Incertidumbre en la fiesta
El Valencia busca su salvación matemática mientras el Betis despide al eterno Joaquín, que igualará a Zubizarreta (622 partidos). Baraja confía en sus canteranos y Pellegrini quiere un cierre brillante.
Heliópolis se prepara para un duelo que vive en la fina línea entre el terror y la emoción (sigue el partido en directo en AS.com). El Valencia se mide al Betis con la salvación matemática pendiente pese a que las opciones de descenso sean minúsculas. Es una final. Por mucho que la tragedia se tenga que vestir de carambola. Los de Rubén Baraja quieren cerrar cualquier atisbo de duda ante un Betis que sólo pretende convertir su despedida en una fiesta con un nombre propio: Joaquín Sánchez.
A Sevilla llega un Valencia tembloroso pero confiado. El gol de Lino ante el Espanyol entregó un aire casi definitivo y nadie piensa en un descalabro total. Baraja exigirá intensidad cuando quizás sólo reine el miedo. Ante un equipo que hace cuentas, otro que quiere coronar su buena campaña con el mejor guiño posible a una leyenda infinita. Joaquín, que estuvo cinco años en el Valencia, corona su carrera con su previsible partido número 622 en Primera. La cifra que lo iguala a Zubizarreta y lo convierte aún más en historia por si no era suficiente con lo demás. El portuense mirará a la grada, al cielo y al infinito mientras su magia vuela por última vez.
Pellegrini quiere aislar todo. Ni fiesta ni relajación. Al menos es su plan de arranque para el último baile. En él aparecerán invitados inesperados que quizás merecieron más minutos. No llega a tiempo Víctor Ruiz por lesión en lo que también es un adiós anunciado. Habrá talento repartido en su esquema habitual: tal vez las ansias de Ayoze, puede que también el ímpetu de Ruibal. Pero todos desean que uno de los once sea Joaquín, el verdadero rey de la despedida.
El Valencia se centra en evitar sustos. El punto es suficiente y nadie quiere jugar con fuego. Baraja confía en los mismos que sostuvieron su credibilidad, partiendo del carácter de su capitán Gayà y hasta las ganas de chicos como Javi Guerra o Diego López. Mirar de reojo a otros escenario no está en la previsión de un equipo que quiere aparcar de forma definitiva la temporada para estudiar cómo ilusionarse con la siguiente. Y estar en Primera es el único camino. Kluivert y Lino acompañarán a López en ataque mientras Almeida debe encargarse de que la creatividad supere los nervios. Prohibido dormirse en la fiesta de Joaquín.