Gündogan, el generador invisible
Es el jugador que más ocasiones genera (100) en las cinco grandes ligas europeas por delante de Bruno Fernandez. Ha generado 30 ocasiones más que Kroos. Ha jugado todos los partidos oficiales del Barça, pero mantiene un discreto segundo plano.
“Me gusta estar cómodo en lo invisible”, le dijo Ilkay Gündogan a El País en una entrevista el pasado mes de septiembre, cuando apenas llevaba dos en Barcelona y la Champions estaba a punto de arrancar. Ahora, más de cinco meses después, el alemán mantiene un discreto segundo plano, pero sus números hablan de un futbolista superior por más que se quisiese discutir su rendimiento. Sin la necesidad de alharacas de otros, el capitán de la selección de Alemania es el futbolista que más ocasiones crea en las cinco grandes ligas europeas. Hasta cien ocasiones de gol ha generado el ex jugador de City y Borussia Dortmund. Saca una cómoda ventaja, en esa clasificación de Opta, a Bruno Fernandes (91), Pascal Gross (84), Sané (79), Isco (78), Saka (77), Foden (76) o Julián Álvarez (74). El madridista Kroos aparece en la posición número doce, con 70 ocasiones generadas.
Una cifra espectacular que confirma la influencia de su fútbol y que aumenta cuando se acerca a la portería. Sus cifras, cinco goles y diez asistencias, empiezan a moverse en los límites de las que firmó la temporada pasada en el City (once tantos y siete pases decisivos). Su regularidad también asombra. Gündogan ha jugado todos los partidos oficiales de la temporada en el Barça, 38, en los que ya suma más de 3.000 minutos. A esa cifra hay que añadirle los seis internacionales que ha jugado con Alemania y que engorda hasta casi 3.550 minutos el tiempo que acumula sobre el césped esta temporada.
Es Gündogan un jugador de equipo que antepone el colectivo a sus comodidades. Por eso aceptó durante un buen tramo de la temporada retrasar su posición cuando Xavi, sin Busquets, y con Oriol Romeu por debajo de lo esperado, detectó grietas en la construcción y lo puso en la base de la jugada. La aparición de Christensen le ha permitido devolver a su posición de enlace, donde ha jugado grandes partidos. Gündogan ha hecho, además, goles importantes. Algunos que no tuvieron trascendencia en el marcador, como en el Clásico, del que salió picadísimo. Otros, significaron tres puntos, como el penalti transformado en Las Palmas o el golazo de Vitoria.
Pero a Gündogan nada de esto le valdrá si no gana trofeos. “Podemos levantar grandes títulos”, dijo el día de su presentación, uno de los más grandes su carrera. Le acompañaba su esposa, Sara, y él estaba poniéndose la camiseta del equipo del que se hizo fan de adolescente, viendo al Barça de Rijkaard. Posteriormente, al de Pep, que luego fue su gran maestro en Manchester y, con toda la tristeza del mundo, aceptó que se fuera al Barça cuando en verano el alemán le telefoneó, en las vacaciones, para darle la noticia.
Gündogan, que también ha dejado que otros líderes del vestuario como Lewandowski tengan más visibilidad después del anuncio del adiós de Xavi, no aparece en los medios hace tiempo. Como una señal de que quisiese hablar en el campo y de que lo único que hay que explicar tiene que ver con el césped. Él sigue haciendo números.