Gavi busca reencontrarse
De nuevo suplente ante el Atlético, el centrocampista andaluz parece haber frenado su progresión aunque la confianza del cuerpo técnico y el club en él es absoluta.
El 27 de enero en el partido ante el Valencia (7-1), Gavi tuvo un gran gesto con Pablo Torre, al que le cedió jugar el último cuarto de hora de un duelo que ya estaba más que decidido. Acción que fue alabada por Hansi Flick como muestra de compañerismo y como demostración que el vestuario del Barcelona es como una familia bien avenida. Por aquel entonces, Gavi era titular indiscutible en el centro del campo azulgrana, situación privilegiada que parece haber perdido en un retroceso en su progresión en los últimos partidos.
A Gavi, todo hay que decirlo, también le benefició que Dani Olmo tuviera problemas físicos y que se perdiera algunos partidos por el serial de su inscripción. Pero, pese a esto, el de Los Palacios, en apenas dos meses demostró que ya estaba en óptimas condiciones para tener cierta continuidad. Ahora mismo, pero, parece que se ha estancado y que ha bajado un punto su rendimiento desde la celebración de la Supercopa de España en Yeda.
Es muy sintomático lo que ha pasado con él en los últimos partidos. Ante el Alavés tuvo que dejar el campo muy pronto por su choque de cabezas con Conechny y por el protocolo en este tipo de lances del juego se quedó fuera de la lista para jugar ante el Valencia en la Copa del Rey. Gavi se mantuvo en el once inicial ante el Sevilla pero recibió una tarjeta amarilla y fue reemplazado en el descanso. El jugador explicó que consensuó con Flick el cambio porque se temía que lo acabarían expulsándolo. Lo mismo ocurrió ante el Rayo Vallecano. Amonestado, el entrenador lo sacó en el minuto 65 del partido para evitar males mayores. “Los árbitros conmigo no se cortan”, denunció Gavi.
Ante el Las Palmas ya fue suplente y se quedó sin jugar ni un minuto. Y se quedó de nuevo en el banquillo ante el Atlético de Madrid en la ida de la semifinal de la Copa del Rey. Entró, en teoría, para pausar el partido y tener piernas frescas en el tramo final pero ocurrió todo lo contrario. El juego se descontroló y él salió en la foto del 3-4 al no llegar a taponar el remate de Llorente.
A día de hoy, Pedri y De Jong son inamovibles en la sala de máquinas azulgrana. Y en el tercer escalón del centro del campo, Flick tiene muchas opciones donde escoger. La más lógica es la de Dani Olmo, el fichaje estrella de la temporada, y el que más juego asociativo tiene de todos. Además, tiene mucho gol. Gavi debe competir contra él y Fermín, que tampoco es de los que se rinda fácilmente.
El entrenador alemán ha llevado la gestión de su reingreso al equipo de forma brillante después de recibir el alta tras su larga lesión. Le fue dando cada vez más minutos para que cogiera ritmo de competición hasta que consideró que estaba en disposición de jugar de inicio y ser un futbolista capital para el equipo. Su situación ahora ha cambiado un poco pero Flick siempre ha valorado muchísimo todo lo que aporta Gavi al equipo: intensidad, esfuerzo, solidaridad en la presión y buena llegada al gol.
La confianza del cuerpo técnico y del club en él es total y absoluta. Es una pieza clave para el presente y el futuro del equipo. Por eso el Barcelona lo renovó por cinco temporadas más, hasta 2030. Ante el pequeño bache de juego por el que atraviesa, lo que necesita Gavi es reencontrarse y saber jugar los minutos que le dé el entrenador, ya sea bien saliendo de inicio o como suplente.
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