García Pimienta y el reto de cumplir contrato en el Sevilla
El técnico barcelonés se enfrenta a la misión de tener continuidad en un banquillo del Sevilla que se asemeja a una silla eléctrica por la rapidez con la que caen sus inquilinos.
No por esperada deja de sorprender la decisión del Sevilla de fiar su proyecto de reconstrucción a García Pimienta. Pero el fichaje del entrenador barcelonés ya es oficial, esperándose desde el club que en Nervión se le dé continuidad a la primera vuelta de Las Palmas y temiéndose desde todo lo que rodea al Sevilla que lo que tenga continuidad sea la nefasta segunda vuelta del conjunto canario.
García Pimienta llega a un banquillo que es una silla eléctrica. Seis entrenadores en las últimas dos temporadas, cada uno de su padre y de su madre, ejemplificándose perfectamente los bandazos a la hora de tomar decisiones por parte de la dirigencia. De Lopetegui a Mendilibar pasando por Sampaoli. De Mendilibar a Quique Sánchez Flores pasaron por el inaudito Diego Alonso. Y de Quique Sánchez Flores a García Pimienta por los dos próximos dos años, aunque esta afirmación pueda sonar a broma.
Y si suena así es porque García Pimienta se enfrenta al reto mayúsculo de acabar contrato en el Sevilla. Más fácil, o igual de complicado, aún: de acabar contrato. Desde que Unai Emery pagara su cláusula de rescisión para irse al PSG en 2016 la sucesión de entrenadores ha sido dantesca. Sampaoli sustituyó al vasco, firmó por dos años y al cabo de su primera temporada pegó la espantá para hacerse cargo de la Selección de Argentina y fracasar en el intento.
A Sampaoli lo sustituyó su compatriota Berizzo, que estaba en el paro en diciembre antes de ser sustituido por Montella y que al final de temporada tuviera que salvar los muebles Caparrós. El utrerano pasó a ser director deportivo la siguiente campaña, fichó a Machín, lo echó, se puso él a los mandos y arregló la papeleta una temporada más.
Entonces llegó Monchi con Lopetegui, a quien defendió ante el recelo de la afición y la apuesta salió ganadora. Por fin un entrenador se mantenía en el cargo no una sino tres temporadas, hasta era renovado... A comienzos de la cuarta era destituido, volvía Sampaoli, se le destituía con un millonario finiquito, llegaba Mendilibar a ganar un título y a ser destituido... Y la historia ya se conoce.
Los dos años de García Pimienta tienen clausulas para que cualquiera de las partes pueda resolver la relación contractual con facilidad a la conclusión del primer año. Y también es cierto que la ficha de García Pimienta es relativamente baja. Aspirar a cumplir el contrato es el reto. Acabar la temporada ya sería un logro.
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