que tiene en vilo al cuerpo técnico. Según el baremo aplicable a este tipo de expulsiones directas, el centrocampista madrileño podría enfrentarse a una suspensión de entre 1 y 4 partidos.
En las oficinas del club se teme que el castigo sea ejemplarizante, lo que privaría al equipo de su principal generador de juego para el cierre de año. Perder a Milla no es perder a un jugador más; es perder el metrónomo.
“Árbitros condicionados”
El enfado del vestuario va más allá de la acción puntual. Existe la sensación de que llueve sobre mojado y de que el Getafe compite con un lastre añadido antes incluso de que ruede el balón. Mauro Arambarri, uno de los pesos pesados del equipo, ejerció de portavoz de esta frustración a través de una contundente publicación en su cuenta de Instagram.
“Muchos árbitros ya van condicionados contra nosotros por todo lo que se genera durante las previas a nuestros partidos”, escribió el uruguayo, apuntando directamente a la narrativa que rodea al estilo de juego del equipo. Arambarri fue más allá, exigiendo imparcialidad: “Necesitamos que sean profesionales algunos árbitros y no se dejen llevar por el ruido generado”.
Las palabras del charrúa reflejan el sentir de un grupo que cree que el Villarreal supo jugar sus cartas, llevando el choque a un terreno de máxima tensión donde, curiosamente, el Getafe acabó siendo el más perjudicado. El conjunto amarillo manejó los tiempos y la psicología del encuentro, y tras la expulsión, cada detalle, cada interrupción y cada disputa pesaron mucho más en contra de los locales.
Un rompecabezas táctico para cerrar el año
Más allá de la polémica y el enfado institucional, la realidad deportiva obliga a pasar página rápidamente. El cuerpo técnico tiene ahora la difícil papeleta de reajustar el centro del campo sin su pieza angular.
La ausencia de Milla obliga a una reingeniería total de la medular. Habrá que redistribuir las responsabilidades en la salida de balón —una tarea que Milla asume casi en exclusiva— y buscar nuevos ejecutores para el balón parado, una de las principales armas ofensivas del equipo. Protegerse ante una baja tan sensible será clave para que el equipo no pierda el norte competitivo.
Noticias relacionadas
El calendario, además, no da tregua. Al Getafe le restan dos finales para cerrar el año en LaLiga: recibir al Espanyol en el Coliseum y visitar el Estadio de la Cartuja para medirse al Betis. Dos duelos de exigencia máxima que, salvo sorpresa mayúscula del Comité, deberán afrontar sin el faro que ilumina su juego, en medio de un clima de guerra contra el “ruido” externo.
¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí




Rellene su nombre y apellidos para comentar