Hermanamiento de leyendas y peñas de Rayo y Athletic

Un Rayo-Athletic siempre es especial. Horas antes del encuentro ya se veía a muchos aficionados rojiblancos por las calles de Vallecas, acompañados por los franjirrojos, ejerciendo de anfitriones. Ellos daban color y calor a un día frío y lluvioso. Esa sintonía se respiró también en la cervecería El Boliche, donde tuvo lugar un acto de hermanamiento entre leyendas de ambos equipos y sus hinchadas. Por parte del Rayo acudieron cuatro mitos del Matagigantes, como son Felines, Potele, Uceda y Anero. Y por parte del Athletic, lo hizo Dani Ruiz-Bazán. Iconos para los aficionados que allí se congregaron, miembros de la activa Peña Muller-Dani y de la antigua Peña Rayista 2004.

Los veteranos de uno y otro equipo compartieron batallitas para deleite de todos los allí presentes. “Yo metí un gol a Iribar de cabeza”, presumía Potele, sólo unos días después de que el exguardameta cumpliera 80 años. A lo que surgieron unos cánticos para el Txopo. Dani, el gran capitán, tomó la palabra y tuvo un recuerdo para el rayista Guzmán, que no pudo acudir a la cita por un catarro. “Estoy contento por reencontrarme con mis compañeros. Me hace ilusión. De Guzmán tengo una anécdota... Yo fui al Mundial de Argentina 78 y él estaba preseleccionado, pero no llegó a entrar en la lista. Entonces Villar se lesionó y Kubala le llamó. Estábamos en el Hotel Alameda y vino como muy gallito. Yo estaba comiendo con Quini, Arconada... Le saqué toda la miga al pan para hacer una bola grande y tirársela cuando no mirara. Quini me dio el aviso, se la lancé al cuello, con tan mala suerte que se apartó y le dio en el ojo a Pirri, que era el capitán. Se cayó al suelo gritando, se le acercaron los masajistas, el médico... ¡Madre mía! Me metí debajo de la mesa y pensé: ‘Yo ya no voy a Argentina”, narró entre risas.

También despertó las bromas la foto de una portada antigua. Un partido entre vascos y vallecanos, con Dani y Anero como protagonistas. El Athletic pidió penalti del lateral rayista sobre su extremo, pero el árbitro no lo señaló. “No fue”, mantuvo Anero. Felines les pinchó para ver si se ponían de acuerdo, pero Dani seguía erre que erre. No hubo manera. Sí encontraron consenso en el buen ambiente que rodea a estos partidos desde siempre. “Jugar en Vallecas era una putada porque los partidos siempre eran por la mañana. Nos rompía los esquemas y las rutinas... Era un campo difícil para nosotros. Nunca sabías qué podía pasar. Aquí jugué un España-Rumanía Sub-21 y marqué tres goles”, recordó Dani, que se midió también a Uceda. El central franjirrojo no le olvida: “En algún momento le he tenido que dar alguna patadilla”. “Te la devolvería”, respondió a carcajadas Dani. “Era una pelea continua. Dani te daba”, confirmó Anero.

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Otra de las especialidades del 7 del Athletic eran los penaltis: 34 de sus 199 goles llegaron así. Sin embargo, algunos le siguen recordando por uno que falló... “Con 14 o 15 años veía a Pelé en los reportajes y hacía una paradinha. Siempre me quedaba a entrenar los penaltis al final. Hice grandes goles y grandes cagadas. En una final de Copa contra el Betis, el entrenador me dejó para lanzar el último, pero lo fallé. Todos me echaron el muerto a mí, pero no fui el único, que también erraron Villar e Iribar. Pues estando en Huelva de veraneo me preguntaron: ‘¿Es usted Dani? ¿No se acordará de un penalti...?’ Su puta madre. Me voy al quinto coño y se acuerdan de eso”, narró con el público riendo entregado.

También Andoni Iraola —actual entrenador del Rayo y leyenda del Athletic como futbolista— se sumó a la fiesta y mandó un vídeo a los hermanos Thate (Alfredo y Enrique), impulsores de esta iniciativa desde su tasca en Bilbao, la famosa Ein Prosit, punto de encuentro de muchos actos del equipo rojiblanco y del Bilbao Basket. “Al Athletic le está costando finalizar. Siempre ha habido hombres importantes arriba, pero como no se puede fichar a nadie habrá que esperar... Si llegamos a la final de Copa, nos veo con menos posibilidades que otras veces”, analizó sincero Dani. Protagonista de una iniciativa que quedó inmortalizada en una txapela que rezaba: ‘Juntos somos fuertes’, con ambos escudos y la fecha. Un día para recordar, un día entre hermanos.