VALENCIA | ENTREVISTA A GATTUSO (PARTE I)
Gattuso: “Es mejor vivir siempre a ‘full’ que como un blando”
El técnico italiano atiende por primera vez, en exclusiva, a un medio español desde que llegó al Valencia. El Gattuso más personal repasó con AS toda su carrera, su cambio en la manera de ver el fútbol, cuando salió a los 12 años de casa, su forma de afrontar la vida...
Gennaro Gattuso (Corigliano Calabro, 1978) es mucho más que un entrenador de fútbol. El italiano eligió AS para dar su primera entrevista personal desde que llegó a España. Un auténtico lujo hablar de fútbol y de su particular visión de la vida con Gattuso. Su conversación muta en segundos de la presión alta y la línea de cuatro a cómo fichó por el Rangers, a los 17 años, porque si no, su padre le “daba una hostia”. De cómo no entendía nada tras visitar a Guardiola a contar cuando tomó té con Sean Connery. Genio y figura, vive la vida a “full”. Visceral y muy de los suyos. Un líder que no sabía que era un líder. Un ‘Rino’ que se preparó “para matar mentalmente” a su rival.
-En España, sobre todo entre aquellos que le vieron jugar, ha sorprendido su estilo. ¿En qué momento cambia en su cabeza el estilo del Gattuso futbolista al del Gattuso entrenador?
-Con 27 ó 28 años yo estaba jugando en el Milán contra un equipo español. Nosotros sólo corríamos y el balón se jugaba sólo en vertical. Y pensé: ‘¿Por qué?’. Después fui a hablar con Guardiola. Sinceramente, durante unos meses, no entendía nada.
-¿Y qué acabó entendiendo?
-Que a mí me gusta un jugador funcional, un jugador pensante, que sabe cuándo tiene que ir a presionar… me gusta tener el balón con calidad, pero no sólo por tenerlo sino por mirar adelante. Ahora veo el fútbol de manera totalmente diferente de cuando jugaba. Son muchas horas de mirar partidos y en un año vas cambiando.
-¿Y qué ha cambiado desde su llegada a España?
-Si miras los partidos del Milán o el Nápoles cuando yo estaba allí, no presionábamos delante. En el Valencia es el primer año que voy a presionar adelante. El año pasado hablé mucho con Gigi, mi segundo, y mis ayudantes. Vimos que en Europa se está jugando hombre a hombre. Nosotros no hacemos esto. Nosotros vamos a presionar arriba y esto lo hacemos bien.
-¿Estar casi 20 años con Pirlo a su lado pudo influirle?
-Pirlo tenía una cosa que ahora apenas se ve: el fútbol en largo. Ahora, para atacar la profundidad se hace tocando el balón. A Pirlo Dios le dio unas cualidades increíbles. Tenía cuatro ojos. La posición en el campo, cómo moverse sin balón, el desmarque de ruptura… ahora a muchos equipos les está faltando, muchas cosas. Con Pirlo he hablado. Nuestra mentalidad era jugar en vertical y a él no le gustaba jugar en corto. Era un fútbol diferente.
-Decía que habló con Guardiola y también tomó nota de Quique Setién.
-Le respeto mucho. Yo veía su Las Palmas y me gustaba, me encantaban sus entrenamientos. Pero tenía que entenderlo bien, porque en mi cabeza aún no lo tenía claro. Yo estaba en el Pisa, con un desastre de club, sin dueño ni nada… Y luego me fui al filial del Milán. Me faltaba la construcción desde abajo. Yo no fui al Milán para algún día entrenar al primer equipo. Fuimos, año a año, a equipos para mejor nuestro estilo y jugarlo de manera perfecta. Mi historia como entrenador es diferente.
“Fui a ver a Guardiola y a Setién... Y los primeros meses no entendía nada”
-¿En qué sentido?
-Era campeón del mundo, había ganado la Champions… pero eso no es bastante para ser entrenador, hay que ir al campo. Por eso yo empecé de cero. Tenía consciencia de fútbol, pero no estaba preparado.
-¿Y cómo se preparó?
-Viendo fútbol de cualquier categoría. Fui a muchos partidos de Championship, de Segunda y Tercera italiana… El otro día estuve encantado viendo al Villarreal en Guijuelo. En un campo que no se podía jugar. Me dio una emoción increíble. Cuando yo hablo de estilo puede dar la impresión de que no tengo respeto por la forma de jugar de otros. Al revés. Se puede ganar con estilos totalmente diversos. ¿Has visto el Mundial? Muchos equipos se defendían, cerrando bien el campo, no iban a presionar adelante y salían al contraataque. Yo tengo claro el estilo que me gusta, pero cuando veo un partido que el campo no está bien y hay que apretar… también me gusta.
