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Celta

Garcés: “Es una exageración que no le guste el fútbol, Bale era un caballo latigado”

El director de fútbol del Celta concede su primera entrevista en España al Diario AS. Repasa su trayectoria junto a estrellas como Bale, Maradona y Butragueño.

Marco Garcés posa para AS en la Ciudad Deportiva Afouteza.
LALO VILLARDiarioAS

¿Cómo fue su infancia en México en los años setenta?

Fue una infancia siempre pegada al fútbol porque mi papá fue jugador y mi abuelo también fue jugador. Recuerdo una infancia plagada de partidos, de los domingos siempre ir a ver jugar a mi papá, de yo estar involucrado en escuelitas de fútbol primero, después ya en ligas más oficiales. Era una época donde primaba el fútbol local, no había tanto fútbol en la televisión y era difícil seguir ligas extranjeras, entonces siempre estabas pegado al fútbol mexicano viendo partidos. Tuve la noción muy clara desde chico de querer ser jugador. Es más recuerdo el momento exacto donde decidí ser jugador de fútbol.

¿Cuándo fue ese momento?

Fue en un vestuario, un día que un familiar me llevó al vestuario de un equipo profesional y cuando vi los gritos, la euforia, el entusiasmo, la sangre, los zapatos y el césped dije: ‘Yo quiero esto’. Tendría unos cinco años. Me acuerdo claramente de ese momento. Luego cuando fui creciendo en la cantera yo siempre tuve la idea clara de que iba a ser jugador. Si venía un entrenador y me decía que no me alcanzaba, yo pensaba: ‘este está loco, yo voy a jugar’.

El tiempo le dio la razón.

Sí. Y ahora le digo a los jugadores que me preguntan cómo les veo que eso importa poco, lo importante es cómo te ves tú.

Tenemos ahí el ejemplo reciente de Javi Rodríguez.

La historia de Javi Rodríguez y mi historia es la historia más común. Si tú le preguntas a todos los jugadores de Primera, seguro que todos te dirían que hubo un momento en el que alguien les dijo que era imposible su sueño. Lo mío fue cabezonería más que otra cosa.

¿Cómo es ser hijo de un futbolista?

Mi padre era un defensa central y yo jugaba más de enganche, así que no veíamos el fútbol de la misma manera. Mi papá no tuvo tanta relevancia como futbolista, pero mi abuelo sí fue muy relevante. Él está en el salón de la fama, fue parte de la primera selección nacional mexicana... Era de estos viejos mexicanos que le hablan poco a los nietos, lo único que me decía cuando yo estaba pegándole al balón era: ‘¿Lo puedes hacer con la zurda’. Es lo único que recuerdo de mi abuelo diciéndome. Y nunca aprendí a darle con la zurda...

¿Cómo recuerda el México de los años 70-80?

Es muy particular porque yo crecí a una cuadra del Estadio Azteca y si ves las imágenes de la construcción del estadio, que fue en 1968, verás que era todo llano. Ahora está todo completamente cubierto de viviendas. Yo tuve una infancia en muchos terrenos baldíos, con construcciones al lado, cerca del Estadio Azteca. Crecí viéndolo, ahí jugué mi primer partido, ahí metí mi primer gol como profesional. Por aquel entonces había muchas canchitas y también se podía jugar mucho en la calle. En la construcción los albañiles siempre paraban la obra para jugar al fútbol y yo ahí aprendí mucho jugando contra los albañiles. Ahora es muy difícil ese estilo de vida en el Distrito Federal porque es peligroso, no se puede salir a las calles.

¿En su época no había la inseguridad de ahora?

En mi época para nada, éramos niños libres. Tuvimos una infancia parecida a la que veo que tienen los niños aquí en Vigo, donde ves niños solos jugando con la pelota, sin padres vigilándolos. Ahora eso en México no se puede. Para mí es una gran tranquilidad tener a mis dos hijas adolescentes aquí en España. En México cada vez que me decían voy a salir a bailar o al bar, yo sufría una barbaridad. Estaba pegado al teléfono, esperando algo. Aquí salen y mi esposa y yo nos quedamos dormidos en cinco minutos.

¿Ve solución a ese problema?

No se la veo ni a corto ni a medio plazo. Espero estar equivocado, pero no se ve una solución obvia. Me da mucha tristeza.

¿Cómo vivió el Mundial’86?

El mejor Mundial de la historia. Crecí a una cuadra del Estadio Azteca y me metí a casi todos los partidos. Vi el gol de la mano de Dios, el México de Hugo Sánchez y Javier Aguirre... Fue muy emocionante. Me acuerdo de todos los jugadores, tenía la pared de mi cuarto cubierta de pósteres de los jugadores. Era una época brutal porque no había tanto fútbol en la televisión, entonces conocías a los jugadores cuando llegaban. Cuando salían al campo veías por primera vez el uniforme, era impresionante.

¿Usted no había visto nunca a Maradona?

No. Fíjate que entrenaban en el Centro de Capacitación, que estaba al lado de mi casa y nos trepábamos a las paredes para verles entrenar. En el campo no me di cuenta de que lo había metido con la mano, quedé impresionado con el salto que dio. Había mucho problema con la violencia entre Inglaterra y Argentina y mi mamá estaba muy preocupada porque fui al campo. Lo disfruté inmensamente. En el momento no te das cuenta que estás viendo algo tan icónico, pero fue impresionante.

