Hastío en el Madrid por el derbi
El club resume su sentir en cansancio y enfado: ni entiende, ni comparte la pasividad del Atleti con sus ultras. Pero felicita a sus jugadores y al árbitro.
Cansado. Así dice sentirse el Real Madrid tras los incidentes del derbi. Otra visita al Metropolitano y otra vez lío. El propio club aclara y subraya que no debe señalarse a toda la afición del Atlético, pues son una minoría. El informe de LaLiga recoge once insultos en el derbi y todos los locales vinieron del mismo lado: Grada Baja del Fondo Sur, sectores 127 al 133. La zona que Competición, casi seguro, clausurará en su reunión de mañana. Al estar la zona conflictiva tan acotada, castigar a todo el estadio sería injusto. Fueron ellos. Los de siempre. Está clarísimo; tanto, que el Madrid no entiende tamaña permisividad. Pero se resigna. Qué va a hacer.
El club confiesa que ha llegado a sentir tristeza pero que, incluso por encima, está el enfado. La indignación de ver que el problema es evidente, pasan las temporadas y ahí sigue. Que el Atlético, por ejemplo, sí ha demostrado esmerarse este derbi en atajar el problema del racismo. Y se vieron resultados. Pero en lo que respecta a sus ultras, el asunto es muy diferente. Ahí siguen, mientras la incomprensión en Chamartín es total: desde que los Ultras Sur fueron expulsados del Bernabéu, todo es mejor. Querer es poder. Ellos quisieron y pudieron.
Bien por jugadores y árbitro
“Nosotros no podemos hacer más”, dicen resignados. Pero dentro de esta vorágine de tristeza e indignación, hay dos rayos de luz. El primero, hacia sus jugadores: el club les felicita por su actitud bajo el huracán. Nadie fue a la grada a encararse con nadie, ni a poner problemas, nada. Y en un momento así las reacciones son imprevisibles. También señala que Courtois actuó correctamente: en ningún momento provocó y bastante suave fue su reacción para lo que estaba escuchando (“¡Courtois, muérete!”). El Real Madrid también considera que la actuación del árbitro fue sobresaliente: templanza y saber estar. Al margen de lo que pueda opinar del arbitraje deportivo, su intervención ante los incidentes fue impecable.
Máxima presión
El respirar del Madrid, en el fondo, es el de todo el fútbol. ‘Basta ya’. El mundo lleva 24 horas respirando hartazgo; repitiendo esas dos palabras. Basta de ultras e, incluso por encima, de permisividad en el Metropolitano. De que la hostilidad se apodere de un estadio que debe ser emoción. Porque en eso, es de los mejores. Pero en lo primero, lleva tiempo siendo protagonista. Y no puede ser. Los incidentes del derbi han sido una gota más en un vaso que, en el fondo, llevaba tiempo desbordado. Muchísimo. Pero nunca la reacción del mundo fue tan unánime como ahora.
La cúpula del Atlético de Madrid percibe una presión asfixiante desde que la noche del domingo los ultras del Frente Atlético volvieran a ensuciar un partido. El argumento de que los altercados siempre sucedían fuera del Metropolitano, se cayó. Que nadie podía evitar que un cafre gritase algo por la calle, pero dentro estaban “controlados”. A la vista salta que no. Hasta once cánticos de violencia verbal y un diluvio de mecheros. Los propios aficionados del Atlético discrepan con esa gente. “Cuando se pone así, ya no nos gusta”, decía un aficionado que abandonaba el estadio, con su hijo pequeño, en pleno partido. “No hay que meter a la afición y a las peñas en el mismos saco que a estos personajes”, Alberto García, portavoz de la Unión Internacional de Peñas.
La falacia del Atleti
Pero lo más representativo fue el momento en que los jugadores se fueron a saltar y bailar con el fondo... y el resto del estadio comenzó a pitar. Nunca es la noche para acercarse a ellos; pero la del domingo, menos aún. Una torpeza que, directamente, dejó incrédulo al Real Madrid. Sin palabras. Lo que indigna no es la existencia de esos ultras (eso se da por descontado), sino la permisividad que continúa habiendo con ellos. El Atleti alega que no puede expulsar al Frente Atlético, porque ya lo expulsó en 2014. Una falacia que roza lo absurdo. Porque es evidente que el Frente Atlético continúa entrando al estadio.
Entre 60 y 100 ultras
Aferrarse a un formalismo, a que no aparece en los papeles, es regatear el problema. Eludir la responsabilidad; no querer meterse en el barro. Porque incluso aunque sea cierto que es difícil prohibir la entrada a quien no tenga antecedentes o actitudes violentas, sí se puede vetar el acceso con logos, emblemas o lemas del Frente. Por ejemplo. O castigar cánticos en referencia a la banda. El club estima que expulsa a unos diez miembros cada temporada... y que hay unos 60. La Policía apunta a algo menos de 100. Por ahí ronda la cifra. Son pocos, para los 70.112 que fueron el pasado domingo. Pero manchan todo.
Pero no se es tajante con ellos, porque a eso se remite el Atlético. A que, al no contemplar al Frente Atlético ni como peña (algo confirmado con la Unión Internacional), ni como grupo, no puede expulsarlo. Porque para ellos no existe. Pero es evidente que lo hace y que más pasos, se pueden dar. La tibieza del club con sus ultras tiene harto al mundo del fútbol. Y el Madrid respira hastío. Otro derbi... y otra vez lío. Ir al Metropolitano se está convirtiendo en un problema. Y no por el 99% de la afición, sino por ese 1%. O menos. El Real Madrid está cansado pero, incluso por encima, está enfadado. Volvió a pasar. Y es la propia afición del Atlético la que no se merece todo esto.