Griezmann no pudo tumbar su maldición del Camp Nou
El francés no ha ganado ni marcado en sus 14 partidos como visitante en el feudo del Barcelona. Fue el mejor del Atlético junto a Nahuel Molina y se estrelló con el larguero y Ter Stegen.
EI Camp Nou es territorio comanche para Antoine Griezmann. Si en su dos temporadas vistiendo la camiseta del Barcelona nunca pudo alcanzar en nivel de superélite que ha recuperado en el Atlético y tuvo en sus cinco años en su primera etapa, como visitante es el feudo que peor recuerdo trae al francés.
En total, Griezmann ha disputado 14 partidos el Camp Nou entre su etapa en el Atlético y la anterior con la Real Sociedad. Liga, Copa del Rey y Champions. Y el balance es de 12 derrotas y dos únicos empates. Nunca ha ganado de visitante... ni ha marcado. Y ayer fue el principal foco ofensivo del Atlético, lo intentó contra viento y marea, pero volvió a morir en la orilla. A los 45 segundos ya había buscado puerta, pero su gran zurdazo se estrellaba con el larguero. Y Ter Stegen le arrebataba las otras dos opciones que tuvo para acabar con su maleficio. La primera con una gran mano a su zurdazo y la segunda después de un extraordinario taconazo que le salió muy centrado.
No llegó el gol, pero un día más Griezmann dejó una actuación notable. La baja de Koke, un futbolista hoy por hoy insustituible para Simeone, provocó que la sala de máquinas necesitase más ayuda en la construcción. Y Griezmann es el chico para todo. Se ensambló en la mediapunta, formando un rombo con Lemar a su izquierda, De Paul en la derecha y Witsel de pivote y fue el factor diferencial entre líneas, el más capacitado para hacer daño a la espalda de Busquets. Omnipresente. En total, Griezmann completó 29 pases buenos, cifra únicamente superada en el Atlético por De Paul (50).
Y, una de las mayores virtudes de Griezmann es su entendimiento del fútbol. Unido a la libertad con la que juega de rojiblanco, el francés supo detectar cuando Raphinha era imparable para Hermoso. Y si toca currar, es el primero en hacerlo. Sus cinco recuperaciones sólo estuvieron superadas por las siete de Nahuel Molina en el equipo. Varias en ayuda en área propia. El de ayer no era un partido más para Griezmann, era el primero que volvía a jugar contra el Barcelona como futbolista cien por cien del Atlético.
En octubre, tras el partido de ida, se cerró la continuidad de Griezmann hasta 2026. Se acabó la restricción de los 30 minutos a la que estaba sometido para forzar al Barcelona a negociar a la baja. Si la opción de compra no cumplía la premisa de participación, volvería a un club blaugrana que no podía permitírselo. Finalmente, de los 40 millones se pasó a 18 y seis en variables. Y en el Camp Nou, pese a la derrota, demostró que el mejor Griezmann está de vuelta. Ese que nunca pudo ejercer como blaugrana y ahora vuelve a ser feliz de rojiblanco.