Grietas en la gran fortaleza amarilla
Después de casi un año, los amarillos encajaron un gol en casa antes del descanso. Tras la visita del Almería suma dos partidos recibiendo durante la primera mitad.
Si algo había distinguido a la Unión deportiva Las Palmas a lo largo de esta temporada de regreso a la primera división era una solvente seguridad defensiva. Una virtud que rompía el estereotipo de equipos con mayor posesión de pelota y con más presiones hacia adelante era igual a conjuntos encajar más goles.
Tanto era así que los amarillos fueron el segundo equipo menos goleado durante gran parte de la liga hasta el otro día, el que fueron a visitar al Atlético de Madrid. Hasta entonces todo lo que sonaba a defensa en Las Palmas, sonaba a fiabilidad japonesa. Daba prácticamente igual el ángulo al que se acercara, la zaga se erigía como piedra angular del campeonato.
Y es que las raíces de esta fortaleza no se quedaban en la temporada 2023-24 sino que se hundían hasta marzo de la temporada pasada cuando los amarillos pusieron el candado a las primeras mitades como local. Algo que el técnico ha aludido “siempre intentamos darle una vuelta más, lo hice en la primera etapa cuando llegué”. Y por ahí llegó mejoras para el sellado de la defensa.
Y vaya si salió bien, cerca de un año estuvieron los de García Pimienta yéndose al descanso con el marcador visitante a cero. Una marca digna de mención y que incluso se extendía más allá de Gran Canaria. Y es que los de García Pimienta hasta enero fueron los que menos goles habían recibido en las primeras partes esta temporada en las cinco grandes ligas europeas.
Sin embargo algo pareció romperse en el Metropolitano, los amarillos encajaban dos goles, de aquella forma, uno de rebote o otro sin apenas esfuerzo en un abrir y cerrar de ojos. No necesitó el Atlético ir mucho a la fuente para que se rompiera el cántaro, los amarillos lo hicieron papilla ellos mismos. “No ha hecho falta que el Atlético corriese a las espalda porque en la salida de balón nos equivocamos y ya eso generaba situaciones de gol por su parte”, opinaba el técnico a la conclusión.
Y a partir de ahí el punto de inflexión, sin contar la visita de Osasuna inmediatamente después al viaje al Metropolitano. Tras ese partido le siguieron anomalías con respecto a la medida que venía dando a lo largo del curso. Tres tantos encajados en Getafe, los tres en la primera parte. El muro de los primeros cuarenta y cinco minutos se agrietaba. A la semana siguiente, Guruceta tumbaba casi un año después la fortaleza de la primeras mitades y Coco haría el gol en propia que colocaría el peor resultado en casa desde el uno de noviembre de 2022 cuando el Burgos se llevó un 0-2 a Castilla, casi 500 días sin acabar a más de un gol del rival en casa.
Sin solución de continuidad, el Almería volvía a anotar la jornada siguiente antes del descanso. Baptistao remataba a placer antes del primer cuarto de hora. La premisa de “hacer el partido largo” que imaginaba García Pimienta saltaba por los aires sin que el partido sentara las madres y de no ser por Perrone, el brasileño bien pudo haber anotado el segundo.
De esta forma el equipo que llevaba, casi, un año sin encajar un tanto recibió dos de forma consecutiva. Aunque bien como decía Kirian: “No era normal lo que estábamos viviendo”. Porque no era normal que un equipo esté un año sin encajar un gol antes del descanso en casa; ni que en 500 días como local en el peor de los casos esté a un gol aislado en los últimos minutos para sacar un punto como ha ocurrido varias veces; ni que nadie de las cinco grandes ligas tenga mejor defensa antes del descanso partiendo con uno de los límites salariales más bajos. Se habrá caído la fortaleza pero siguen las mismas piedras.
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