Güler tuerce el gesto
Ante el Betis se marchó contrariado: cero minutos y último mediocentro. Su eclipse desde el Valladolid genera inquietud. Al parón, descolocado.
Güler se ha ido al parón descolocado. Del mismo modo que se ha quedado gran parte del madridismo con su situación. “La temporada que viene será importante”, vaticinó Ancelotti. Una frase que coleó en verano y pareció concretarse frente al Valladolid: titular por delante de Modric y Ceballos. Pum, golpe sobre la mesa. Era su hora... pero no fue su tarde. Y desde entonces, ocaso. Fue suplente en Gran Canaria, donde dinamitó el partido saliendo en la segunda parte. Pero de nada sirvió, ni mucho menos. Frente al Betis, ni un minuto. De cien a cero en dos jornadas. El jugador se ha marchado al parón contrariado.
Como lo hizo el domingo: según Alberola Rojas pitó el final, enfiló el túnel de vestuarios. Cabizbajo, apagado. Al margen de la fiesta que el resto de sus compañeros no hacían más que comenzar sobre el césped. Era la noche de la redención tras un arranque de dudas. Y él no estuvo en el festejo, escueto en cualquier caso. Se marchó, en una decisión que no esconde maldad: a Güler le salió irse, ajeno a que ese movimiento se podía ver como un desplante. No era su intención. Ni mucho menos.
Recuerdos de Vietnam
Pero la lectura sí permite adivinar cómo se siente. Lo sucedido desde el Valladolid ha sido como un alfiler directo al globo de la ilusión. Tanto suya, como de quienes desprendieron brillo en los ojos cuando le vieron en el once. Hay muchas ganas de Güler; el propio Güler tiene muchas ganas de Arda. Pero de la noche a la mañana, volvieron los recuerdos de Vietnam. La titularidad de Modric se entendió como una rotación corriente, pues no deja de ser Modric. Capitán, emblema, timón. Pero la presencia de Ceballos antes que él, la noche del domingo, fue un varapalo. Algo inesperado en todas direcciones.
Güler se ha marchado al parón con el sentir de que su situación se mantiene en una volatilidad no deseada. Que ser indiscutible en este equipo, a estas alturas, sigue siendo una utopía. Piano piano. Pero que el eclipse que ha sufrido en las dos últimas jornadas... siembra cierto runrún. El jugador ya se encuentra a las órdenes de Montella, enfocado en los dos partidos que juega Turquía este parón: Gales (fuera) e Islandia (casa). Se prevé una doble titularidad y, por tanto, una doble oportunidad para regalar algún mensaje en forma de redención. De yo sigo aquí.
Calma y paciencia
Mientras tanto, calma en Madrid. Desde Valdebebas señalan a las palabras de Ancelotti justo antes de este parón: a la vuelta, comenzarán las rotaciones. Porque arrancará la Champions y, con ella, la maratón de los posibles 72 partidos. Deberá haber mucho movimiento y, en un centro del campo sin exceso de nombres, Güler tendrá muchos minutos. Quedará el debate de si jugará las noches importantes, pero regularidad, encontrará. El entorno del jugador le transmite lo mismo: calma, la temporada sólo acaba de empezar. Pero es innegable que los dos últimos partidos han torcido el gesto a Güler. Han descolocado a la afición. E inquietado al jugador.