-¿Y ve esos partidos con los ojos del Gattuso futbolista o entrenador?
-Cuando veo un partido no lo veo y ya. Miro la línea de cuatro y estoy 15 minutos que sólo me concentro en eso. O la línea del medio o de delanteros. No me gusta ver un partido por verlo.
-¿Qué vida es mejor, la de jugador o la de entrenador?
-Claramente la de jugador. Como vivo yo el fútbol, no tienes vida. Le tengo que dar las gracias a mi mujer que no sé cómo está todavía conmigo. Porque lo vivo. Yo cuando empecé en esto llamaba a Ancelotti y le decía: ‘¿Cómo lo haces?’. Para mí es difícil. Yo empiezo a las 8:30 y me voy a casa a las siete de la tarde. Luego estoy en casa en el baño, voy a orinar, y se me ocurre algo y lo apunto en un papel. Lo vivo de esta manera. Tengo que cambiar, porque no se puede estar 18 ó 19 horas pensando en fútbol.
-¿Usted ficharía un Gattuso?
-No lo sé. Según veo el fútbol, a veces me ficharía y otras no. Yo corría mucho y tácticamente era muy fuerte pero seguramente en el fútbol moderno alguna cosa me faltaría. Yo tenía carácter, pero cómo me gusta jugar a mí no es bastante sólo con tener carácter, que es algo que sí se puede mejorar.
-¿Qué jugador actual se parece a usted?
-Hacía tiempo que no veía un jugador parecido a mí, pero lo he visto en el Mundial: Amrabat. Me ha emocionado mucho, parecía cuando yo jugaba con 27 años.
-Su autobiografía se titula ‘Si uno nace cuadrado, no muere redondo’. ¿Está siendo más redondo de entrenador?
-No lo sé. Soy un entrenador que quiere mucho a su equipo y a su cuerpo técnico. Si no tengo el gusanillo en la barriga no me siento bien. Yo tengo que tener emoción. A mí el fútbol me tiene que dar emoción.
-Se le ve en el banquillo…
-Cuando me veo en la televisión no me gusta. Me muevo, estoy siempre hablando, pero no puedo hacerlo de otra forma. He intentado cambiar, pero no puedo. Me gusta vivir el partido, estar dentro, hablar con el juez de línea, con mis jugadores… Durante un entrenamiento es mi mejor momento. Pero después vuelvo a ser un desastre, porque lo analizo cinco horas en vídeo… Pero en la hora y media que estamos en el campo, me siento vivo.
-¿Cuándo era un niño se imaginaba la vida que ha tenido?
-Era mi sueño. A los 12 años me fui de mi casa para esto. Si me iba mal no volvía. Estaban todos esperándome para matarme. No pienso en nada de lo que podría haber sido de no ser futbolista. Yo hice más de lo que podía. Para mí era un privilegio jugar al fútbol. Y si me hubieran pagado diez veces menos de lo que me pagaron habría jugado también.
-Siempre remarca que se fue de casa con 12 años, ¿lo pasó tan mal?
-Mucho. Cuando tú estás acostumbrado a estar en tu casa, con tu madre que te preparaba todo, tu padre, tus hermanas (una de ellas murió hace dos años)… Yo dormía en un piso de 15 metros, con la luz encendida esperando que se hiciera de día para ir al colegio. Estar solo no es fácil para un niño. Pero si tuviera que hacerlo otra vez, lo haría.
-Sus orígenes son humildes, ¿cómo asimila un chaval de 17 años que solo con su primer contrato en el Rangers iba a cobrar más que su padre toda su vida?
-Yo no quería ir a Glasgow. Yo había jugado dos partidos en Segunda y ascendí a Serie A con el Perugia, donde jugué ocho partidos sin contrato. Luego jugué el Europeo sub-18 con Italia... y un día viene mi padre y me dice que ha venido al pueblo un representante del Glasgow Rangers y te ha propuesto esto. Yo no quería irme. Y cuando terminé de hablar mi padre me dijo: ‘No sé ni escribir esta cifra. Tengo que vivir cuatro vidas para ganar esto’. Cuando le insistí en que no, me contestó: ‘Te doy una hostia si no lo aprovechas…’.