¿Cómo fueron sus primeros pasos en el fútbol?

Era una época difícil para los jóvenes mexicanos porque los equipos eran muy maduros y yo estaba en la cantera de Cruz Azul, uno de los cuatro grandes. Siempre jugué de diez o de nueve en las categorías inferiores, pero esas posiciones solían estar ocupadas por jugadores extranjeros de mucho peso. Jugaba en la tercera división desde los 16 años y me iba bien, pero veía pocas opciones de jugar en primera división. Entonces empecé a jugar en otra posición, de lateral derecho. Así hice mis primeros años, sin entender muy bien la posición, sin una vocación real.

Mi primer recuerdo del fútbol mexicano es el Atlético Celaya de Butragueño. ¿Llegaron a enfrentarse?

Sí, jugué contra él. Yo venía del Mundial’86 de tener el póster de Butragueño en mi habitación y después jugar contra él en Celaya fue muy impresionante. Era un jugador con una calidad brutal y un caballero dentro y fuera de la cancha. Recuerdo que una vez me hizo falta en un contragolpe y me pidió disculpas. Yo decía cómo me va a pedir disculpas a mí Emilio Butragueño, yo tengo que pedirle disculpas a él por haberlo tropezado. Fue muy impactante.

“Yo tenía el póster de Butragueño en mi habitación y acabar jugando contra él fue impresionante. Tenía una calidad brutal y era un caballero”

Marco Garcés

La pasión por el fútbol en México es inmensa.

Y antes era más porque no podías ver otro fútbol. Solo se veían los partidos de Hugo Sánchez cuando jugaba en el Real Madrid o los de Maradona y Platini en Italia. Después me acuerdo de ver un programa donde se pasaban todos los goles, era una época más de radio. La pasión se volcaba con los equipos locales.

Para una persona que se crio en el fútbol como usted, ¿fue muy duro retirarse?

Fue muy muy duro. Porque es el sueño desde niño. Yo no soñé ser director deportivo, yo quería jugar en Europa, yo quería jugar mundiales y hacer los mejores goles. Cuando ves que se acabó y no pudiste hacer todo lo que pensabas, es muy duro. No solo te quedas sin la actividad y sin los recursos que te da el fútbol, te quedas sin identidad, sin saber realmente quien eres. Yo había estudiando para dentista, pero no me veía con la bata blanca. Es un momento muy brusco en la vida.

¿Y cuándo decide ser director deportivo?

Me di tiempo para tomar una pausa. No quería ser entrenador ni preparador físico. Entonces me fui a Inglaterra a estudiar una carrera que se llama Ciencia y Fútbol, hice allí mi curso de entrenador, hice mis pinitos de entrenador en la cantera del Liverpool y me di cuenta de que eso no era para mí. No disfrutaba siendo entrenador. Reflexioné y me quedó claro que quería ser director deportivo. Empecé a buscar los conocimientos y la preparación y ahí encontré mi sitio en el fútbol después del fútbol.

Cuénteme cómo se fraguó el fichaje de Bale por Los Ángeles FC.

La verdad es que eso lo llevó más bien el presidente. Los Ángeles es la ciudad de las estrellas y nosotros necesitábamos estrellas. No alcanza con llegar jugadores buenos y jugar bien, necesitas tener estrellas. Los representantes nos dijeron que Bale estaba disponible y nosotros sabíamos que era ideal para nuestro proyecto. El Real Madrid y el Barça hacen pretemporadas regularmente en Los Ángeles, entonces teníamos muchas personas dentro del club que conocían a Gareth Bale. Hablaron con él personalmente, él mostró interés, le pusimos sobre la mesa que podíamos darle y al final logramos convencerle. Fue un año brutal. Salimos campeones con un gol suyo, llenamos todos los estadios de local y de visitante a donde fuimos. Fue una experiencia brutal contar con él y también con Chiellini, un tipo que marcó incluso mi manera de ver el fútbol.

“Chiellini marcó mi manera de ver el fútbol”

Marco Garcés

¿Por qué?

Es un profesional brutal. Te cuento una anécdota que tuvimos. Un día estaba haciendo un muy buen partido y al descanso se queda en el vestuario. Le pregunté qué había pasado y me dijo que estaba desgarrado desde el minuto 5. Jugó cuarenta minutos, y después lo vimos con los datos de GPS, recorriendo la menor distancia que yo le he visto nunca recorrer a un jugador y el delantero rival tocó la pelota solo siete veces. No la pudo tocar, cuando normalmente la tocan 14 o 20 veces. Sin moverse logró que el contrario tocase tan poco la pelota.

Siguiendo con Bale, ¿era tan desapegado del fútbol como se decía?

No. Es una exageración eso de que no le guste el fútbol. Yo creo que lo que no le gusta es la presión que conlleva y en la que lleva viviendo desde que nació, teniendo que rendir cada tres días en Tottenham y en Real Madrid, siendo altamente criticado cuando las cosas no van bien... A mí no me lo dijo, pero es una personalidad tan humilde, tan tranquila, tan tímida que ese ambiente de crítica tan brutal y esa competencia desmedida le cansó. Era un caballo bastante latigado.

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