-De ahí viene su afición a las hostias que da a sus jugadores…
-(Ríe) Las hostias forman parte de mi carácter. Es una señal de que quiero a la persona que está conmigo.
-¿Y cómo llega un chaval de Calabria y con los “pies cuadrados” a ser campeón del Mundo?
-Con trabajo. Creer todo el día en lo que se hace. Cuando fui a Glasgow no sabía nada, ni una palabra en inglés. Después de dos semanas parecía más escocés yo que un jugador escocés. Con mi estilo, trabajaba tres o cuatro veces al día. Me iba al gimnasio una hora, tirando el balón contra el muro otras dos horas. Yo me he construido con la mentalidad. Sabía que no tenía una gran técnica, pero me preparé para matar a mi oponente mentalmente. He dedicado mi vida al fútbol.
“Yo no tenía una gran técnica... pero me preparé para matar mentalmente a mi oponente”
-¿Con quién ha aprendido más?
-Con todos. Yo no sabía que era un líder. Todo lo que hacía me venía de forma natural. No tenía que hacer teatro ni poner otra cara. Cuando veía que alguien estaba en dificultad, iba a ayudar. Estaba cuatro o cinco horas más en el campo. Sabía que tenía que seguir mi estilo. Y mi estilo era trabajar y trabajar. Pensar en fútbol 24 horas.
-¿Ha cambiado mucho el fútbol en los últimos años?
-Sí. Muchísimo. Ha cambiado todo. Un jugador tiene hoy en día mucha información. Al más alto nivel tienes todo. Si el rival es derecho, es izquierdo… También ha cambiado para el entrenador. Ahora un entrenador controla a 65 ó 70 personas, antes sólo 30 ó 35. Ahora, si crees mucho en los datos, los tienes todos. Si haces las cosas bien, no tienes muchas lesiones. Los jugadores son más profesionales que éramos nosotros. Se cuidan más, controlan la comida, las cargas... Cuando tú hablas con los jugadores tienes que saber el porqué, si no lo sabes te matan.
-¿Cómo se mete en la mente de un chaval de 20 años?
-Para mí Carlo Ancelotti es el mejor entrenador del mundo por esto. Carlo viene de tres o cuatro generaciones atrás. Y siempre tiene la llave para entrar dentro de la cabeza de los jugadores. Parece simple pero no lo es. Yo cuando hablo con un chaval de 20 años no tengo que pensar en mi carrera o en lo que yo hacía. Tengo que pensar cómo puedo entrar bien en la cabeza de este chaval. En los últimos tres años creo que he mejorado mucho en esto. Cuando empecé, en los primeros cuatro años, no lo tenía claro porque pensaba que todo el mundo tenía que hacer lo mismo que yo, con mis ganas, con mi mentalidad. Pero hay que saber a quién tienes delante. Un ejemplo: yo tengo un hijo y una hija. Mi hija es una mujer fuerte, con un carácter similar al mío. Mi hijo es totalmente diferente. Yo no puedo hablarles igual a los dos. Si a mi hijo le hablo de la misma manera que a mi hija, lo mato. Tengo que hablarle de manera diferente. Igual es con los jugadores. Por esto, al margen de tácticas y otras cosas, el mejor entrenador del mundo es Carlo. Es increíble cómo ha entrado en la cabeza de los jugadores de cuatro generaciones.
-¿Qué no le perdonaría a un futbolista?
-Que no respete su trabajo. Cuando hablo con ellos les digo que tenemos una responsabilidad y si hay dos o tres jugadores que no hacen esto, el entrenamiento va a acabar mal. Nunca he suspendido un entrenamiento por dos o tres. Cuando yo pito el principio del entrenamiento quiero ver que el equipo va a ‘full’. Porque si no, es mejor irnos a la ducha.
-¿Vivir al límite agota?
-No tengo miedo de la muerte. Sí respeto porque me gusta vivir. Prefiero ser un león y no un gatito como me preguntaron en mi presentación. Es mejor vivir siempre a full que como un blando.
-¿Usted cuenta hasta 10?
-No. A mí me gusta vivir y no pensar en lo que tiene que pasar. Hoy es hoy, mañana es mañana. Yo no me freno. Cuando me veo en la tele no me gusta. Pero cuando tengo la adrenalina en el fuego, voy. Yo no soy una persona que está pensando que tengo una cámara enfocándome. Soy yo. Es normal que tengo que controlarme porque soy entrenador, pero… voy.